Ayer, un amigo que se desplaza semanalmente a Madrid, donde se desarrolla parte de su jornada laboral, me comunicó, en tono jocoso que, cuando el jueves pasado regresaba por la autopista a Bilbao -sus traslados de ida y vuelta se llevan a cabo en automóvil- coincidió con la «Brunete electoral» que se dirigía a Euskadi con una gran parte de los vehículos que integran la unidad.
Me reí, sin darle al asunto más importancia. Pensé, sencillamente, que se trataba de una broma sin importancia. Pero, como mi amigo insistía en el comentario, me puse a indagar sobre el sentido de lo que me quería decir. Y de su explicación extraje la siguiente conclusión.