Ha transcurrido ya una semana desde que ZP desvelara la composición del Gobierno con el que empezará la IX Legislatura. Como suele ser habitual, la noticia ha dado mucho que hablar: las caras nuevas, sus curricula, los cambios de cartera, las cuotas, etc. En Euskadi, se ha destacado, sobre todo, la incorporación al gabinete de una ministra donostiarra llamada Cristina Garmendia. Su toma de posesión estuvo apadrinada por Patxi López, el secretario general del PSE-PSOE en una imagen, ampliamente difundida por los medios de comunicación, que pretendía hacer notar a la opinión pública que la bióloga de San Sebastián es la cuota de los socialistas vascos en el nuevo ejecutivo de ZP.
No conozco personalmente a Cristina Garmendia, aunque durante los últimos siete días he recogido numerosos testimonios -creo que directos y bastante fiables- sobre su biografía personal, académica y empresarial. Durante los próximos meses, tendré, sin duda, ocasión de tratar con ella y contrastar la autenticidad o falsedad de la información recibida. Entre tanto, sin embargo, quisiera hacer tres observaciones de urgencia.
1.- La cuota de los socialistas vascos en el Gobierno de ZP
Me ha resultado enormemente divertido seguir con atención lo publicado y difundido durante las últimas semanas por los medios de comunicación vascos en relación con este asunto. Por razones que no hace al caso precisar ahora, he prestado singular atención a lo publicado por los medios de Vocento, que están desarrollando un esfuerzo de especial intensidad para transmitir a sus lectores la imagen de un PSE fuerte, pujante y en expansión que, bajo la diestra batuta de un líder carismático y de ideas claras, ejerce una influencia crecientemente decisiva en las decisiones que adoptan ZP y su corte.
Hasta ahora, todos pensábamos lo contrario. Que el PSE no tenía peso en el PSOE. O dicho en sentido contrario, que el PSOE hacía y deshacía a su antojo en el PSE. Lo reconocía gráficamente Enrique Múgica, cuando aseguraba no hace mucho tiempo que «El socialismo catalán puede suscitar problemas al PSOE, pero en el PSE-EE, aunque haya gente que pueda hacer muecas, no generan ningún problema» (Entrevista concedida a DEIA, 5.12.05).
Pero Vocento se ha planteado toda una cruzada para desbaratar esa idea y convencer a los ciudadanos vascos de que las cosas han cambiado radicalmente y el PSE ocupa ahora un lugar relevante en la cabina de mando del PSOE. Y embarcado como está en ese empeño, ha puesto especial énfasis en el capítulo de los ministros vascos, como expresión de la creciente relevancia que el PSE está adquiriendo en el seno del socialismo español. No podía ser que, esta vez, el Gobierno español se constituyese nuevamente sin un solo ministro vasco. No podía ser que volviese a ocurrir algo semejante, precisamente ahora que sus diarios se habían marcado el propósito de poner en valor a los socialistas vascos de cara a los próximos comicios autonómicos. No podía ser. Por eso, una de sus principales constantes informativas, se ha cifrado, desde mediados de marzo, en este asunto: Los ministros socialistas vascos.
Primero se nos dijo que Ramón Jáuregui era candidato seguro. Era la apuesta del PSE para el segundo gobierno de Zapatero. Pronto se vio que no. Que no tenía posibilidades. Cuando le designaron Secretario General del Grupo Parlamentario, hubo quien, todavía, quiso destacar la importancia del nombramiento, señalando que aquel cargo era tan relevante y decisivo como el de ministro. El que no se consuela es porque no quiere. Tan relevante y decisivo -pensé- como que practicamente nadie sabe quien (o quienes) lo ocuparon durante las dos últimas legislaturas.
Más tarde salió el nombre de Isabel Celaá. También era ministrable. Así lo publicó El Correo. Nueva confusión de los deseos con la realidad. Es sabido que cierta prensa escrita acostumbra a sustituir con éxito la misión de «informar» por el empeño de «influir». Y es preciso reconocer que muchas veces consigue influir de verdad, haciendo como que informa. Pero para que este tipo de empeños culminen con éxito, es importante conocer los límites de la capacidad de influencia, porque en caso contrario, se puede hacer el ridículo. Y no es lo mismo influir sobre la política de Bilbao o de Bizkaia, que sobre el Gobierno de Madrid. Recuerdo que aposté con un compañero a que, aun cuando lo publicase El Correo, Celaá no iba a ser ministra. No aceptó la apuesta. No era tonto. Es una pena, porque me gusta ganar las apuestas.
Un día publicaron un reportaje completo sobre los ministros vascos que tuvieron los gobiernos de Felipe González: Eguiagaray, Almunia, Aranzadi, Corcuera, etc. Era para mantener el ánimo. Se trataba de demostrar con datos que el objetivo propuesto no era imposible de alcanzar. Ya había ocurrido en el pasado y nada impedía que volviese a suceder ahora que tan bien le vendría a la expectativa electoral de Vocento -perdón, quería decir del PSE- la incorporación al gabinete de Zapatero de un ministro vasco
En una entrevista con Javier Rojo publicada el 3 de abril, le llegaron a preguntar sobre el particular, con una formulación que lo dice todo sobre el ánimo que inspiraba al periodista: «Tras el importante triunfo del PSE -interrogaba el autor de la entrevista- ¿habrá ministro vasco?». La pregunta, como se ve, tiene su aquél. Arrancaba constatando un triunfo del PSE inexistente. Y concluía asociando la posible existencia de un ministro vasco a ese presunto triunfo electoral. Pero Rojo, que sabe de qué va la cosa, respondió que esa decisión corresponde en exclusiva a ZP. Aunque, perro viejo como es, añadía: «En cualquier caso, los socialistas vascos vamos a seguir teniendo un papel relevante y estamos en la mente del presidente».
Cuando, finalmente, ZP hizo pública la composición de su Gobierno, la gran mayoría de los socialistas vascos se sorprendieron. El presidente había incluido a una vasca en su nuevo gabinete, pero ¿Quién era Cristina Garmendia? En Donostia le conocían, por supuesto, pero nunca, nadie le había vinculado con el Partido Socialista. Vocento cubrió ampliamente la noticia. Incluyó en sus diarios una amplia galería de fotos del album familiar de los Garmendia que, obviamente, no estaba improvisado. Y aunque todo el mundo daba por supuesto que formaba parte de la cuota de Miguel Sebastián en el Gobierno, Vocento se apresuró a venderla como la cuota del PSE. Pero la verdad es que a Patxi López -o a Miguel Buen, tanto da- le hubiese podido ocurrir lo mismo que al ministro que en el momento de citar su nombre, para llamarle a prometer el cargo, preguntó discretamente: «¿cómo se llama?»
2.- La reacción de Eusko Alkartasuna
Recién publicado el nombre de Garmendia como nueva ministra de Ciencia e Innovación, Eusko Alkartasuna reaccionó con rapidez y puso a su portavoz a exigirle públicamente la transferencia de I+D+I.
Eusko Alkartasuna siempre tiene reflejos mediáticos. Nadie puede competir con ellos a la hora de vender públicamente lo hecho (e incluso lo no hecho). Su especialidad es el escaparate. Pero en este caso, su reacción resultó sorprendente porque, EA había desarrollado toda su campaña electoral reivindicando el independentismo, frente al timorato e inconsecuente estatutismo autonomista del PNV. Su presidente había llegado a afirmar que la representación de EA en Cortes se iba a centrar en la defensa del derecho de autodeterminación y a romper las estrechas costuras del Estatuto. Su lucha, ya no perseguía esta o aquella competencia. La batalla por las transferencias ya se había agotado. Estábamos en otra fase. Y ahora resulta que, su primera reacción, ante el gobierno de ZP, es pedir el cumplimiento del Estatuto de Gernika.
3.- El Plan Guevara
Como nosotros nunca hemos renunciado a seguir exigiendo el desarrollo del Estatuto de Gernika, mientras siga vigente, tenemos plena legitimidad para exigir a la ministra Garmendia que cumpla con sus previsiones en lo que toca al ámbito de actuación de su ministerio.
Pero no vamos a plantear una reivindicación nacionalista. Ya llegará el momento para eso. Por ahora, nos vamos a limitar a exigir a Garmendia, que dé cumplimiento a la reivindicación formulada por el PSE en relación con la transferencia a Euskadi de los servicios vinculados a la competencia sobre Investigación Científica y Técnica, que es el área de su competencia. Ya sabemos que Garmendia no pertenece al PSE, pero como Patxi López ha querido apadrinar su nombramiento, figurando en lugar destacado en el acto de su toma de posesión, suponemos que no querrá desairar a tan relevante avalista, desatendiendo sus propuestas políticas. ¿O sí?
Veamos. ¿Qué es lo que el PSE ha planteado en relación con la transferencia a Euskadi de la competencia sobre Investigación Científica y Técnica?
En el Plan Guevara, que el PSE aprobó como documento programático en 2005, se especifica lo que lo que, en opinión de los socialistas vascos, debe incluir esa transferencia. En la página 16 del documento que recoge el Plan, existe un epígrafe titulado «Transferencias pendientes», en el que se dice textualmente, que «Quedan también pendientes de un acuerdo de contenidos, algunas materias como las relativas a I+D+I (…) sobre las que la competencia no es exclusiva o, siéndolo, se enmarca dentro de una política de coordinación general con el Estado».
Queda claro, pues, que a ojos de los socialistas vascos, en este materia, todavía queda pendiente de realización una transferencia a Euskadi. Una transferencia cuyo alcance y contenido dependerá de un «acuerdo de contenidos», pero que es jurídicamente innegable.
Más adelante, en su página 22, el documento incluye una reflexión específicamente dedicada a la competencia sobre Investigación Científica y Técnica. Su tenor literal es el siguiente:
«Por lo que se refiere a la competencia sobre Investigación Científica y Técnica, que el Estatuto reconoce como competencia exclusiva, en coordinación con el Estado, procede realizar una lectura detallada de los distintos componentes de la política de I+D+I (investigación fundamental, aplicada, formación) para determinar qué ámbito de la Administración y que sistemas de cooperación son los más adecuados para una eficaz actuación en la materia.Como resultado de dicha lectura y tras la definición de las cargas asumidas y no asumidas en materia de I+D+I se procederá a la imputación de las mismas dentro del Cupo, y deduciéndose las cantidades correspondientes en función de las competencias que asuma la CAPV en dicha materia».
Esto es lo primero que vamos a recordar a Cristina Garmendia. Que en el ámbito de responsabilidad de su ministerio, el Estatuto de Gernika atribuye a Euskadi una competencia que todavía no ha sido objeto de transferencia. Y que según el PSE, esa transferencia ha de llevarse a cabo a través de un arreglo financiero que se llevará a cabo a través del Cupo.
De esta manera, tendremos ocasión de comprobar si
- Alguna vez los socialistas vascos se creyeron de verdad lo que escribieron en el Plan Guevara.
- Los socialistas vascos tienen capacidad de influir en el Gobierno de ZP hasta el punto de forzarle a cumplir a compromisos públicamente adquiridos por el PSE ante la opinión pública vasca.
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