Aquí, en Euskadi, la actividad política se encuentra prácticamente monopolizada por la campaña electoral. En Madrid, por el contrario, los principales titulares de las portadas están copados por los ataques cruzados con los que el PP y el PSOE se están zahiriendo mutuamente, con el obús de la trama corrupta por un lado y, por otro, con el fuego de mortero asociado a la cacería compartida por Garzón y el ministro Bermejo. Pero que nadie se engañe. El enfrentamiento entre socialistas y populares podrá llegar a ser todo lo encarnizado que se quiera -y, ciertamente, durante los últimos días está alcanzando niveles de altísimo voltaje- pero si el día 2-M tienen que sentarse juntos en una comida campestre para celebrar de común acuerdo la primavera del españolismo político en Euskadi, lo harán como si fueran amigos íntimos que nunca han reñido lo más mínimo.

Varios diputados del PNV junto a los alcaldes y alcaldesas del Txorierri frente al Congreso de los Diputados