Los ambientes políticos de Madrid se encuentran visiblemente alterados por las noticias que se han publicado en la prensa durante los últimos días. Todas los conciliábulos de la Villa y Corte versan sobre la operación judicial impulsada por el insigne Garzón contra la extensa trama de corrupción y blanqueo de capitales descubierta en las inmediaciones del PP y sobre la afectada indignación con la que los conservadores y sus epígonos mediáticos han reaccionado contra la ofensiva, poniendo al descubierto una camaradería entre el juez estrella y el ministro de Justicia, que autoriza a sospechar sobre la limpieza, la transparencia y la estricta legalidad de las actuaciones judiciales emprendidas contra ellos.
Por primera vez, las elecciones vascas no ocupan los titulares de las portadas y son desplazadas a un discreto segundo plano por las fotografías que atestiguan la afición cinegética compartida de Garzón y Bermejo o por la imagen de la dirección del PP plantada en la sede de Génova, mientras Rajoy entona solemnemente el «Yo acuso» de su partido contra el Gobierno y el PSOE, afirmando: «Esta no es una trama del PP. Es una trama contra el PP».
Nadie habla, en Madrid, de los comicios del 1-M. Aunque, todo sea dicho, los escándalos políticos que copan los titulares tengan bastante que ver con lo que unos y otros esperan de esa cita con las urnas.
Carezco de información especial sobre lo que rodea al episodio de los cazadores -Garzón y Bermejo- cazados juntos. No manejo más datos que los publicados en la prensa y los escasos que he podido recabar en algunas conversaciones mantenidas en los pasillos con diversos diputados del PP y del PSOE.
Que no tenga información, sin embargo, no significa que no tenga opinión. Sintéticamente expuestas, mis impresiones sobre el asunto son las siguientes, que concentraré en diez puntos:
1.- No abrigo la más mínima duda sobre la verosimilitud de muchos de los datos que apuntan a la existencia de una trama de corrupción directa o indirectamente vinculada a las organizaciones madrileña y levantina del PP. Estoy convencido de que el proceso judicial abierto, acabará con algunas condenas, que salpicarán a más de un cargo municipal de esta formación política. Dudo, sin embargo, que los flujos monetarios sobre los que descansa este asunto, vayan a afectar, plenamente, al tronco financiero del que se nutre la formación conservadora. Creo que los fontaneros que se ocupan de las finanzas del PP gozan de la pericia suficiente como para salvar al partido de una situación como esta.
2.- No dudo lo más mínimo de que muchos de los datos que estos días están saliendo a la luz, han sido filtrados a la prensa por los propios militantes del PP, resentidos, humillados u ofendidos por las actitudes despóticas y arbitrarias mantenidas por los integrantes de la trama, bien sea de forma personal, o bien a través de sus vínculos en la dirección del partido que, sin duda, los tienen y bien poderosos. La imagen de Francisco Correa o de «El bigotes», lo dice todo. Su aspecto físico y sus ademanes nos remiten al perfil arquetípico del delincuente petulante y osado que tiene enganches en lo más alto de la organización.
3.- Sería idiota si pensase que el PSOE se encuentra radicalmente al margen del escándalo y no está ayudando, con toda la capacidad de influencia que pone en sus manos el control que ejerce sobre los principales resortes institucionales del Estado. Si me permiten la expresión, es evidente que el PSOE está en la pomada. Rajoy ha afirmado que «esta no es una trama del PP, sino una trama contra el PP». Yo creo que es ambas cosas. Es, primero, una trama del PP. No sé de cual de las dos facciones en las que se divide el PP en estos momentos, pero abrigo la certeza de que le manchará. Pero es, también, una trama contra el PP, hábil y discretamente piloteada por la fontanería del PSOE
4.- Me parece alucinante que gente autoproclamada de izquierdas como el ministro de Justicia del Gobierno de Zapatero, ocupe sus ocios con aficiones que, tanto en lo estético como en lo material, se asemejan a las que practican las elites económicas e institucionales de los sistemas capitalistas más radicalmente refractarios a los planteamientos sociales. El recuerdo de la Escopeta Nacional de Berlanga, es inevitable, en este caso. Que los nuevos ricos y los empresarios pícaros más beneficidos por los pelotazos de los últimos años gusten de fotografíarse, al estilo de Ceaucescu, con las piezas de caza batidas, no extraña a nadie. Pero que lo hagan figuras reseñables de la política que forman parte de un Gobierno que se presenta como progresista, sencillo y austero, resulta incomprensible. A lo mejor es este el cambio que quieren traer los socialistas a Euskadi. Patxi López, compartiendo cacerías con los ministros del Reino de España y aprovechando las estancias compartidas en los cotos privados, para resolver los asuntos de interés común. Exactamente igual que en la época de Franco.
5.- Tiene razón el PP cuando denuncia la mano negra del PSOE en este asunto. Yo haría lo mismo. No hay derecho a que los partidos que ocupan el poder instrumentalicen los aparatos del Estado para atacar a los adversarios políticos, en vísperas electorales, buscando su aniquilación. Me parece indigno y radicalmente contrario al espíritu democrático.
6.- No tiene razón el PP cuando afirma, por boca de Rajoy, que nunca antes, «ni con Adolfo Suárez, ni con Leopoldo Calvo Sotelo, ni con Felipe González, ni con José María Aznar, se había hecho un uso tan partidista de la fiscalía como ahora». Rajoy, que fue vicepresidente del Gobierno y ministro, entre otros, de Interior, debería recordar a Jesús Cardenal; el sumiso perro faldero que Aznar designó para la fiscalía general del Estado, al que todos recordamos con su cargo puesto al servicio incondicional de la política antinacionalista vasca impulsada por presidente del Gobierno. Y debería recordar, también, que Francisco Hernando, al que Aznar designó presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, no fue elevado a tan alta dignidad por sus méritos profesionales -de los que carece, en absoluto- sino por su amistad persona con el portavoz parlametario del PP, Luis de Grandes, a quien acompañaba en sus cacerías por tierras de Africa e Iberoamérica. La caza, como espacio de intersección entre la Política y la Justicia, no es de ahora. Ya fue practicada por el PP en tiempos de Aznar.
7.- Los cargos del PP deberían repasar la hemeroteca de los últimos años y reconsiderar todos los calificativos que en su día utilizaron para denostar las movilizaciones impulsadas por el PNV para reacciona contra el injusto procesamiento del que fue objeto el Lehendakari por sus conversaciones con Otegi. ¿Qué pensarían ahora si les acusásemos de pretender privilegios, de querer situarse por encima de la Ley, de sustraerse a la acción de los tribunales, que ha de ser igual para todos los ciudadanos? ¿Qué pensarían ahora si les tachásemos de antidemócratas y contrarios a la división de poderes?
8.- Me gustaría saber lo que opinan en relación con este asunto Ruiz Piñeiro y Antonio García. ¿Actúa o no Garzón a impulsos político-partidistas?
9.- Lo que está ocurriendo estos dás pone al descubierno los modos, auténticamente despiados, con las que se practica la política en las instituciones centrales del Estado. En Euskadi existe ETA y eso imprime dureza a la política vasca. Pero aquí, los políticos somos un hatajo de almas cándidas. Madrid es otra cosa. Allí se ponen en práctica los metodos más atroces y desalmados para destruir al adversario. Ya lo estamos viendo estos días: Espionaje, estigmatización mediática, desprestigio público, procesamiento…
10.- El episodio pone de manifiesto donde está el Poder de verdad; el Poder con mayúsculas. Cuando los socialistas vascos, en su cansino discurso sobre el cambio en Euskadi, hablan de apartar al PNV del poder, ocultan el hecho de que, donde realmente se encuentran los resortes que sirven para condicionar la vida y la hacienda de los demás, es en las instituciones centrales del Estado. Gobernar en Euskadi, permite a quien lo hace disponer de recursos para diseñar e implementar políticas públicas en ámbitos como el de la Educación, la Sanidad o la Cultura. Gobernar en Madrid significa disponer del CNI, de los servicios de información de los Cuerpos Policiales, de la red diplomática y consular, de las relaciones con los servicios de inteligencia de otros países, de las herramientas de control de la Banca y hasta de la fiscalía general del Estado.
Sólo así se explica el encarnizamiento con el que luchan el PSOE y el PP cuando compiten en la carrera electoral hacia La Moncloa. Es mucho lo que se juegan. La diferencia entre ocupar la Moncloa y encontrarse fuera de ella es abismal.
Vosotros los nazionalistas si que sois unos corruptos El que dia que os saquemos del Gobierno vasco descubriremos toda lal mierda.
Comparto mucho de lo abordas en tu decálogo, y confieso que el Sr. Bermejo me resulta especialmente antipático, pero con tu crítica a la cinegética una vez más te has pasado en tu afán de atacar al «monstruo madrileño». ¿Tal vez sería mucho menos primitivo y más edificante que el ministro ocupara su ocio estirando cuellos de pato, partiendo troncos a hachazos o levantando pedruscos?
Por cierto, en la película del genial Berlanga creo recordar que quedaba muy bien retratado el esperpéntico empresario nacionalista catalán que se dedicaba a vender porteros electrónicos a quien fuese y como fuese.
Josu, eso de que aquí los políticos sois un hatajo de almas cándidas chirría demasiado. Yo tengo los oídos doloridos de escuchar que el conflicto de ETA es político, y que por tanto la solución tiene que ser necesariamente política. Mientras tanto, en Madrid, los navajazos por crueles y despiadados que sean, afortunadamente nunca llegan a ser literales, pero los tiros en la nuca y las bombas de los etarras desgraciadamente nunca son metafóricas. No es de extrañar pues que haya quien piense que algunos políticos extremadamente exquisitos en las formas, luego, al establecer prioridades, dan muestras de una crueldad verdaderamente aterradora.
Saludos
Saludos, Curro, me alegro de que vuelvas al foro. Te echábamos de menos. Permíteme, tan sólo, dos observaciones:
1.- El choricillo aislado que puede salir -y de vez en cuando sale- en Euskadi, es un enano frente a las gigantescas tramas de corrupción que las venganzas internas hacen aflorar de vez en cuando en tu querida vida política española. En eso somos unos aprendices.
2.- Como, según parece, abrigas la esperanza de expulsarnos de las instituciones de Euskadi -hablas, textualmente, de «el día en el que os saquemos del Gobierno vasco»- quisiera saber en cual de los tres bloques que suspiran por ese objetivo militas: Si eres del PSOE, si eres del PP o eres de UPyD. ¿Tendrías a bien aclararnos ese extremo? Sería muy ilustrativo.
Querido Daniel, cortar troncos a hachazos o levantar piedras son actividades deportivas que no generan más daño del que eventualmente pueden provocar al deportista que no mide sus fuerzas y se plantea objetivos demasiado ambiciosos. Pero puede ocurrir lo mismo levantando pesas -deporte olímpico- o remando en banco móvil -deporte olímpido también. Creo que ninguna de las dos actividades que citas es comparable con la caza mayor, ni en lo medioambiental, ni en lo ético ni, por supuesto, en lo estético. Al menos para gentes que se predican progresistas y de izquierdas.
No sé si la ambigüedad que imprimes a tus últimas frases entrañan una invectiva contra mi persona. Supongo que no. Espero que no.
Ya ves, de todos modos, que el factor ETA no se me ha escapado al hablar de los factores que imprimen dureza a la política vasca. Pero me niego a que la existencia de ETA anule completamente nuestra capacidad de discernimiento en otros asuntos. Cuando hablo del modo en el que se las gastan en la política madrileña, he acotado los términos de mi valoración y he insertado en el post las precisiones necesarias y oportunas.
En fin, te equivocas cuando me supones una cierta animosidad contra el «monstruo madrileño». No la tengo. Vivo en Madrid varias días a la semana y gozo la cercanía suficiente a las cosas de la capital del Reino, como para saber que en Madrid, al igual que en otras partes, hay cosas buenas y malas. Pero en la comparación -lo siento si no compartes mi opinión, pero es mi opinión- me sale que en Euskadi, la vida política es más ingenua.
Perdona se me ha olvidado aniadir que no se le puede llamar a nadie jauna, cuando permite que maltraten a sus hijos e incluso utiliza la policia autonoma de una forma tan represiva. Sonais a la tipica representacion paterna judia, punitiva, ante unos jovenes que todavia no han reconocido el problema real y reaccionan simplemente.