La prensa de hoy cuenta que el plante que las deslumbrantes estrellas del fútbol vasco han dado a su Federación deportiva y a la denominación Euskadi, comenzó a urdirse en el encuentro amistoso que las selección vasca celebró con la Catalana en el Camp Nou, a principios de octubre de 2006. Estuve en aquél partido. Y he de confesar que, aun cuando pasé un buen día, y el espectáculo futbolístico fue salvable, no regresé con buenas impresiones.
Aquella mañana, Iñaki Anasagasti y yo tomamos el vuelo de Iberia Bilbao-Barcelona que salía diariamente a las 8 de la mañana -últimamente creo que los horarios han cambiado- y en el aeropuerto del Prat salió a nuestro encuentro el entonces diputado y ahora senador de CiU, Jordi Villajoana.
Jordi nos llevó a desayunar y luego nos organizó una interesante visita a las bien dotadas instalaciones deportivas del Barca, donde asistimos a un partido de baloncesto, que se celebraba en recuerdo y homenaje a Nacho Solozabal; un catalán, hijo de vascos -su padre había sido un pelotari de Markina que, como otros muchos de su estirpe, se pasó la vida viajando de frontón a frontón- cuya brillante trayectoria deportiva en el equipo, es conocida por propios y extraños.
Después, nos invitó a comer a uno de esos restaurantes que sólo se conocen de la mano de alguien de lugar: Buena comida, buena atención y precio ajustado.
Por la tarde, nos dirigimos al Camp nou. En la calle, reinaba un ambiente fabuloso. Hinchas de ambas selecciones animaban a sus respectivos equipos y confluían en una reivindicación que reclamba para ellos la plena oficialidad.
En el palco -que, por cierto, es inmenso- se respiraba un excelente clima. Imperaban la fraternidad vasco-catalana y una competitividad solidaria y muy deportiva.
En los preliminares del partido, sin embargo, ocurrió algo que, al menos a mí, me disgustó bastante. Primero se cantó El segadors, al que los catalanes pusieron voz entusiásticamente. El himno catalán es muy solemne y, cantado, adquiere una gran profundidad. Me sobrecogió. Todos aplaudimos con energía.
Después llegó el turno del himno vasco. Pero el espectáculo que dimos, nada tuvo que ver con el episodio de los catalanes. En la megafonía comenzó a sonar el Eusko Abendaren Ereserkia: «Gora ta gora Euzkadi…», pero casi nadie cantaba. Peor aún, desde determinadas zonas del campo empezaron a aflorar ruidosas protestas que, sin duda, pretendían expresar un firme rechazo al himno. ¡Increíble! Los catalanes estaban sorprendidos. ¿Qué ocurre?, nos interpelaban una y otra vez.
Entre los gritos que perseguían boicotear el himno, logré identificar una reivindicación: «Beste bat, beste bat…». Conforme avanzaba la partitura, pude comprobar que el ruido no sólo no menguaba, sino que se hacía más y más bronco y molesto. Fue bochornoso. Los catalanes insistían: ¿Qué pasa?
A Villajoana tuve que resumirle lo que sucedía: No les gusta este himno. Reclaman otro. El del soldado vasco.
El partido no fue malo. Empatamos a dos. Un resultado que, a la vista del nivel que últimamente presenta el fútbol vasco, no es precisamente despreciable. La jornada acabó con un marcado tono festivo. Ambas aficiones celebraron el partido, el resultado y la aspiración compartida hacia la plena oficialidad de ambas selecciones.
Pero a mi juicio, el día quedó marcado por una mancha negra. El desagradable episodio del himno me dejó muy apenado.
Pero hoy, tras el grotesco motín protagonizado estos días por los futbolistas vascos, todo se ve más claro. Aquel fue el último partido que la selección vasca jugó bajo el nombre de Euskadi. Es evidente, pues, que no sólo se quieren cargar la denominación histórica de la selección. También combaten el himno. Y luego vendrá la bandera: Querrán sustituir la ikurriña por el arrano beltza. Y así sucesivamente, hasta convertir nuestro país en un erial irreconocible. Si les dejamos, seguirán avanzando sin límites.
Con todo, la cosa no deja de tener un cierto punto paradójico. Los toscos chillidos que en el Camp nou reclamaban groseramente otro himno, pretendían sustituir el actual, aprobado por el Palamento vasco, por el Eusko gudariak que, como todo el mundo sabe, evoca a los soldados vascos que, en la guerra civil, luchaban «Euskadi askatzeko»; es decir, «para liberar Euskadi», no Euskal Herria. En aquella conflagración, los apasionados de Euskal Herria estaban enfrente, formando parte de las unidades de requetés que tan entusiástica y eficazmente engrosaron las filas del ejército franquista.
Los que conocieron a José María Aznar durante su etapa de presidente, dicen que cuando alguien planteaba el riesgo de contrariar con alguna iniciativa gubernamental la opinión pública española, afirmaba: «La opinión pública española no cuenta. Mi gobierno la puede cambiar en 48 horas». Y es cierto. Lo hacía. Vaya si lo hacía. Y confió tanto en su poder para moldear el pensamiento de los españoles que el 11 de marzo de su fue la mano y quedó escandalosamente en evidencia.
En Euskadi emergen también ingenieros de la opinión pública que, al parecer, están a punto de hacer creer a gran parte de la sociedad vasca que, hoy, la Euskal Herria de los requetés que apoyaron a Franco, constituye la más firme reivindicación de la nación vasca.
el año pasado convencí a mis amigos para asistir con sus hijos al partido de la selección de euskadi (euskal herria) contra catalunya en san mamés pero mis sensaciones fueron las siguientes:- llegamos en coche y en un semáforo asistimos a un cado en el que un imbécil con txapela y embutido en el emblema de Euskal presoak, Euskal Herria la emprendió a golpes con un conductor que, con el semàforo en verde para el coche, no paró para que él y los orangutanes que le acompañaban atravesaran la calle. Mal rollo: mi hija alucinaba.- quedamos en un bar en las inmediaciones de san mamés: de nuevo, una serie de niñatos que iban puestos hasta arriba de costo y alcohol destrozaban el Eusko Gudariak frente a gente de orden del centro de Bilbao a la que insultaban y que, para nuestra desgracia, confirmaban con ello sus peores sueños sobre la Euskadi que les espera si estos cafres tienen algún día el mínimo poder.- nos acercamos al campo y tuvimos que esquivar charcos de orina mezclados con botellas de kalimotxo para al fin conseguir entrar al campo.- por supuesto que eran una minoría pero mi hermano tuvo que inventar una explicación para sus hijos frente al olor a costo que subía desde algunas zonas.- el partido no estuvo mal e incluso en algunos momentos fue divertido pero el regusto amargo que me dejó justificó mi decisión de no volver a san mamés a ver un partido de la selección de euskadi.- yo esperaba que mi hija y sus amigos/amigas vieran un partido bonito, con ambiente agradable de su selección y me encontré con un espectáculo desagradable monopolizado por borrachos de la llamada izquierda abertzale que producían vergüenza ajena.- en esas condiciones prefiero que no haya partido que ver como una reivindicación impecable aparece absolutamente contaminada por gente que sólo cree en una patria manchada por sangre liberadora o alcohol de alta o baja graduación.
Es un buen relato de lo que vivimos aquel día.Y en lo que dices del Himno tienes razón.Carmelo Bernaola me dijo un día:Iñaki,yo no soy del PNV,pero el Himno Vasco es uno de los mejores que conozco.Cleto de Zabala era un gran músico.Defenderlo porque es elegante,ceremonioso,reivindicativo y musicalmente precioso.Pues bien.Los del PSE quieren cambiar la ley y aprobar el Gernikako Arbola,segundo himno nacional vasco,pero a fin de cuentas un himno que cantaba la depresión que produjeron las leyes abolitorias.Y puestos a ello¿por que no cambian la ikurriña?.A fin de cuentas la diseñaron los hermanos Arana Goiri y hay que acabar con toda su obra.Estamos pues ante una ofensiva en toda regla apoyada por una inmensa incultura existente entre la clase periodistica y los chavales de ikastola que no se lo que les enseñan.Si a esto le añades la mala leche de la autodenominada Izquierda Abertzale,tienes el coctel que estamos bebiendo estos días.
Comparto todo lo que señala inazio. Yo también he acudido a todos los partidos de la selección desde aquel Euskadi-Irlanda. Y no pienso volver. Lo de los últimos años se ha convertido en una mezcla de borratxera y animalismo con descerebrados, la mayoría no llegan a los 18, gritando consignas miserables, tirando objetos al campo,… todo lo contrario a lo que debería ser un partido de la Selección y más en Navidad. besarkada!
a mi me da bastante grima que en vez de poner al football vasco en su sitio, se arrastren por la clasificación siendo incapaces de devolvernos la dignidad que merecemos , y para más inri se dediquen a semejante ofensiva,más resultados por favor
Estamos pues ante una ofensiva en toda regla apoyada por una inmensa incultura existente entre la clase periodística y los chavales de ikastola que no se lo que les enseñan¿De verdad que no lo sabes, Anasagasti?… ¡¡¡anda ya!!!
Veo que, en general, los comentarios guardan sintonía con el tenor del post. Me alegro. Daniel aprovecha para arremeter contra las ikastolas. Mis hijos estudian en ikastola, querido Daniel y creo que tienen la capacidad de discernimiento suficiente como para sospechar lo que se oculta tras esta maniobra de ESAIT, torpemente gestionada por el gallo.
La excepción que debe ser recordada y que se paso por alto se dio el año que los de Esait montaron el boicot. Debo recordar que ese año se quedaron fuera, no tuvimos bengalas, ni presos y el himno se canto como nunca, salvo los dos jilipollas que saltaron con lo del TAV y se llevaron una pitada de cojones.El año pasado no puede ir, si no dimitía el presi y algún otro que se dejo meter el puerro ni podía ir, pero este año creo que jugando Euskadi estaré, si juega Euskal Herria las orgías me las monto en casa.