Ayer por la mañana Beloki y yo nos trasladamos al Senado. Estábamos invitados a participar en el acto de inauguración de la exposición Biktimak-Víctimas, organizada por el Parlamento vasco y cedida a la cámara alta, tras su exhibición en Vitoria, Gernika y Donostia, con el propósito de impulsar su máxima difusión.
En la entrada al edificio por la plaza de la Marina, nos atendió, solícito, un comité de recepción de lujo: los senadores jeltzales Iñaki Anasagasti y Paulino Corcuera, que nos acompañaron hasta la dependencia en la que habíamos sido citados. Más tarde se incorporó Joseba Zubia que, desde su convalecencia -llevaba varias semanas postrado en la cama, suportando grandes dolores- viajó expresamente a Madrid para participar en el evento. Saludamos a los miembros de la mesa del Parlamento vasco -empezando, por supuesto, por la presidenta, Izaskun Bilbao, que es de mi pueblo y le quiero mucho- y a los portavoces de los grupos parlamentarios, que fueron llegando al salón llamado de las autonomías, en un cadencioso goteo.
Hubo ausencias llamativas, que seguro que no serán denunciadas por los medios de comunicación que acostumbran a hacerlo cuando los que faltan son de otro cariz político. Hace unos días, sin ir más lejos, el diario La Razón llamaba la atención, con un ostensible tono de reproche, sobre el hecho de que yo no estuviese presente en un acto organizado por la Universidad San Pablo de Madrid, en la que se habló sobre las víctimas.
El acto fue breve y sencillo, pero muy emotivo, como todos los que afrontan el tema de las víctimas del terrorismo. Hablaron Mayte Pagazaurtundua, Izaskun Bilbao y Javier Rojo. El público, integrado fundamentalmente por víctimas, familiares y allegados de diferentes asociaciones y políticos electos, asistió a la presentación con un profundo respeto, y rindió, con su aplauso, un sincero reconocimiento a todos los que vieron injusta y violentamente segado su decurso vital, por obra de unos pistoleros desalmados. Después hicimos un recorrido por la exposición y repasamos, a través de las fotografías expuestas, la descarnada crueldad con la que, durante cuatro largas décadas, ETA ha despreciado la vida en Euskadi y fuera de ella.
Las imágenes y las frases expuestas, evocaban, en nuestra memoria, los dramáticos episodios -literal y descarnadamente, cientos de episodios- que hemos vivido a lo largo de los últimos cuarenta años, cada vez que teníamos noticia de un atentado. Todos los asesinatos dejan alguna huella singular: Una anécdota macabra, un apellido conocido, una circunstancia especial…Y yuxtaponerlo en serie, con el fin de recordarlos en bloque, nos permite apreciar, en toda su dimensión, la vertiente más horrendo de la siniestra huella que ETA ha dejado en la vida personal y colectiva de los vascos.
La exposición merece la pena. Es cruda y descarnada, pero no podía ser de otra manera, refiriéndose, como se refiere, a un fenómeno cruel y despiadado, como es el terrorista, que siempre deja tras de sí un sangriento reguero de horror.
Nuestro pueblo, el vasco, como todos los pueblos del mundo, tiene una historia salpicada de manchas negras. La del terrorismo de ETA es, sin duda, una de esas manchas. Sus víctimas, merecen nuestro leal y explícito reconocimiento.
Muy bien Josu.Asi me gusta.Todos juntos y bien avenidos.Eso nos dara fortaleza en las elecciones.Con nuestra querida Izaskun al frente que sigue muy bien las pautas de su antecesor en el cargo,Juan Mari.Le veo tambien a Jon Gonzalez Goikoelea que fue jefe de prensa y de discursos de Juan Mari.Estupendo.Asi continuara el hilo histórico de una argumentación bien trabada.Veo que falto nuestro alderdikide Aguirretxea y nuestra senadora Lore.Seguramente tuvieron cosas más importants que hacer en Gipuzkoa.Zorionak por estar alli y dar la cara en estos casos.Y la foto muy bonita.
No sé qué pintaban ustedes en un homenaje a las vícitimas del terrorismo. Los nazionalistas que se dicen democráticos y pacíficos tienen gran parte de la culpa del terrorismo vasco.