La agenda de visitas con la que nos hemos conducido en el viaje a El Cairo, incluía, por supuesto, un encuentro con Saad El Katatni, secretario general del Partido Libertad y Justicia (Hermanos Musulmanes), que asistió a la reunión acompañado de sus asesores en asuntos constitucionales e internacionales. Si se quiere tener una visión completa del panorama político egipcio, resulta imprescindible conocer de primera mano los planes de este grupo que, dia a día, se está convirtiendo en una de los principales protagonistas de la magna obra colectiva que Egipto tiene por delante. El encuentro tuvo lugar en el barrio de Mokkattam, que es donde se encuentra su sede. Un lugar paradigmático para el mundo musulman, según nos dijeron.
Llegamos a la reunión bien prevenidos. Los interlocutores anteriores nos habían advertido, con distintos grados de vehemencia, sobre la conveniencia de tomar a beneficio de inventario lo que nos dijeran los Hermanos Musulmanes. “Están en una campaña de lavado de cara”, nos habían anticipado. “Ocultan sus verdaderas intenciones para hacerse simpáticos a la población y no encender las alarmas del mundo occidental”, alertó uno. “Su programa es el islamismo puro y duro”, nos previno otro. “Si llegan al poder -auguró terminantemente la embajadora Mervat El Tillawi, líder del Partido Socialdemócrata- implantarán una dictadura”. «Pondrán fin a todas las libertades», advirtió con gesto severo una inteligente politóloga con la que compartimos mesa en la residencia del embajador.
Y efectivamente, puedo asegurar que su semblante es abierto, tolerante y amable. En los pasillos de la sede nos cruzamos con una chica que no llevaba velo; cosa extraña, según nos dijo un empleado de la Embajada, pero no por ello menos cierta. Aparentemente, en nada se asemejan al ogro que se dice que son. Pero lo que hay que descubrir, obviamente, es si bajo bajo aquella fina y amable piel de cordero se oculta o no un lobo islamista de peligrosas fauces y vocación liberticida.
Los Hermanos Musulmanes son, según nos explicaron, partidarios de respetar estrictamente el calendario establecido –con elecciones parlamentarias en septiembre- y completan el comentario denunciando la existencia de una fuerte campaña de difamación contra ellos, por ese motivo. No simpatizan con el presidencialismo. Ya han sufrido demasiado –dicen- bajo la férula de un presidente sátrapa investido con demasiadas atribuciones. No desean regresar a la época de los faraones. Son más amigos de los regímenes parlamentarios, pero están dispuestos a asumir una fórmula presidencialista, siempre que el presidente tenga los poderes muy acotados.
En el capítulo religioso, que es el que más importa cuando se habla con este grupo, afirman que el modelo político que preconizan es un Estado laico en el que las autoridades religiosas no puedan tomar decisiones sobre la legislación civil. La fuente del poder –de todo el poder- ha de ser el pueblo y solo el pueblo, de manera que el control sobre las leyes no ha de corresponder a las instancias religiosas, sino a un Tribunal Constitucional de naturaleza eminentemente civil y, por supuesto, secular. Eso sí, sostienen que, con arreglo a lo que ya dispone la Declaración Constitucional vigente (artículo 2) la principal fuente de inspiración de las legislación ha de ser -y seguir siendo- la ley islámica. La Declaración, en efecto, establece en el artículo citado que “the principles of Islamic Sharia (Jurisprudence) are the main source of legislation”.
No sé si realmente se creen lo que dicen o, tal y como nos advertían los demás, ocultan intenciones que solo aflorarán cuando lleguen al Gobierno y controlen los resortes del poder. Lo que si está claro es que, si todo es una pantomima, se puede decir que tienen la lección bien aprendida. Su mensaje es moderado y sus maneras muy contenidas. Nadie adivinaría en ellos, al menos en un primer contacto, las aviesas intenciones que sus enemigos les atribuyen. En cualquier caso, he de advertir que cuando indagamos sobre el sentido profundo del artículo 2 de la Declaración Constitucional y sus previsibles consecuencias en la vida social de los egipcios –que una ley secular, aprobada para todos los ciudadanos, creyentes y no creyentes, reprodujese las prohibiciones de la Sharia con las sanciones que en ella se contemplan, sería poco asumible para la mentalidad europea de separación entre Iglesia y Estado- acusaron una cierta irritación y, tras dejar claro que aquella era la última pregunta a la que iban a responder, nos soltaron una extensa teórica sobre las virtudes de la ley islámica como expresión del Derecho Natural y como referencia normativa cuasiperfecta que contiene previsiones justas para todos los aspectos de la vida individual y social de las personas; una referencia de la que, según dijeron, se han nutrido, también, muchas culturas occidentales: la francesa, la anglosajona y la latina, entre otras. Como la disertación la hizo un hombre encorbatado, con traje moderno, corbata de diseño y pelo largo cortado al estilo yuppie -uma imagen que se aproximaba más a la de un profesor italiano de la Universidad de Bolonia que a la de un talibán al uso- sus palabras no resultaron tan chocantes. Pero tengo para mí que, bien leídas, esconden –o pueden esconder- un mensaje francamente preocupante.
En cualquier caso, la organización cuenta con un enorme arraigo en la población, no sólo por los valores religiosos que irradia -su lema de campaña reza: we bring goodness for all people- sino por la extraordinaria labor social que desarrolla entre las clases más desfavorecidas, ayudando a los necesitados y procurando asistencia sanitaria a los que carecen de ella.
Por lo demás niegan rotundamente que cuenten con financiación procedente de los países del golfo –es una acusación habitual del resto de los partidos- y dejan claro que han rechazado y rechazan todas las expresiones de violencia que se han cernido contra los coptos. Reconocieron haber contactado con el Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía, que está dispuesto a prestarles apoyo, aunque no financiero, sino en términos de formación de cuadros.
En el capítulo internacional, anticipan cambios en las relaciones con Israel –la aproximación de Egipto a los palestinos será patente en los próximos años- y avalan plenamente la intervención autorizada por la comunidad internacional en Libia, porque el régimen de Gadafi -aseguran- había llegado a una situación límite y excepcional a partir del momento en el que el Ejército ejecutó la orden de bombardear al pueblo. Por lo demás -precisaron- no son partidarios de las injerencias. Cada pueblo debe ser dueño de su propio destino.
No hay duda de que el partido Libertad y Justicia, desempeñará un papel político de primer orden en el escenario egipcio. Lo que está por ver es en que sentido se resolverán las dudas que ahora existen en torno a su identidad real y sus verdaderas intenciones. Pero tienen derecho, como todos, a disponer de su propia oportunidad.
Pues Sr. Erkoreka, con los Hermanos Musulmanes estaría usted como en casa. Los jeltzales con sus valores trasnochados y arcaicos, estarían allí de lo más contento. La próxima vez les invita usted a la Sabin Etxea y después al museo del carlismo, ya verá como los «Muslim Brotherhood» se lo pasan de puta madre.
Usted les puede decir que el maestro fue un profeta que vino a conducir al pueblo de Euzkadi hacia su salvación. Así lo entenderan mejor.
Gora Euzkadi azkatuta!
Esperemos que no sean como los socialistas que se les llenaba la boca hablando de transversalidad, de gobernar para todos y preocuparse por los verdaderos problemas de la gente. Pues bien, una vez llegado al poder ya hemos visto lo que pasa.
Saludos.
Bueno Sr. Erkoreka ¿Del 15M, qué? No piensa decirnos nada.
Algo tendrá que decirnos o alguna opinión tendrá usted.
Ya sé que no es la bandera del gorbea ni lo de pactar con Batabildu, pero algún día tendrá que darnos su opinión sobre la democracia real y demás reivindicaciones.
Salam ‘aleykum, Josu jauna,
Podrías haberle dicho a tu colega que tú mismo perteneces a un partido que hace 100 años defendía más o menos lo mismo. Podías haberle contado lo de «Jangoikoa ta Lagi Zarra» y como todavía os gusta mucho saludaros en JEL.
A renglón seguido podrias haberle contado como los principios religiosos de tu formación son puramente ornamentales hoy en día, y que si hay que votar una ley del aborto, haceis como Groucho Marx: «estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros».
En definitiva, que se vayan enterando que no hay otro dios que el dinero, y que seguro que ellos tambien lo adoran.
Saludos en JEL
Kaixo,Josu: Bermeo eta Euskal Herritik » mundu zabalera.». Eskerrik asko gure mezulari berezia izateagaitik. Duda mudatan etorri zara..Saad el Katatnirekin egon ondoren.
Galdera bi..Nola ikusten da handik gure Herria? Eta zer esan diezu haiei gutaz?
Argazkian, «Estatu gizonaren itxura» daukazu..Zorionak
Pasajes&Bidasoa e Imanol han hecho aportaciones muy sagaces, originales e inteligentes. Les felicito por ello. Sus aportaciones a la reflexión sobre Egipto son sumamente clarividentes. Se nota que son personas cultas, leídas y, sobre todo, muy viajadas. Se nota su interés por la marcha del mundo y su compromiso con los valores universales.
Pero al hablar del PNV se les ha olvidado una cosa. Un pequeño detalle. Muy pequeño, en realidad, pero que sorprende que se les haya pasado por alto a gentes tan doctas y eruditas en peneuveología. Desde 1977, el PNV no es un partido confesional. El humanismo cristiano constituye una fuente de inspiración ideológica, pero la organización como tal es estrictamente laica; rigurosamente secular.
A mí me da igual, pero sólo por comentarlo.
Interesante la «serie» sobre Egipto; queda claro los mensajes que se recibieron… pero no así los que se transmitieron a sus diferentes interlocutores por parte de la delegación parlamentaria. ¿Acaso no preguntaron los egipcios por el camino a tomar para mejorar el bienestar en su país? Espero que en caso afirmativo les transmitiesen el valor de la seguridad jurídica y el respeto a las libertades, entre ellas la propiedad privada, que fomentan el ahorro y la consiguiente capitalización de la estructura productiva, únicos caminos hacia la prosperidad.
Al hilo de Egipto leí una noticia según la cuál, computando las ayudas enviadas por los países occidentales en un determinado periodo, se había remitido 50.000 millones de dolares, periodo durante el cual la fortuna de Mubarak había crecido en 30.000 millones de dólares; ¿quién pensaba que un miembro de la Internacional Socialista iba a despreocuparse así del bienestar de su pueblo? Jeje. Pero a lo que iba: nuestros políticos se dedican a retraer recursos de los trabajadores y las clases medias de Occidente para transferírselos a sátrapas multimillonarios (más cerca transfieren nuestros recursos a futbolistas millonarios). Sin su coacción somos líderes en actos solidarios como donaciones de sangre u órganos, ¿por qué no se fían entonces de nosotros y dejan nuestros recursos en nuestras manos para que seamos cada uno de nosotros quienes decidamos nuestro grado de solidaridad con los desfavorecidos del Tercer Mundo? Señor Erkoreka, ¿por qué no confían los políticos en los ciudadanos?
No, Josu, lo que tenías que haberles dicho es que te suenan bastante sus planteamientos teocráticos, dogmáticos y excluyentes, porque han sido una constante en España desde los Reyes Católicos, que unieron Aragón y Castilla e incorporaron Granada bajo el signo de la unidad religiosa católica.
España nace a la historia apoyada sobre la unidad religiosa católica. Por eso se expulsa a los judíos y a los moriscos y se obliga a bautizarse a los que se quedan, y se desprecia a los conversos llamándoles marranos. Desde entonces, el catolicismo ha sido el santo y seña de la identidad española. Tanto arraiga la idea del catolicismo como sustancia básica de la identidad española, que hasta la Constitución de Cádiz, de 1812, el emblema sagrado de los liberales, establece que la religión oficial de España es «la religión católica, apostólica, romana, única verdadera».
Evidentemente, el Generalísimo Franco, elevó esa tradición a su máxima expresión. Se convirtió en Centinela de Occidente y Guardián Supremo de la Civilización Occidental. Promovió una Cruzada contra los infieles en la que asesinó a miles de personas y gozó del apoyo de la Jerarquía Eclesiástica, que le aplaudió, le rindió pleitesía y le condujo bajo palio. Creó un Estado confesional católico en el que la pacata moral del Vaticano marcó los límites del Derecho Penal y la mujer (igual que la musulmana) vio limitado su estatus jurídico hasta el punto de que para firmar un contrato necesitaba la autorización de su marido, si estaba casada, o de su padre. Igualito igualito que los Hermanos Musulmanes.
Si España, con una tradición teocrática como esa y una Jerarquía Eclesiástica (Rouco Varela, Martínez Camino y compañía) que sigue añorando los buenos tiempos de la fusión entre la Iglesia y el Estado en una gloriosa unidad católica llamada a grandes designios en el mundo, puede pasar por un país democrático, que no se preocupen los egipcios. Aunque ganen las elecciones los Hermanos Musulmanes, seguro que no son más restrictivos con las libertades individuales y los derechos de la mujer de lo que fue el régimen franquista no hace todavía demasiado tiempo y de lo que desearían los obispos que encabezan la conferencia episcopal y la cúpula confesional del PP.
¿No se acuerdan de aquella imagen del Mundial del año pasado en la que aparecían varias jóvenes con una bandera española en la que se decía: «Gracias Dios por ser español»? Ahí está el caldo de cultivo de la teocracia española. Los Hermanos Musulmanes españoles.
Por lo que se refiere al papel históricamente desempeñado por las mujeres en el seno de la organización, el PNV es uno de los partidos que menos se parece a la misoginia de las organizaciones islamistas.
Cuando la mujer no tenía más que una presencia testimonial en la política española, el PNV creo en 1922 la Emakume Abertzale Batza, donde destacaron líderes femeninas de gran personalidad que desempeñaron un papel público de primer orden como conferenciantes, propagandistas y mitineras. Julene Urzelai, Haydée Aguirre y Polixene Trabudua son algunas de ellas, pero se podrían citar muchas otras, como Sorne Unzueta, Teresa Azkue, Maria Iturriaga, Angelita Bilbao, Miren Irujo, Maria Teresa Kalzedo, Maria Basañez, Karmen Errazti, Miren Nekane Legorburu, etcétera.
En aquel entonces, los monárquicos dinásticos vascos no tenían una sola mujer entre sus figuras públicas. Pilar Careaga es posterior. Y los socialistas de Prieto mucho menos. Ni una sola. Sólo destacaba Dolores Ibarruri, pero era del Partido Comunista.
Sobre el voto femenino se puede decir lo mismo. Los diputados del PNV en las Cortes republicanas siempre fueron partidarios del voto de la mujer. No así los socialistas de Prieto y otras izquierdas, que veían en la mujer un peligro para la república porque consideraban (desde un paternalismo parecido al que los islamistas ejercen sobre ellas) que se iban a limitar a seguir los dictados del confesionario. Les costó Dios y ayuda acceder a ese voto. Ahí están las actas parlamentarias.
O sea que si alguien quiere establecer paralelismos entre la cerrazón de las organizaciones islamistas en relación con la mujer y los partidos políticos que andan por Euskadi, que empiece mirando a otras partes, no al PNV.
Josu Erkoreka,
Los «hermanos musulmanes» libios, vuestros hombres, ya han dado el punetazo sobre la mesa.
Además de haber vuestros protegidos demócratas libios restaurado el método que la húngara Erzsébet Báthory ya usara hace mucho tiempo en la liquidación de la cabeza del régimen que habéis depuesto en Libia, también van ahora a cargarse la liberación de la mujer que el gran Coronel Gadafi llevó a ese país, un país mahometano y africano.
En el primer discurso, vuestros golpistas dicen que se acabó la fiesta para las libias.
Tu partido apoyó esto expresamente en las Cortes hispanas.
Puesto que la mujer es para mí un ser humano como el hombre, con los mismos derechos, sirvan estas humildes líneas como homenaje a la mujer -libia o de donde fuera- y de expresión de mi mayor repugnancia hacia sus enemigos reaccionarios, domésticos y foraneos, por activa o por pasiva, por conocimiento o por ineptitud, islamistas o católicos-romanos.