Todos recordarán el compromiso público que Rodríguez Zapatero asumió en las semanas previas a las elecciones de marzo de 2004, cuando aseguró, en una declaración sorpresiva, que nunca gobernaría si no fuese el candidato con mayor respaldo en los comicios.
Se trataba de un mensaje movilizador, dirigido a estimular a sus potenciales electores. “Si desean que gobierne -les vino a decir- vótenme. Muévanse y movilicen a su entorno. Porque tengan por seguro que si sus votos no me llevan a ganar las elecciones, declinaré la responsabilidad de formar gobierno”.
Pero era, al mismo tiempo, un mensaje arriesgado. Peligroso. Si los votantes afines no captaban el tono apelativo de sus palabras, o no actuaban en consecuencia, el compromiso adquirido iba a obligarle a renunciar al Gobierno, incluso en el supuesto de que la suma aritmética de los escaños favorables a su investidura llegase a superar al total de los contrarios.
En resumen, reducía voluntariamente las opciones para gobernar, pero reforzaba las que retenía.
No le salió mal la jugada, porque consiguió los votos que necesitaba. Pero las especiales circunstancias en las que se produjo su triunfo -recuérdese el atentado del 11-M- deslucieron el resultado. Fueron muchos lo que pensaron que, si ganó las elecciones, se debió más a factores externos, que a sus propios méritos y estrategias.
En las elecciones generales de 2008, Zapatero revalidó su compromiso. Volvió a declarar que no asumiría las riendas del Gobierno si no ganaba las elecciones. Esta vez, además, no presentó su posición como una simple estrategia electoral, sino como la expresión clara y firme de una convicción democrática personal. Las facultades que reúne en su persona el presidente del Gobierno -afirmó- exigen que quien ostente el cargo cuente con una sólida legitimidad democrática; con la legitimidad que sólo proporciona el hecho de ganar en las urnas.
Estas posiciones las expresó con nitidez en una entrevista que se publicó en el diario El Mundo (14.01.08), en un momento en el que algunas encuestas anunciaban la posibilidad de que el PSOE ganase en votos, pero el PP obtuviese más escaños. Esta es la clarificadora conversación que mantuvo con el director del periódico:
– El Mundo: ¿Mantiene el compromiso de no intentar formar gobierno si el PSOE no es el partido más votado?
– Zapatero: Absolutamente. Lo dije hace cuatro años cuando nadie lo esperaba. Es fruto de mi convicción. Procuro tener mucha cintura, pero tengo algunos principios irrenunciables. Uno de ellos es que quien esté al frente del Gobierno de España, no le estoy hablando de un Ayuntamiento o una Comunidad Autónoma, debe ser aquel a quien los ciudadanos hayan dado más votos.
– El Mundo: ¿No es el nuestro un sistema parlamentario?
– Zapatero: Sí, pero la Presidencia del Gobierno está investida de una amplia serie de competencias, Y el que la ejerza tiene que tener esa fuente de autoridad. No es una cuestión jurídica, sino política. El investido es el presidente, el presidente tiene el poder de disolución. Tiene que estar sustentado por la votación mayoritaria de los ciudadanos.
– El Mundo: ¿Y si el PSOE es el partido más votado, pero el PP logra más escaños? – Zapatero: En mi opinión, eso es imposible.
– El Mundo: Técnicamente, no. Hay encuestas que lo predicen.
– Zapatero: No ha pasado nunca, no pasará nunca.
– El Mundo: Como mínimo es una hipótesis ¿Se sentiría usted vinculado por su compromiso en ese supuesto?
– Zapatero: El compromiso es claro: no gobernaré si no tengo más votos de los ciudadanos. Si yo tengo más votos de los ciudadanos y el Rey hace la propuesta para que me presente al debate de investidura yo la aceptaré.
Como se ve, Zapatero se muestra firme en su planteamiento de no gobernar si no gana las elecciones. Es más. Llega a afirmar que ese es, a su juicio, un “principio irrenunciable”: La presidencia del Gobierno sólo puede recaer en “aquel a quien los ciudadanos hayan dado más votos”. Así de claro y terminante. Se trata, a su juicio, de una cuestión política, y no jurídica. Un principio democrático esencial. Una convicción sólida y profundamente arraigada: “No gobernaré -remata el argumento- se no tengo más votos de los ciudadanos”.
Sin embargo, Zapatero precisa de inmediato que esa convicción profunda, ese “principio irrenunciable”, sólo sirve para el Gobierno de España. No es válido para un Ayuntamiento o el Gobierno de una Comunidad Autónoma
¿Por qué? Cabe preguntar. ¿Por qué razón no puede hacerse extensivo a los gobiernos autonómicos lo que resulta tan esencial para el Gobierno de España? ¿Cuál es la razón por la que, algo que constituye nada menos que un “principio irrenunciable” en el caso del Gobierno español, pierde todo su sentido y toda su virtualidad cuando se trata de un Gobierno autonómico?
Zapatero apenas responde a esta pregunta. Se limita a destacar el hecho de que la presidencia del Gobierno (español) “está investida de una amplia serie de competencias”. Pero, ¿a qué competencias se refiere? ¿Cuáles son esas atribuciones del presidente del Gobierno de España que hacen que sólo en su caso se justifique el principio irrenunciable de que sólo debe gobernar el que obtenga más votos?
Zapatero sólo cita una: “el investido es el presidente, el presidente tiene el poder de disolución. Tiene que estar sustentado por la votación mayoritaria de los ciudadanos”.
Ahora bien, esta razón que aduce Zapatero carece del más mínimo fundamento. Porque el sistema de gobierno de las comunidades autónomas es, en este punto, exactamente igual al del poder central. También en las comunidades autónomas el investido es el presidente y -al menos en el caso de Euskadi- el presidente investido tiene el poder de disolución de la cámara y de convocatoria de elecciones.
Según se observa, el “principio irrenunciable” de Zapatero es, tan sólo, un argumento caprichoso construido ad beneficium propium. Sólo sirve para él y sólo mantiene vigencia mientras le interese y en tanto en cuanto le beneficie.
Y yo pregunto: ¿Por qué razón Patxi López no adquiere un compromiso público idéntico al que para Zapatero es un “principio irrenunciable”? ¿Por qué no promete -como hizo Zapatero apelando nada menos que a sus convicciones democráticas- que no gobernará si no es el candidato que más votos obtiene? ¿Es mucho pedir a un candidato a Lehendakari? ¿O acaso considera que lo que vale para España no vale para Euskadi?
Josu,
El PNV gobierna en la diputación de Álava siendo la tercera fuerza política. En Gipuzkoa siendo la segunda. En menudo barrizal te metes.
Si la suma del PNV, EA, EB y Aralar no suma 38, ¿con quién va a pactar el PNV?
Espero que esta vez me contestes sin que ello suponga salir por la tanjente con una crítica al PSE o Patxi López.
Eskerrik asko
Tocado,
Las estrategias válidas para España no valen para Euzkadi.
¿Porque?
Porque de lo que se trata es de cargarse al NACIONALISMO VASCO.
Ahora tienen la oportunidad de cargarselo un poco empujando a otros candidatos del sillon y colocar a un Inquisidor Español.
Si es que lo tienen facil, EA zumbando a la deriva dando maná a la Izquierda Radical.
Aralar jugando a ser muy diferentes a la clásica AUTODENOMINADA Izquierda Abertzale.
Cuando se trata de una táctica muy antigua, empleada desde hace muchos años por los maoístas para hacer ver al ENEMIGO que realmente las diferencias entre Aralar y el resto de la Izquierda Radical son grandes, que realmente hay críticas antagonicas. Y resulta que lo único que hay son críticas NO ANTAGONICAS. Además se trata de críticas en el seno del pueblo. En éste caso pueblo es igual a Izquierda Radical del cual Aralar es pieza fundamental. Y si hablamos de Navarra, ya la cosa es aún mas descarada.
Ezenarro, tienes una voz sensual, y de aspecto agradable, o sea presentas una fachada vendible.
Lo malo es que el producto que tienes entre manos está contaminado desde hace ya demasiadas décadas.
Dejar de ENGAÑAR a éste noble pueblo trabajador vasco.
De Madrazo, no voy a decir nada porque realmente creo que él y su partido sobran, hace tiempo. No veo sitio para ellos.
Elecciones vascas año1986
psoe 19
pnv 17
lehendakari pnv ardanza
la historia dice que al pnv no le molesta mndar si no es la lista mas votada
consejos doy y para mi no tengo
Cazador cazado.
Si recuerdas José hace unos días nos enseñaste unas fotos que gentilmente te había proporcionado un amigo sobre las furgonetas electorales que venían de Madrid con la propaganda socialista…. Sabes de que les a acusado hoy pepino blanco a los populares gallegos, PARECE BROMA pero no lo es, en el programa de la campos a puesto como ejemplo de que el partido popular quiere que cuanto peor estén las cosas en Galicia mejor para el pp., por eso a dicho que los populares no quieren ni crear empleo con los camiones electorales en Galicia por que los a traído desde Portugal , y que el los ve por las calles de Galicia con la matricula portuguesa …..
Será entonces cuestión de decirles a los socialistas vasco ideen de ideen, por que podemos decirles lo mismo con los camiones jajaja
Por cierto aquí pueden excusarse en decir que en todas las matriculas no pone Madrid o en algunas de ellas y eso paradoja tiene que agradecérselo a el ex ministro pepero Jaime mayor oreja que consiguió quitar los símbolos provinciales de las matriculas, ahora así pueden decir que no, que los camines no tiene matricula Madrid…. PERO VENDRAN DE MADRID? Un saludo.
te veo rebelde y valiente en las exposiciones, pues bien permiteme lanzarte una pregunta cuya respuesta me interesa ,interesa a la Euskadi que yo quiero : ¿qué te parece lo que ha hecho el consejero Inclán con ese sobresueldo a sus directores ?
En Euskadi el paro es del 8%, en Andalucía,donde gobierna el PSOE desde hace casi tres décadas, es del 22%. ¿Cambio? Sí, para los pobres andaluces. Y mañana hablamos de Extremadura.
Pues claro que lo que vale para España no vale para esa quimera que los nazionalistas llaman Euskadi. España es una nación. La nación más antigua de Europa. Euskadi es un invento de un racista tronado.
Oscar, te empeñas en interpretar todos mis comentarios como si estuvieran trazados con brocha gorda. Algunos lo están, no lo niego. Pero siempre procuro deslizar alguna sutileza en las reflexiones que introduzco en el blog. Y, por lo que veo, o no las captas o no te interesa hacerlo.
Yo no niego que, en un régimen parlamentario, como es el español -pero es también el vasco y el vigente en las instituciones forales de los tres territorios históricos- sea jurídicamente posibe aspirar a la investidura sin formar parte de la lista más votada. Claro que lo es. Lo que yo destaco aquí es la curiosa -y caprichosa- disección que los socialistas establecen entre España y Euskadi.
Me explico.
En España, como en Euskadi, la segunda o la tercera fuerza pueden gobernar si cuentan con mayoría parlamentaria. Jurídicamente, nada puede impedirlo. Pero Zapatero dice que no. Dice que, más allá de lo jurídicamente posible, hay una razón política, democrática, un «principio irrenunciable» que le lleva a considerar que esa posibilidad no es aceptable. Lo dice Zapatero, el Secretario General del PSOE, y lo vende como algo que nace de una convicción personal profunda. Pero sólo lo aplica allí donde le interesa. En España. Y mi preguna es: ¿Las convicciones de Zapatero sólo valen para España? ¿Las conviciones de Zapatero no son las del Partido Socialista? ¿Las convicciones de Zapatero no valen para Patxi López? O, sencillamente, no se trata de convicciones sino de conveniencias oportunistas, disfrazadas de grandes principios?
Ya te he dicho, Oscar, que si la sopa de letras que citas no suman 38, es inútil hablar de la estrategia del PNV. El PSOE, el PP y Rosa Díez se embozarán en la rojigualada y emprenderán la Cruzada hispana sin esperar 48 horas. La pregunta que me formulas sólo sirve para desviar la atención. Al PNV no le dejarán mover un dedo. La tramoya empezará a urdirse inmendiatamente desde Madrid, sin contar con el PNV para nada.
Euzkobarometer, estoy básicamente e acuerdo contigo. Pero permíteme una anotación. ¿Has leído la vaoración que Ezenarro hace en DEIA sobre el régimen de Castro? Tiene una voz sensual, como dices, pero léete el tipo que de planteamientos que defiende con la innegable calidez de su habla.
Oscar, veo que eres joven, de corta memoria e impetuoso. En las elecciones a las que te refieres -las de 1986- el partido que ganó las elecciones fue el PNV. El PSE obtuvo más escaños, es cierto, pero el PNV ganó en votos. Fue el efecto Alava el que dio la vuelta al resultado. Pero desde la perspectiva del comentario que introduzco en este post, el dato que tú aportas es irrelevante. Lo que Zapatero dice -y yo destaco en este post- es que, según sus principios irrenunciables, quien asuma la presidencia del Gobierno «debe ser aquel a quien los ciudadanos hayan dado más votos». ¿Has leído bien? Te lo repito, por si acaso. Según Zapatero, debe gobernar aquel «a quien los ciudadanos hayan dado más votos» Y en aquellas elecciones a las que tú te refieres, los ciudadanos vascos dieron más votos a Ardanza que a Txiki Benegas. La lista más votada fue la del PNV. Así pues, tu argumentación se cae sola.
aitor, me parece curioso el dato que aportas. O sea que Pepiño Blanco acusa al PP en Galizia de lo que los socialistas están haciendo aquí, en Euskadi. Interesante. Todavía me acuerdo de los que criticaron mi post -el de la Brunete electoral- diciendo que no aportaba nada.
marian, no conozco exactamente el alcance y contenido de la medida que ha adoptado Inclán en relación con los directivos de Osakidetza. Permíteme documentarme un poco antes de emitir una opinión. Pero sí quisiera precisar que soy partidario de aprovechar el capital humano de las administraciones públicas, que muchas veces -sobre todo en los nivelesdirectivos- se malogra por las inmensas diferencias retributivas que se dan entre el sector público y el privado. Yo he visto marcharse al sector privado a excelentes profesionales, que nunca iban a percibir en la Administración los emolumentos que les ofrecían en la empresa. Soy partidario de contener, en lo posible, esa sangría, porque creo en el servicio público.
Vale Curro, entiendo tu razonamiento, aunque no lo comparta. Pero lo que gustaría es que Zapatero y Patxi López lo hicieran suyo expresa y públicamente. Que dijeran que lo que vale para España y para Zapatero, no vale para Patxi y Euskadi. Que lo que para España y Zapatero es un «principio irrenunciable», para Patxi y Euskadi es poco menos que una pretensión despreciable. Pero, desafortunadamente, nada de esto escucharemos.