La corrección política española ha instituido unos hábitos lingüísticos que, en ocasiones, producen efectos enormemente paradójicos. Uno de ellos, que me afecta directamente en mi condición de militante y parlamentario del PNV, es el que distingue entre lo nacional y lo nacionalista.
Para el lenguaje político correcto, el concepto de nación evoca ideas y sentimientos positivos. La nación, sobre todo cuando se refiere a la española, en cuyo caso se tiende a escribir con mayúsculas -Nación española-, alude a la comunidad, al proyecto colectivo y al sentimiento de solidaridad interna, que son tres categorías políticas cargadas de connotaciones positivas. La voz nacionalismo, sin embargo, asume sobre sus espaldas una fuerte carga peyorativa. Sugiere imágenes asociadas al egoísmo, la insolidaridad, el racismo, la exclusión e incluso a la violencia. (más…)