Ha caido en mis manos la crónica periodística del mítin que Zapatero dio en Bilbao el 14 de abril de 2005. Era la campaña previa a las elecciones autonómicas. El candidato del PSE a Lehendakari era Patxi López. Y Zapatero vino de Madrid, con todo su séquito, a darle amparo, protección y cobertura. Y supongo que a advertirle que si salía elegido Lehendakari tendrían que unir con banda ancha Ajuria Enea con la Moncloa, para que el nuevo mandatario vasco pudiera recibir diariamente las instrucciones que le fueran dictando desde Madrid sobre lo que tenía que hacer o dejar de hacer en el día a día de la política vasca. ¿O alguien se cree que le dejaría gobernar por su cuenta?
La crónica señala que Zapatero prometió ante cerca de cinco mil espectadores, que en dos años, Euskadi tendría un nuevo Estatuto y trabajaría para alcanzar la paz y la concordia.
Sobre lo que ha dado de sí su propósito de alcanzar la paz y la concordia, creo que se ha dicho todo lo que había que decir. Cuando arrancó el proceso de paz, en marzo de 2006, todos confiamos en la palabra de Zapatero, del que se suponía que tenía en sus manos toda la información requerida para evaluar con certeza la viabilidad de un intento de poner fin a ETA por la vía dialogada y salió lo que salió. ¿Evaluó mal cuando nos decía que confiásemos en él? Es posible ¿Evaluó bien pero lo gestionó tan mal que lo que al principio era viable dejó de serlo en poco tiempo? Tampoco se puede descartar. ¿Evaluó mal y gestionó peor? Vaya usted a saber. Lo cierto es que un día antes de que la T-4 reventara por los aires, nos estaba diciendo que un año después estaríamos mejor. Y es obvio que no fue así.
Por lo que hace a su compromiso estatutario, yo puedo dar fe de que el inmovilismo de Zapaterio en las cuestiones relacionadas con el autogobierno vasco, ha sido total. En cuatro años no ha hecho una sola transferencia. Y devolvió, de la mano del PP, la única propuesta de reforma estatutaria que el Parlamento vasco remitió a las Cortes Generales para su tramitación. El balance no puede ser más negativo. Prometía un nuevo Estatuto en dos años, pero al que aprobó la Cámara vasca con las mayorías legales requerídas, sólo le dedicó una mueca displicente.
A lo dicho, sin embargo, ha de hacérsele una precisión. Zapatero, en efecto, dijo que en dos años habría nuevo Estatuto para Euskadi, pero añadió que tal cosa sólo ocurriría «si Patxi López es Lehendakari«. Para él, por lo que se ve, el Parlamento vasco, los acuerdos políticos alcanzados en su seno y la voluntad popular expresada por los ciudadanos vascos son, sencillamente, irrelevantes. A Zapatero no le interesa lo que pida la sociedad vasca o lo que, en su nombre, puedan expresar las instituciones representativas de Euskadi. Sólo habrá reforma «si Patxi López es Lehendakari«. Por no ocurrírsele, ni tan siquiera se le ocurrió pensar que un Lehendakari -salvo que disponga de mayoría absoluta, cosa poco probable en el caso de López- no puede, por sí sólo, garantizar las mayorías necesarias para promover un proceso de reforma estatutaria desde el Parlamento vasco. Qué mas da. Las cosas se harán sólo «si Patxi López es Lehendakari» y basta. No hay más que decir. Viva la democracia. Viva la voluntad popular como genuina expresión democrática de la mayoría. Sólo «si Patxi López es Lehendakari«
Así es el campeón del diálogo, el talante y la ceja arqueada. Como siempre, cuando de Euzkadi se trata, más que arquear las cejas cierra los ojos. Y a dormir!
Algo parecido ocurrio en Catalunya,pero ni con Montilla de President, tuvieron un estatut digno, parece que las palabras de Zapatero, no tienen gran valor! por un lado, habla en demasía sobre diálogo y talante, y después no tiene tiempo para sentarse a hablar con el Lehendakari, y por otro, a ratos, se olvida de lo que ha prometido o dicho… veremos durante estos cuatro años, un Zapatero diferente, peor..
Sólo quería denunciar la actitud sectaria de un Zapatero que sólo se declara dispuesto a permitir avances en el autogobierno vasco si Patxi es Lehendakari. No me llamo a engaño. Sé perfectamente que una reforma estatutaria promovida por Patxi López y cepillada por Zapatero, nunca podría dar satisfacción a un nacionalista vasco.