
A bordo del Cristóbal Colón, con Anasagasti, Zubia e Iñaki, el director general del Astillero
Ayer, lunes, Iñaki Anasagasti, Joseba Zubia y yo, visitamos La Naval de Sestao. Fue una visita muy ilustrativa. De esas que no dejan margen para el arrepentimiento.
En Bizkaia hay mucha gente para la que La Naval de Sestao constituye, tan sólo, una vaga referencia de nuestro capital industrial. Se sabe que es un gran astillero situado en la ribera izquierda del Nervión, que construye buques de notables dimensiones y que, periódicamente, salta a los titulares de prensa, con motivo de alguna botadura aparatosa o de algún conflicto con el Derecho europeo de la competencia. Poco más.
Y si esto ocurre en el territorio bizkaino, no es difícil suponer lo que sucede en los restantes territorios vascos. La Naval es, para la mayoría de sus ciudadanos, una completa desconocida. El gipuzkoano medio conoce Irizar, se enorgullece de la CAF e incluso e incluso sabe que San Sebastián alberga un gran centro de nanotecnologías –Nanogune– que puede constituir una referencia mundial, pero el nombre de La Naval se le diluye en la mente con los nombres de otras emblemáticas compañías que existieron en el entorno de la ría, como la Babcock o Altos Hornos, sin que sea capaz de precisar si todavía existe o desapareció con la crisis de los setenta. Con los alaveses ocurre algo similar. Tienen muy presente a la Michelín o la Mercedes, saben que Cegasa está en crisis y que Vidriala capea la situación con elegancia, pero nada o casi nada serían capaces de concretar si se les interrogase por el astillero de Sestao. De los navarros, no hace falta hablar. Para ellos, en el mejor de los casos, La Naval se disipa en esa densa nebulosa industrial de Bilbao, que aglutina numerosas y muy sonoras marcas de fábrica.
Y sin embargo, pese al general desconocimiento del que es objeto, La Naval es un astillero moderno y competitivo, que está a punto de cumplir sus primeros cien años, y se esfuerza por seguir estando presente, como una marca de calidad, en el mercado, ya global, de la arquitectura naval. Su equipo directivo está volcado en el empeño y, hasta la fecha, no puede decirse, precisamente, que sus objetivos se hayan visto frustrados. La empresa tiene encargos suficientes como para dos años. Y la plantilla -junto al personal auxiliar- sigue trabajando, a todo gas, para responder a la demanda.
Uno de los buques en los que están trabajando en estos momentos, es una Draga de más de 200 metros de eslora, que lleva el nombre de Cristóbal Colón. Nos invitaron a subir a bordo, donde pudimos comprobar que técnicos especialistas de diferentes ramas profesionales afinaban los últimos detalles de una embarcación cuya botadura está prevista para el próximo 13 de febrero. En el casco, en la cubierta y en el puente, se respiraba el frenético aire laboral que impregna los centros de trabajo en los que no basta con cumplir el horario, sino que resulta necesario acabar la obra con precisión y calidad.
Alguien podrá pensar que la Draga es un tipo de embarcación simple y burdo, cuya construcción no requiere especial capacidad tecnológica. Nada más lejos de la realidad. La Draga moderna no es aquella embarcación renqueante y herrumbrosa que todos recordamos, extrayendo basura del fondo del puerto con una cadena de cubos metálicos, para trasladarla mar adentro y arrojarla, allí, sobre la plataforma continental. La Draga de hoy en día es, detrás de los Cruceros, y junto a los Gaseros, el tipo de barco más complejo de construir desde el punto de vista técnico. Una buena Draga tiene que reunir, en una misma pieza constructiva, la enorme capacidad de absorción que requieren este tipo de buques, con la milimétrica precisión que resulta necesaria para que sus complejos engranajes no fallen en los momentos decisivos. Es un barco altamente tecnificado, cuyo control de navegación y de trabajo se lleva a cabo a través de sofisticados sistemas informáticos.
Antiguamente, La Naval tenía una plantilla de 4000 personas. Ahora, el personal propio se reduce a 420 trabajadores, aunque los empleados de las empresas auxiliares, que trabajan, también, en el propio recinto del astillero ascienden a 2000. Todo ello, sin contar con el trabajo que la empresa genera en su entorno, al demandar un sin fin de piezas y complementos como motores, servicios electrónicos o tubos metálicos de sofisticado diseño.
La Naval es una joya de nuestro pasado y de nuestro presente industrial. Una joya muy desconocida, pero que genera trabajo y riqueza y lleva el buen nombre de Euskadi a todos los rincones del mundo. A todos nos corresponde mimarla y trabajar por garantizarle un futuro de rentabilidad y competitividad.
Kiaxo josu.
En serio , sorprendido pero muy gratamente , esto funciona nos lees , prestas atencion y respondes.. un 10.
En cuanto a mis comentarios sobre la cooperacion , haces mencion con una frase » la filosifia de la cooperacion ha cambiado mucho en los ultimos tiempos» … me da la sensacion de que tengo 60 años y mi sensacion la arrastro desda las uchas del domun. No , tenco 35 años y es ahora cuando sigo teniendo esa peuqeña sensacion de no utilidad totalmente, bueno tengo-tenia. Casualmente comentado con una persona que estavA siguiendo tu blog y estoy dias de que SE trataba , me comento que el habia sido cooperande , le hice saber esas dudas mias .Tuvimos una conversacio finalmente con lo que he leido de lo escrito por ti y lo que el me explico , si e llegado a al conclusion, que esa cooperacion al desarolllo sobre todo la que se relaciona con desarollo educativo hace que en esos paise empieze a ver una juventud preparada y como dices tu tb hay gente con las ideas claras y con ganas de cambiar » otra cosa distinta es que se pueda llevar a cabo sin dificultad». Por eso ,si ,a la cooperacion en formacion profesional , en tema educativo y campos asi … en otras materias dejadme que aun tenga mis reservas . de todos modos ezkerrikasko.
glussssss corrigo — desde las huchas del domun—siiiiiiiiiiiiii mi ortografia es penosa jaj un saludo.
El CIC Nanogune casualmente se inaugura este próximo viernes !! Un gran avance y una gran apuesta para la investigación aplicada y básica.