Durante estos últimos días, ha dado mucho que hablar el Manifiesto que la semana pasada hicieron público el 77% de los párrocos y arciprestes de Gipuzkoa con ocasión del nombramiento del nuevo obispo para la Diócesis de Donostia- San Sebastián. Una buena parte de las reacciones que ha generado el escrito -centradas en vituperar sin piedad al colectivo de firmantes, acusándole de anteponer la política a la fe y de haber actuado en cómplice cercanía con el terrorismo de ETA- le recuerdan a uno aquella otra campaña difamante que circuló por España durante la Guerra Civil, descalificando al clero vasco no afín al bando rebelde, por priorizar su condición nacionalista a la clerical y legitimar vergonzosamente a los comunistas enemigos de Dios y de la religión.
Son muchísimos los testimonios que sirven para dar fe de la ferocidad con la que se implementó aquella campaña. La prensa de la época es una fuente inagotable de referencias. Se acusó al Seminario de Vitoria de haberse convertido en un «vivero de sacerdotes separatistas que se diseminaban por los pueblos vascongados a predicar el desamor a España y la teoría de que el castellano (sic) es una raza inferior». Se habló de «multitud de conventos que se convertían en focos de un separatismo escandaloso» y se aludió al clero que ejercía su misión en Euskadi, como a «los curas y religiosos separatistas vascos, enemigos de lo que ellos llaman sumisión de Euzkadi a España y Francia», aliados «por motivos puramente políticos a los rojos de España, que les prometen la idnependencia política como se la pudo ofrecer el gran turco o el Dalai Lama». La prensa vasca afín a los insurrectos, reprodujo con entusiasmo el relato que Queipo de Llano reprodujo desde la radio en enero de 1937, contando la historia de «un fraile cínico y sinvergüenza, separatista, claro es», que había escrito a la emisora sosteniendo la tesis de que «el buen Dios está con ellos y con sus secuaces, sus aliados los comunistas».
En plena guerra, como cabe suponer, este tipo de mensajes contribuyeron eficazmente a conformar en la opinión pública una actitud francamente contraria al colectivo que pretendían denostar. El propio Queipo de Llano concluía su relato -que la prensa vasca franquista reproducía con singular gozo- vaticinando que el «fraile cínico y sirvengüenza» que le había escrito sería expulsado de España «para esconderse debajo de la tierra, porque si no, llegará el momento en que los tribunales militares ejerzan su función y sufra su pena a la que se ha hecho acreedor por su infamia». José de Artetxe refiere en la conocida obra El abrazo de los muertos, las andanzas de un teniente andaluz del bando franquista que, durante la campaña del norte, repetía a cada momento la misma cantinela con respecto a los sacerdotes vascos no alineados con el alzamiento: «¡Cabrones!, ¡Hijos de…! ¡Tengo unas ganas de coger a un cura nacionalista y fusilarlo en la primera plaza!». El libro habla también de un legionario «de cara patibularia» que profería atrocidades «de los vascos y sus sacerdotes».
Todo el mundo conoce las consecuencias que generó esta campaña. Decenas de sacerdotes fueron encarcelados y desterrados. Y algunos de ellos, incluso fusilados.
Años después de concluida la guerra, el obispo de Vitoria destituído durante la conflagración, Mateo Múgica Urrestarazu, salió al paso de esta campaña de calumnias, en un folleto titulado Imperativos de mi conciencia, donde desmentía punto por punto las «especies tendenciosas, afirmaciones gratuitas y acusaciones mentirosas» que se habían puesto en circulación contra el clero vasco, «para manchar la memoria de los muertos, de los vencidos y de los vejados». Negó que sus miembros antepusieran «sus intereses raciales, políticos y culturales a los de la religión», tildó de falsa la especie de que los curas vascos no adictos al «Movimiento», fueran separatistas o fomentasen «en conferencias y periódicos la hostilidad hacia España», pospusiesen «los derechos de Dios a los de los hombres» o antepusiesen «la política a la Religión». Y con respecto al seminario precisó: «Es una fábula cuanto se dice de una agencia de colocaciones eclesiásticas establecida en el Secretariado de Misiones de Vitoria y lo del Seminario «batzoki» y de lo de que un profesor de Teología de aquel centro hubiese renunciado a la cátedra por cuestiones de carácter político, y lo de que los profesores y alumnos estaban como juramentados de no hablar nunca español, etc., acusaciones calumniosas que no tienen más base que el deseo de quien las inventa y propala».
El Manifiesto suscrito por la inmensa mayoría del clero guipuzcoano, no hace una sola consideración de carácter político. Sus afirmaciones se sitúan, sin excepción, en el estricto terreno de la vida diocesana y pastoral. Es cierto que en él se hacen afirmaciones duras con respecto al nuevo prelado, del que se dice que «en modo alguno es la persona idónea para desempeñar el cargo de Obispo y Pastor de nuestra Diócesis». Pero ni una sola de ellas es de naturaleza política o partidista.
Sin embargo, algunas de las reacciones más airadas que el Manifiesto ha provocado, sólo destacan el hecho -supongo que presunto, porque nada de ello se manifiesta en el escrito de modo explícito- de que el rechazo expresado por los clérigos guipuzcoanos se basa, exclusivamente, en la ideología nacionalista (vasca) que al parecer profesan todos ellos y que, según parece, les enfrenta al nuevo pastor. Y como hace setenta años, se les ha acusado de «evitar que un obispo desafecto ponga en circulación un Dios libre de prejuicios nacionalistas, es decir, un Dios apolítico e independiente, un Dios sin pistolas y sin capucha». Se les ha calificado de «arriscada clerecía carlistona […] que arrastraba sus casullas en acólita sumisión al designio nacionalista […] consagraba el vino áspero de las herrikotabernas. La tropilla talar del aranismo más rancio, la guardia vestal de las esencias del soberanismo, la levítica cuadrilla espiritual que amparaba con su doblez el delirio de la hegemonía étnica. La turbia centinela moral de un evangelio hemipléjico en cuya doctrina cabe antes un camello por el ojo de una aguja que un no nacionalista en el reino de los cielos».
En algún caso, el paralelismo con la campaña de la Guerra Civil resulta difícilmente superable. Vean un ejemplo: «La rebelión de los párrocos gupuzcoanos contra su nuevo obispo, no ya por no ser vasco, que lo es tanto o más que ellos, sino por no ser bastante nacionalista, indica donde les duele. Y nos confirma lo que venía diciéndose desde hace tiempo: que el nacionalismo ha venido a sustituir a la religión entre aquellos, clérigos o seglares, que no comprender la esencia de la hermandad que hay en ella».
No conozco personalmente a Munilla y carezco, por tanto, de elementos de juicio para opinar sobre él. Le deseo suerte. Pero me temo que muchos de los espontáneos que han salido en su defensa cargando las tintas críticas sobre los curas que conforman la inmensa mayoría del presbiterio guipuzcoano, le han hecho un flaco favor. Si para apoyar al pastor hay que vituperar con tanta inquina al rebaño que ha de cuidar, es evidente que algo no marcha bien. Porque ¿quién defenderá ahora al presbiterio guipuzcoano?
Ya sabes, «hay que meter en vereda a estos vascos»
Tanto el PPSOE, Rouco y Ratzinger están en ello.
Ahaztu zait:
EGUBERRI ON!!!!!!!!!!
Pues yo aqui veo un 20% de lucha Euskadi-Espana y un 80% de lucha NeoUltraConservadurismo religioso del tipo Bush Contra la apertura catolica post concilio Vaticano II
Este dibujante sarcástico tan gracioso otorgó un premio a Atutxa, siendo consejero de Interior. El premio se llamaba “Más bonito que un Saint Louis”. Supongo que no lo tiene sobre su chimenea en Lemoa a esas alturas, después de que los de la caverna, en la que está el gracioso humorista, le hayan hecho pasar por los tribunales. Espabilará de su panolismo político el PNV alguna vez?
También fue el sr. Mingote quien, tras un muy trágico, terrorífico episodio de guerra sucia indiscriminado que consistió en la puesta de pequenas bombas-trampa en tres diferentes lugares, uno de ellos en la playa de La Arena de Muskiz con el resultado de una persona, un paseante, gravísimamente herida, nos deleitó nuevamente en el periódico de Vocento -entonces aún de Anson- con un dibujo representando el atentado terrorista ultrarojigualdo contra la población civil vasca. En dicha desternillante vineta, el sr. Mingote jugaba con el lema «Euskadi, ven y cuéntalo» que la propia Rosa Díez mantenía como consejera de Tourismo y Comercio. Sí, con la imagen de aquella persona malherida en la playa tras haber tomado una cartera de mano-bomba-trampa.
Es una lástima que la memoria me falle ya tanto.
D.
paz y amor ….
No tengo mucho interés en lo que haga la Iglesia Católica, y menos en el País Vasco, pero puesto que el anfitrión ha sacado el tema, me ha picado la curiosidad y me he leído el Manifiesto.
Así, he comprobado que los firmantes del mismo han sido lo suficientemente hábiles -por no decir «hipócritas» o «cobardes»- como para no hacer constar explícitamente las razones que les llevan a rechazar al nuevo obispo de San Sebastián.
Como motivos del rechazo, aducen que la designación es «…una clara desautorización de la vida eclesial de nuestra Diócesis y también como una iniciativa destinada a variar su rumbo». — Pero no dicen cuál era hasta ahora el rumbo de de la diócesis ni cómo lo va a cambiar el nombramiento.
Dicen que conocen «…la trayectoria pastoral de D. José Ignacio Munilla como presbítero, profundamente marcada por la desafección y falta de comunión con las líneas diocesanas». — Evitando aclarar con respecto a qué muestra Munilla desafección, o cuáles son las «lineas» diocesanas.
Y terminan reiterando su «…voluntad y compromiso de seguir caminando en coherencia con las opciones pastorales que hemos mantenido a lo largo de todos estos años». — De nuevo, sin dar pistas que nos permitan adivinar en qué consisten esas opciones pastorales.
Gracias a esa sinuosidad de los párrocos, el anfitrión, como abogado defensor que es, se puede permitir el lujo de calificar de «presunto» el hecho de que el rechazo se basa en la ideología nacionalista vasca de los firmantes, haciendo gala de la misma habilidad, por no decir otra cosa, que sus defendidos.
Al mismo tiempo, nos cita ejemplos de cosas que ocurrieron hace 70 años y que nada tienen que ver con el caso, sin duda con el fin de desviar la atención del jurado y conducirle a la conclusión prefijada por él: los malos no son mis clientes, sino los (franquistas, como los de antaño) que los acusan de ser nacionalistas antes que curas.
En cualquier caso, me uno a Erkoreka en su deseo de suerte para Munilla. Le va a hacer falta.
¿Quién defenderá al presbiterio guipuzcoano? ¿Y a santo de qué hay que defenderlo? ¿Qué graves peligros se ciernen sobre su cabeza? ¿Es que estamos en Guerra Civil? El mismo celo con el que atacan a su obispo hubieran debido emplear consolando a las víctimas del terrorismo, menos doctrina Setién y más doctrina cristiana, menos politiqueo y más piedad por los muertos, menos territorio y más seres humanos, el señor cura a sus misas y el político a su escaño.
Con Dios,
DESDELASERENA.
Es una evidencia clara que la Iglesia, si la que se autodenomina romana, siempre pacta con el poder político, rara vez el Vaticano está de facto con los debiles y la injusticia.
De esa premisa debe partir cualquier analisis, solo que en este caso, el PODER se victimiza para que la campaña sea mas eficaz.
¿Cual será el próximo paso?, no quiero pensar que pasará cuando el mundo entero ya tenga claro que los vascos somos malísimos, que nuestro orgullo es pecado, que nuestra personalidad es pura soberbia.
¿Cual será el próximo paso?, ¿nacerá o ya habrá nacido nuestro libertador? ¡¡que será el heroe que nos liberará de nuestros profundos errores y nos llevará, con el menor daño posible, por la senda del bien!!.
Serán responsables los que atacan con tanta saña de todo lo que ocurra a continuación, por que algún dia va a ocurrir.
Están locos y son peores que las bestias salvajes los que están apoyando de esta manera a generar tanto odio irresponsable e inmoral.
Mejor viviríamos sin curas.
Si usted rechaza a su superior, a su jefe, debe irse. Estos indivíduos rechazan a su jefe, a su nuevo obispo ¿no?, pues que la Iglesia católica les haga un ERE, que lo negocien para que estén bien cubiertos y que se vayan. No les queremos.
Los fieles católicos practicantes quieren una religión católica y no una doctrina nacionalista.
José Ignacio Munilla Aguirre (San Sebastián (Guipúzcoa), 13 de noviembre de 1961) Obispo de San Sebastián y teólogo español. Zumárraga fue su primer destino.
Los nacionalistas vascos llevan tiempo, muuuuucho tiempo, en no saber contestar muy bien, todavía, a la pregunta ¿Quién es vasco?. «Si un burro nace en un palomar no por eso es paloma».
Cierra el Congreso, diputados de vacaciones y… yo también y bien largas.
Sr. Erkoreka, le recuerdo, mañana a sintonizar ETB2. Además de nacionalista ¿también es usted republicano?.
Le deseo de corazón una Feliz Navidad y un año nuevo «10». Lo mismo a sus comentaristas.
La lección es clara, Mexica. Si queremos voz y voto en El Vaticano hemos de contar con una diócesis nacional vasca.
En Roma la iglesia espanola manda mucho, y los ultranacionalistas Rouco, Canizares y demás son quienes deciden las cosas en el Estado espanol. Laboa ya no vive y los vascos no existimos en Roma.
Luchemos, pues. Llegará el día en que se recupere la Primatura de Pamplona-Bayonne.
Adelante,
D
Querido periodista del corr…Perdon ramon.
Tu como siempre ignorando la violencia que no te interesa y defendiendo al enviado por un cabo de las ss.
No nos mandes mas retratos tuyos ya tenemos bastantes.
Ando si eres monarquico eres vasallo, tienes prohibido hablar con personas libres, recurre al baile del rey que te controla para que hable con personas libres, tu solo eres una propiedad transmisible por via gonadal.
No se si la Iglesia tiene en cuenta la diferencia entre deseo y mandato. Espero traducirlo bien entre desire y will. Es el deseo de Dios y es el mandato de Dios, que quizas pueda abrir una diferencia entre los caminos a seguir para entender en estos momentos el significado de esta institucion.
El poder politico ha utilizado a la iglesia La Inquisicion,etc… mas como pueda representar cualquier pelicula de Hitchock donde la psique del asesino sigue un mandato( will ), totalmente ajeno a algun sentimiento humano. La politica sabe mas de poder y dinero que del mensaje de la iglesia que es la Cristiana, la de ayudar al pobre.
Ando si eres monarquico eres vasallo……….
Y te crees que siendo socialista eres una persona libre ? No, esta visto y comprobado que el socialismo nos ha aportado una sociedad no igualitaria donde el termino clase esta en el poder. no se ha trabajado el termino igualitario, intercultural, etc…. Hay solo una critica en el poder de lo que se ha ido en contra. En estos momentos la represion esta en el poder y no la democracia Y es muy dificil acceder a esos poderes, y al final es el gobierno central, la burocracia la que controla. No te digo nada si aniadimos el modelo capital de managers ejerciendo de modus operandi.
tu solo eres una propiedad transmisible por via gonadal.
Asi es puede ser todo parte de nuestro estres. No? Cuando vamos al medico y le decimos tengo estos sintomas fisicos, nos olvidamos de hablar del vacio en las relaciones y sintomas psicologicos. Que tendremos que decir de nuestros presos en la carcell , que no habran sentido psicologicamente y como se sentiran fisicamente!!!
Tenemos y estamos dejando hacer a los gobiernos demasiado en el atrapar a «los culpables», y no dejarnos introducir unas formas menos daninas, les sale menos rentable? Es humanamente posible dejarles hacer y llevar este tipo de control, camaras en las aulas (por lo menos en UK), metodos psicologicos que para si los querria Hitler para cubrir su deficiencia psicologica. Y todo esto es normal en cualquier escuela y con ninios de corta edad? Sin pruebas, escondiendo mentiras,……….
La red hace maravillas. Ramón, a quien nada interesa la Iglesia Católica y menos aún lo que semejante entidad pueda hacer en el País Vasco, se lee mi humilde post -tan sobrecargado, como todos los que llevan mi firma, de fallas y de lagunas- y nos larga en este foro el comentario más extenso de todos los que se han insertado para hacer reflexiones en torno a este post. Los milagros existen. Vaya si existen.
Ramón es, al parecer, el único ciudadano del orbe que necesitaba que el Manifiesto de los presbíteros guipuzcoanos introdujese incorporase un exhaustivo excursus histórico, expresando al por menor todos los antecedentes del documento. No le han servido, al parecer, los extensos reportajes que la prensa -vasca y no vasca- ha publicado durante las últimas semanas, recordando la biografía de Munilla, su nacimiento en San Sebastián, su huída de Gipuzkoa a la hora de formarse como presbítero, su reincorporación a la Diócesis, ya como cura secular, para llevar a cabo una labor pastoral individualista y aislada, desligada de la emanada del obispado y de la consensuada en el Consejo del Presbiterio y los demás órganos colegiados y su nueva huída a Palencia para regresar, ahora, en olor de multitud a vengarse de los clérigos sospechosos que registró en una carpeta de su ordenado bajo el fraternal epígrafe de «Mafia». Ramón está en su derecho para exigir más información. Toda la del mundo, si quiere. Lo que ya no es tan lícito es que, quien de forma tan vehemente pide información desprecie la que se encuentra a su alcance, bien porque no le interesa o bien porque no le conviene. Porque Ramón se ha leído el documento -me corresponde el honor de haber sido la causa que le ha llevado a tomarse semejante molestia- y hasta reproduce entrecomillados varios fragmentos del mismo, pero olvida -vaya usted a saber por qué- una frase del Manifiesto en la que se condensan buena parte de las claves que permiten comprender la reacción de los presbíteros guipuzcoanos.
En efecto, los curas de la Diócesis de San Sebastián afirman en el documento: «Manifestamos nuestro apoyo y adhesión a la línea pastoral y estilo eclesial que se han ido forjando en nuestra Diócesis en fidelidad al espíritu del Concilio Vaticano II con el aliento y la dirección pastoral de nuestros obispos». A nadie se le oculta que quienes huyen de su Diócesis al seminario de Toledo, lo hacen para recibir en ella una formación que guarda muy poca sintonía con el Concilio Vaticano II. Y a nadie se le oculta, tampoco, que muchos de los formados en ese seminario, gustan de hacer rancho aparte en la vida diocesana, cuando esta no mira con simpatía a las pautas preconciliares. Pero nuestro querido Ramón, que ignora esta parte tan significativa del Manifiesto, acusa a sus firmantes de «hipócritas» y «cobardes», por la simple razón de que no han consignado en el escrito detalles que estaban consignados en toda la prensa escrita y divulgados por muchos medios de comunicación.
En el único punto en el que, al parecer, Ramón, no necesita datos explícitos, probados e inequívocos es el relactivo condición «nacionalista vasca» del clero secular guipuzcoano. Ahí, la elemental cautela de «presunto» que recojo en el post, le parece un hábil manejo manipulador del abogado defensor, «por no decir otra cosa». ¿Qué pruebas tiene Ramón para dar por supuesto que los curas guipuzcoanos actúan animados por su condición de nacionalistas vascos? ¿Tendrá, de verdad, alguna?
Hay otro extremo del escrito de Ramón que llama la atención. Me acusa de mezclar el asunto con «cosas ocurridas hace 70 años que nada tienen que ver con el caso». Y todo ello, con la aviesa intención de «desviar la atención» y reconducirlo todo hacia la conclusión por mí prefijada. Querido Ramón. ¡Claro que tienen que ver con el caso! Entonces, como ahora, políticos, medios de comunicación y circulos eclesiásticos pusieron en marcha una campaña de desprestigio contra el clero vasco que no apoyó el cuartelazo de Franco, basándose en las mismas razones. Las mismas.
1.- Siendo curas, anteponían su ideología nacionalista (vasca) a la condición de presbíteros de la Iglesia Católica. Habían traicionado su misión eclesial.
2.- Siendo curas, habían legitimado, con su actuación, la trayectoria y los hechos de los comunistas desalmados y asesinos que actuaban en el Ejército de la República. Habían traicionado su fe en el Dios del amor.
Las circunstancias han cambiado, pero los pilares sobre los que descansa la campaña son, como ya he señalado, los mismos. Es curioso, pero es así. Lo que evidencia que, en España, el discurso antinacionalista vasco apenas ha evolucionado en los últimos setenta años. Ni en los métodos, ni en los argumentos. Basta espigar la prensa de los años treinta para descubrir que el argumentario apenas ha evolucionado.
A Munilla, en efecto, le hará falta suerte. Pero la suerte, por sí sola, rara vez resuelve los problemas enconados. Y si Munilla no busca la manera de ganarse la adhesión del clero guipuzcoano, me temo que no le resultará fácil garantizar la comunión de la Diócesis.
Desdelacasadelpueblodeortuella se limita a avalar, punto por punto, las tesis de Mingote. Es normal. España une mucho. Y las insidias contra los enemigos del impulso patrio arraigan de tal modo entre los cosmopolitas del campañario hispánico que emerge espontáneamente desde lo más profundo. El esquema argumental que los golpistas y sus propagandistas diseñaron en la España de los años treinta ha marcado una pauta inmutable, firme y clara. Por los siglos de los siglos, amén. Como la mirada hacia las rutas imperiales que nos conducían hacia Dios de la mano del centinela de Occidente. Cuando retiraron del camino al obispo Mateo Múgica, designaron en su lugar a un administrador apostólico apellidado Laucirica. Su primera carta, que contó con gran eco mediático, se deshacía en loas a la patria auténtica. A la verdadera. A la única querida por Dios. El diario El Pueblo Vasco la glosaba con estas palabras: «Es un documento profundamente patriótico en el que se exhorta a sus hermanos en el sacerdocio, a una total incorporación al Movimiento nacional, por ser defensor de los derechos de Dios´, de la Iglesia Católica y de la Patria, que no es otra que nuestra Madre España». El dilema es claro: O eres católico, o no lo eres. Pero si lo eres, tienes que amar a España, cuya unidad está atada por Dios. No cabe declararse católico y denostar a la Patria elegida por el altísimo para implantar su reino en la tierra.
La visión teológica de Ando, me fascina. El obispo no es nada sin el presbiterio. Esto lo sabe hasta el sacristán de la parroquia más recondita. Pero Ando habla de EREs. Es una idea muy sugerente del Pueblo de Dios. Sólo le falta sugerir a Munilla que parafrasee a Luis XIV afirmando: La Diócesis soy yo. Todos los demás me sobran. Y el mal está, a su juicio, en el nacionalismo (vasco), claro. El escrito de los curas de Gipuzkoa no cita una sola razón política para justificar su Manifiesto. Pero Ando no duda de que todos son nacionalistas vascos y que actúan animados exclusivamente por esa condición. Como los fascistas de los años treinta. Igualito igualito.
El sacristán de alguna parroquia. con el visto bueno de su cura jefe, ha abierto la puerta y subido la sotana, para dar cobijo a lo que a lo largo de muchos años, bajo la batuta del pnv, han dado lugar a episodios que usted sabe, sabe y sabe muy bien. ¿a que le sigo fascinando?.
Mira Josu, la Iglesia por sí es dictatorial (como lo debe ser un padre con su hijo) y Munilla es elegido por el Papa, aconsejado por Rouco Varela, cardenal español. Lo interno de su partido ¿no es dictatorial?.
Gracias, Josu. Ya me ha quedado más claro. Es que, verás, hasta hace unos diez días, yo no había oído hablar del señor Munilla, ni que había huído de Guipúzcoa -por cierto, ¿de qué huía? Utilizas la palabra tres veces, así que debe ser importante-. Soy tan ignorante que ni siquiera sabía eso que dices que no se le oculta a nadie: que la orientación de la formación en el seminario de Toledo no está en sintonía con el Vaticano II.
Pero, como digo, ahora ya me ha quedado claro: los curas firmantes del manifiesto no son nacionalistas, sino fieles al espíritu del Vaticano II. Y Munilla no es antinacionalista, ni nacionalista español, sino, simplemente, carca. Y ésto lo sabe todo el mundo, por eso el manifiesto es parco en detalles innecesarios.
Entonces, este tema no es tan sugerente como yo había pensado. ¿De verdad que los curas no son un poquito nacionalistas y Munilla un poquito antinacionalista? ¿Ni un poquito?
¿Le ha llamado Benedicto XVI para suscribir un concordato con usted para que a los obispos los consagre Arzallus tomando chiquitos en los batzokis de Bilbao?.
Los «enemigos» de Munilla están en su mayoría tan mayores y tan desmoralizados, que en pocos años más, ya jubilados, no estarán para darle mucha guerra. No creo que él esté ahora angustiado: los que están muy preocupados son sus «contrarios».
En el tiempo de Mons. Setién y de Mons. Uriarte, el nacionalismo vasco exacerbado ha hecho un daño muy grande, especialmente en una buena parte del clero guipuzcoano.
Los candidatos al sacerdocio que «escapaban» de su propia Diócesis guipuzcoana y se iban a Toledo, Valencia, Madrid o a otros seminarios huían del nacionalismo de Mons. Setién y de otros muchos docentes de su tendencia. Si la mitad de los fieles guipuzcoanos que han llegado al sacerdocio lo han conseguido escapando de su propia Iglesia local, eso, digan lo que digan «los abajo firmantes» de la carta aludida, indica claramente que la Diócesis de San Sebastián requiere una «reforma» urgente y profunda.
“no quiero pensar que pasará cuando el mundo entero ya tenga claro que los vascos somos malísimos, que nuestro orgullo es pecado”
¡Ay! Mexica, Mexica, erre que erre con “los vascos”. Que no “piiiiiiiiiiiiiiiiiii”, que no: Todos los vascos no. Fijo que hay mogollón de vascos que no participan de “nuestro orgullo”.
Podríamos decir que, como los notarios, los hay buenos regulares y malos. Yo creo que a los que asesinan podríamos calificarlos más bien de malotes. También están los que con su actitud –aunque no tengan hemoglobina en las manos, pero si en el cerebro- contribuyen a que la cantera etarra no decaiga demasiado…
Y luego está la Iglesia y sus misterios, ¿por qué no se me negará que el hecho de que en el seno de una sociedad plural milagrosamente (como bien dice nuestro admirado Josu) “la inmensa mayoría del clero guipuzcoano” sea unánime en este asunto no es para rascarse la cabeza?
Levito como Santa Teresa al imaginármelo: ¡Cómo molaría una Euskadi sin las odiosas interferencias religiosas hispanas y con su propio papa euskaldun!
Señor, señor…
Ando, Ramón y Daniel hablan desde el odio y la rabia. Pero en Euskadi ya estamos acostumbrados al españoleo furibundo. A Munilla le veremos comiendo de la mano de Aznar y abrazándose santamente a la presidenta OPUSIANA del parlamento vasco. Le veremos pidiendo una oración por España. Le veremos en todas las manifas de la calle génova en Madrid, rodeado de banderas españolas y acoompañado de Camino, el portavoz de Rouco Varela. Al tiempo. Pero es no es politica, no. Eso es evangelización pura y dura.
Ando, ¿de verdad dices que un padre tiene que ser dictatorial con su hijo? ¿De dónde sales tú? ¿Ese es el amor que predica la Iglesia? La referencia a Arzalluz me parece de muy mal gusto. Por él, que no ha hablado en este entierro, y por el Sumo Pontífice. De todo modos, pienso que lo que a hecho Rouco es parecido a lo que usted dice de Arzalluz. Le recomendó a Benedicto a Munilla, tomándose una raya de coca. Porque elegir para obispo un tipo al que no quiere casi el 80% de los curas que tiene que gobernar, es algo de flipaos. En la Edad Media vale. Pero en pleno siglo XXI…
ULTIMAS NOTICIAS EN LA RED, QUE DAN LA RAZÓN A RAMON Y A ANDO: CON MUNILLA VIENE A GIPUZKOA LA DEMOCRACIA Y EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS.
NO TE ESFUERCES, JOSU, NADIE DEFENDERÁ A LOS PRESBITEROS GUIPUZCOANOS. LA PRENSA ESPAÑOLA LOS APALEARÁ -SIRVA COMO EJEMPLO LA VIÑETA QUE HAS COLGADO- LA JERARQUÍA LOS ASAETARÁ -SIRVA COMO EJEMPLO EL SILENCIO IMPUESTO A JOSÉ ARREGUI- Y, FINALMENTE, MUNILLA LES DARÁ LA PUNTILLA, POR MAFIOSOS. Y NUNCA FALTARÁ GENTE COMO RAMÓN, ANDO O DANIEL DISPUESTOS A APLAUDIR LA FAENA IN NOMINE PATRIA, AMEN.
José Arregui, la primera víctima de Munilla
1. 07.01.10 | 13:39.
Aún no ha tomado posesión de su diócesis de San Sebastián y ya ha aparecido la primera víctima del caso Munilla. José Arregui, el teólogo franciscanos que se atrevió a denunciar la desafección del nuevo obispo hacia su diócesis mientras fue cura en Zumárraga, tiene que callarse. Le imponen un silencio de más de 9 meses. Como cuenta hoy en su artículo de despedida en RD. Un silencio que acepta como buen franciscano, aunque con dolor.
¿Quién le ha impuesto tal castigo y por qué? ¿Por decir públicamente que el nuevo obispo tenía una carpeta en su ordenador llamada «mafia» con una lista negra de curas guipuzcoanos? ¿Por atreverser a dar la cara y decir en público lo que todo el clero vasco sabía y decía en privado?
¿Quién tiene tanto poder como para imponer a los franciscanos que silencien a uno de los suyos? ¿La Curia romana, el cardenal Rouco?
Esperamos, poco a poco, ir desvelando estos y otros interrogantes de la primera víctima de la época Munilla.
Es probable (eso quiero creer) que Munilla ni se haya enterado del tema, que pudo haberse fraguado a sus espaldas en las más altas esferas. Si no fuese así, mal empieza, antes de empezar. Y si fuese asi, su primer gesto creíble de reconciliación sería llamar a Aguirre, hablar con él y conseguir que se le levante el castigo del silencio impuesto. Será la primera piedra de toque del nuevo obispo. Un gesto que puede valer más que mil palabras y que (por acción y omisión) puede marcar, de entrada, su pontificado. Monseñor Munilla deberia rehabilitar a José Arregui. ¿Lo hará?
Creo que si dependieramos de las bendiciones de Toledo y sus esperanzas sobre la venida del 2 cristo, seria mas o menos como seguir a un comunista o socialista, buscando su camino espiritual y arrepentido de su consumismo. Su realidad es la venida de cristo, mientras tanto venga querella contra todo el mundo. Frustraciones como el currela que quiere comprarlo todo, pero va contra el modelo, cae en el consumismo.
Hola Josu, te confieso que solo he leído tu comentario principal sobre este tema. Pero me gustaría, con tu permiso hacer un pequeño comentario al respecto.
No quiero entrar en las razones, ¿Políticas? ¿Religiosas? que puedan tener ni el PNV, ni el (como vosotros llamáis) PPSOE, ni ningún otro partido político, organización o grupo de personas seglares o religiosas se han decidido a defender o atacar la carta de ese 77% de curas. Allá cada cual con su conciencia.
Yo creo que el problema real (y grave) lo tienen ese 77% de sacerdotes católicos que sin ningún tipo de pudor, ponen en duda una decisión de su superior jerárquico. Para entendernos, es como si el Director general de mi empresa cambiara al Jefe de mi departamento y unos cuantos compañeros y yo escribiéramos una carta diciendo que no aceptábamos el cambio. La respuesta más lógica (que seguramente recibiríamos de la dirección) seria comentarnos que a los Jefes de departamento los pone y los quita el director general, no los empleados. Y que si no estamos de acuerdo con su decisión, somos libres de pedir la cuenta y marchar a otra empresa
Eso sería en una empresa (privada o pública). Pero el problema es que no estamos hablando de una empresa, sino de la Iglesia Católica. Y todos los sacerdotes católicos; tanto los que suscribieron la carta como los que no; tanto los vascos, como los valencianos, como los alemanes o los peruanos. Todos saben (o deberían saber) donde pertenecen. Y los derechos y obligaciones que tiene su pertenencia y/o su cargo en la Iglesia Católica.
Yo no soy religioso, pero creo recordar que todos los sacerdotes católicos realizan unos votos entre los que se encuentra uno llamado voto de obediencia. Voto que aceptaron libremente junto con el de pobreza y el de castidad. Votos que se comprometieron a cumplir. ¿Nos parecería correcto ver a un sacerdote católico comprándose un deportivo, joyas o comiendo en lujosos restaurantes y pagando con la Visa oro? ¿O enrollándose con una joven en una discoteca un sábado por la noche? Parece que aceptamos sin muchos miramientos que algunos sacerdotes violen alguno de sus votos sagrados, siempre y cuando beneficien a nuestros intereses.
Desde mi humilde punto de vista los sacerdotes que firmaron la carta tienen dos únicas opciones:
1ª- Hacer uso de otro gran valor del cristianismo como es la humildad, pedir perdón a sus superiores y aceptar los votos que se comprometieron a cumplir el día de su ordenación.
2º- pedir la baja voluntaria y crear otra iglesia, secta o fundación en la que podrán poner las normas que más les gusten, evitando todas aquellas que les molesten.
Un saludo
Jesús P.
Jesús, creo has dado en el clavo. Dentro de la Iglesia católica hay quienes piensan que la comunidad de creyentes son el pueblo de Dios, de hermanos unidos por la fe, la franternidad y la caridad. Todos corresponsables y mutuamente respetuosos. Y otros piensan que es una estructura jerarquica en la que el de abajo no pinta nada. El Papa lo es todo y los demás, como los súbditos de las monarquías absolutas carecen del más mínimo derecho y la más mínima consideración. Los presbíteros y la mayoría de los creyenetes guipuzcoanos creen en el primer modelo de Iglesia, inspirado en la dignidad humana y el amor de Cristo, en el que todos han de ser humildes, no sólo el cura de pie, también el Obispo. Y Munilla, junto a Rouco, creen en el segundo modelo. La Iglesia soy yo.
No compares, Jesús, una empresa privada -cuyo propietario y accionista es el que manda- con una organización humana basada en el amor de Cristo, en la que deben prevalecer el encuentro respetuoso, el diálogo y la caridad cristiana. Sin comunidad, el obispo no es nada ni nadie.
Apezarena, en primer lugar gracias por reconocerme que he dado en el clavo. En segundo lugar yo también estoy de acuerdo contigo en que “iglesia” es la comunidad de creyentes, de hermanos unidos por la fe, etc. Pero no estamos hablando de las bases, estamos hablando de unas personas (los sacerdotes) que pertenecen a una estructura, que tienen unos cargos en una organización, unos cargos que conllevan unas responsabilidades y unas obligaciones.
Veo que no te ha gustado mi comparación de la Iglesia (Jerarquía) con una empresa privada. Voy a intentar explicártelo de otra manera.
Hay varios ejemplos a lo largo de la historia en los que una parte de la iglesia (comunidad de creyentes) no estuvo de acuerdo con los dictados de la Iglesia (Jerarquía). Como ejemplo te apunto dos, uno hace algunos siglos de un tal Martin Lutero y otro hace algunos decenios de un tal Marcel Lefebvre. Los dos acabaron fundando su propia Iglesia, escindiéndose de la Iglesia Católica.
Y solo una cosa más. Tienes razón cuando dices que el Obispo sin comunidad de creyentes no es nada. Pero te olvidas de decir que la comunidad de creyentes sin Obispo y sin el respaldo del Vaticano tiene todas las papeletas para convertirse en una secta, una secta como tantas otras sectas cristianas que pululan por esos mundos de Dios.
Un saludo
Jesús P.
Jesús: ¿qué es para tí una secta? ¿qué diferencia a la iglesia católica, apostólica y romana de las «sectas cristianas que pululan por esos mundos de Dios»? Arroja un poco de luz a estos agnósticos impenitenetes que en el mundo somos… ¡A ver si te va a pasar a tí como a los españoles no-nacionalistas de extrema derecha!
Hola, Don pinpón. Preguntas ¿qué diferencia a la iglesia católica, apostólica y romana de las “sectas cristianas que pululan por esos mundos de Dios”?
Desde mi punto de vista es única y exclusivamente el nombre… (Católica, apostólica y romana). Y con respecto a «los presbíteros y la mayoría de los creyentes guipuzcoanos» a los que aludes, el decidirse si quieren pertenecer a una u otra.
Como dije anteriormente, En la Iglesia Católica hay unas normas que no son de Rouco, ni del pastor alemán que dirige en estos momentos el Vaticano, normas que están muchos año antes de que nacieran ninguno de los dos, normas que hay que cumplir para pertenecer. Y el que no esté en disposición de cumplirlas es muy libre de fundar otra iglesia/secta y hacerla funcionar como una cooperativa tomando todas las decisiones y la elección de cargos por votación a mano alzada.
Un saludo
Jesús
P.D.= Te informo que no todos los españoles no-nacionalistas son de extrema derecha.
Estimado Jesús:
Observo que la actitud desde la que escribes no es la de un conversador que busca aproximarse a la verdad a través del contraste, sino la de alguien que se sabe en posesión de la verdad absolulta y ha de buscar la fórmulal más adecuada para explicarse a sus interlocutores. Cuando dices: «Veo que no te ha gustado mi comparación de la Iglesia (Jerarquía) con una empresa privada. Voy a intentar explicártelo de otra manera», me parece que adoptas una posición prepotente.
La Iglesia Católica sólo acierta, a mi juicio, cuando concilia lo local con lo universal, en el contexto del reconocimiento mutuo y el amor fraterno que es lo que Cristo predicó. La imposición de la autoridad de la Jerarquía por encima de la racionalidad y del sentido común, siempre ha llevado a errores garrafales. Y la Iglesia ha incurrido en ellos con frecuencia. Véase el caso de Galileo. Véanse las brutalidades cometidas con la Inquisición. Y Véanse las atrocidades que se cometieron en la época en la que la familia Borgia metió sus garras en el Vaticano. También entonces la autoridad del Papa, incontestable, según tú, en cualquier circunstancia y condición, impuso a uno de sus hijos como Cardenal y luego le mandó a la guerra. No seamos ciegos. La autoridad no es para ejercerla arbitrariamente, sino consensuadamente. Si alguien ha roto la comunión en Gipuzkoa no es el presbiterio que ha expresado su actitud crítica con respecto a Munilla, sino el propio Munilla, al aceptar un cargo para el que sabía que no iba a ser aceptado por la Diócesis.
Si la Iglesia y, de manera especial su más alta jerarquía, que ha de ser el germen del amor evangélico, no es capaz de dar ejemplo de respeto al prójimo y de reconocimiento de la dignidad humana, propiciando el encuentro y la adhesión voluntaria, y no la imposición, algo no marcha bien. Cuando la jerarquía se aparta del Evangelio abrazándose a las pasiones humanas de soberbia y de poder, algo no cuadra.
Un abrazo fraterno
Muy apreciado apezarena:
Siento en el alma que tras leer mis comentarios creas que se deben a una actitud prepotente. Mi intención era única y exclusivamente ser un poquito sarcástico puesto que tuve la ligera impresión de que aunque yo intentaba poner el foco donde (humildemente y viendo la situación desde fuera de Euskadi) creo que esta el verdadero problema que tienen encima los firmantes del manifiesto contra el nombramiento del nuevo Obispo, vosotros me intentabais explicar la diferencia entre “estructura Jerárquica” y “comunidad de creyentes” o me discutíais la desacertada forma que había tenido de expresarme o los ejemplos que puse.
Hablas de la los problemas y/o errores a los que lleva la imposición de la autoridad de la Jerarquía por encima de la racionalidad y del sentido común.
¿Racionalidad? ¿Sentido común? No estamos hablando de física ni de filosofía, si no de religión. Y la religión con la racionalidad y el sentido común se llevan bastante mal.
En religión, cuando cualquiera de sus preceptos choca con la racionalidad o el sentido común se le aplica el sello de “auto de fe” y problema solucionado.
¿Qué la iglesia católica ha cometido errores garrafales a lo largo de su historia?, por supuesto.
Y los seguirá cometiendo, ya que sufre un mal endémico que vendría a ser algo así como un desfase de varios siglos entre el Vaticano y la sociedad. Pero para eso también han encontrado solución, en cuanto pasan doscientos años se reconoce el error y se pide perdón.
Dicho todo esto, y pudiendo estar de acuerdo contigo en la mayoría de los puntos a los que haces referencia, el problema creo que sigue estando en el mismo sitio que al principio. La Iglesia Católica es como es, independientemente que nos guste o nos disguste el camino que lleva.
Y supongo que coincidirás conmigo en que ni tú, ni yo, ni el 77% de presbíteros de una diócesis va a cambiar una forma de actuar y organizarse de una religión católica tras 2000 años.
Otro abrazo fraterno
Jesús P.
Yo también pienso así:
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20100116/opinion/obispo-munilla-20100116.html
Un beso cargado del amor cristiano de Munilla
Lo que sospechaba ¿O sea que la religión católica es una especie de trágala que los creyentes se tienen que chupar, aunque diga cosas que son auténticas chorradas, cuando viene adornado con la autoridad de la Jerarquía? ¿Una chorrada dicha por un obispo o por un cardenal es una verdad como un templo? Con razón he dejado de creer hace años. Los cuentos son para los niños. Y las órdenes sin rechistar para los esclavos. Cuando encuentren una religión que respeta la dignidad de los hombres y no pretende imponerles cuentos chinos, me avisan. Hasta entonces, seré ateo.
Estimado Maestro:
Hoy regreso de Roma, la ciudad eterna, que he visitado con la intención de tomar la temperatura al Vaticano. Está que bulle. Seguidores de don José María Escribá, kikos y Legionarios de Cristo pueblan los rincones y cantones del catolicismo mundial, con ademanes piadosos que se transmutan en dentelladas de fiera cuando descienden de lo eterno a lo secular. Entre las cavilaciones del regreso, he recordado que le escribí a usted un mensaje en el que expresaba mis sencillas pulsiones sobre el sentido de la fe católica y la orientaciones de la Iglesia. Y al visitar el blog de nuestro amigo Erkoreka, me he encontrado con su último comentario que he leído a la luz de las cosas que he visto y oído en el Vaticano.
Siempre pensé que la principal aportación del Vaticano II radicó en su propuesta de diálogo con la sociedad y en su intento de formular una fe comprensible y asumible por el hombre y la mujer del siglo XX; el siglo de la ciencia y la racionalidad. Siempre pensé que el Vaticano II suponía la superación definitiva de la fe del carbonero y la proscripción definitiva del fatídico: «doctores tiene la Iglesia que le sabrán responder». Entendí que el Vaticano apostaba por superar la infantilización de la fe; la pretensión de inculcar a los adultos dotados de racionalidad un cuadro de creencias concebidas como relatos mágicos y casi oníricos, en los que hay que creer a ciegas. Y aplaudí la lectura crítica de la Biblia desde presupuestos históricos y literarios; una lectura que permitiera profundizar el sentido auténtico del mensaje de Cristo, sin quedarse en la hojarasca de un relato tomado en sentido literal.
Veo, sin embargo, que para usted, la fe es incompatible con la racionalidad y el sentido común. Compruebo con una inmensa pena que, a su juicio, el creyente ha de operar, exclusivamente, sobre autos de fe que demandan una obediencia ciega e incondicional. Percibo que, en su opinión, la fe católica no vale para el hombre y la mujer contemporáneos, a menos que estos renuncien a los rasgos característicos de su generación y se muestren dispuestos a obedecer sin rechistar a un jerarca empeñado en inocular mensajes inasumibles en la sociedad que vivimos.
Si el evangelio no sirve para despertar en nosotros el respeto por el semejante, la solidaridad, el crecimiento personal y el desarrollo armónico del ser humano mediante el compromiso por la construcción del Reino de Dios, no vale para nada. Y si la Iglesia se ha de limitar a fomentar creyentes obedientes, sin sentido crítico ni capacidad de contraste con la realidad, tal y como usted apunta, entonces no es la Iglesia de Cristo, sino una secta cualquiera. Al fin y al cabo, las sectas se caracterizan por anular la autonomía y la capacidad de raciocinio de los seres humanos…
¿Es, entonces, Munilla, el promotor de una secta en Guipuzcoa?
Temo tanto la respuesta, que prefiero quedarme con la pregunta.
Quede usted con Dios
Estimado “discípulo” apezarena:
Explicas lo que crees es la principal aportación del Concilio Vaticano II, pero como te dije anteriormente puedo estar de acuerdo contigo en la mayoría de las ideas que expones. Por lo que creo que habría sido mejor (aprovechando tu estancia en el Vaticano) hacer participes de tus reflexiones a los responsables de la Curia Romana.
Veo, con pena, que asumes como míos conceptos que son propios de esa Jerarquía Católica Pos-Concilio.
Con respecto a la última pregunta que dejas en el aire, creo que yo la cambiaria por esta otra. Ya que en la tuya noto cierta miopía.
¿Es, entonces, el Vaticano, el promotor de una secta en el mundo?
Y yo también temo la respuesta.
Que la paz sea contigo.
Jesús P.
¡Ay Señor…..! ¡Llevatelos a todos pronto y que nos dejáis aquí a los pecadores tranquilos!
EL OBISPO DIJO UNA ¡GRAN VERDAD!
Monseñor Munilla, en la entrevista que la periodista Gemma Nierga le hizo en el espacio La Mañana en la SER, dio en el clavo con sus declaraciones, y no tiene que rectificar nada señor Lehendakari del Gobierno Vasco, porque ha dicho absolutamente LA VERDAD.-
Visto la virulencia conque religiosos, políticos, escritores, periodistas, teólogos y demás gentes, se rasgan las vestiduras (y hasta las entrañas), para “condenar” al obispo Munilla, algo “gordo” y “verdadero” ha debido decir, porque sería propio de gente “sinsorga” atacarle de esa manera si lo que ha dicho “no es verdad”, ya que en ese supuesto sería mas correcto advertirle y sacarle de su error con argumentos de caridad cristiana (o no hacer “ni caso” a lo dicho, por… “estupidez”).-
Pero no.- Munilla ha dicho una gran VERDAD, y eso, duele a los que se quieren erigir en pedestales de “sabiduría” para que la plebe “los aplauda”.-
A los soberbios, les sale como un resorte eso de… “ha blasfemado”, “crucifiquémosle”, que es lo que en el fondo vienen ha decir y querer todos esos críticos del obispo.-
El obispo Munilla ha dicho que: es un mal más grande el que nosotros padecemos que el que esos inocentes sufren, refiriéndose a la catástrofe de Haití, para hacernos comprender “la gravedad del mal del que nos habla”.- También ha dicho otras muchas cosas que ustedes no quieren leer, agarrándose a esta frase como clavo ardiendo para “condenarle”.-
Son tan “monstruosos” los pensamientos de los que dicen que Monseñor es insensible a los dolores que padecen sus semejantes en Haití, que no hacen otra cosa que ratificar como verdaderas las opiniones del obispo respecto a la “enfermedad espiritual de nuestra sociedad”.-
¿A ustedes les extraña los males que nuestra sociedad padece?: “niños que desaparecen”, “chicas jóvenes terriblemente asesinadas”, “violaciones con ensañamiento”, “mujeres acuchilladas por sus parejas”, “padres maltratados por sus hijos”, “profesores amenazados y despreciados por sus alumnos”, “policías encubridores de gravísimos delitos”, “financieros estafadores”, “empresarios que se quedan con lo ajeno”, “robos con violencia”, “divorcios que desorientan a los hijos”, “abortos de chicas adolescentes”, “juventud adoradora del alcohol y las drogas”, “terrorismo con extorsiones y muertes”, “bandas callejeras de matones”, “políticos corruptos”, “mafias de trata de blancas”, “jueces prevaricadores”, y… pueden seguir enumerando males hasta donde quieran.
Con lo que la juventud percibe de nuestra sociedad a través de los medios de comunicación como… “modelos de vida”, no es extraño que “después” pasen todas estas cosas.- Y para más inri, pretenden quitar los crucifijos de las escuelas y colegios, que es querer quitar los mandatos que Jesucristo nos dio para enderezar nuestras conductas, para que seamos “hombres nuevos”; y no hay nadie que nos haga ver la “gran catástrofe” a la que nuestra sociedad se encamina.- El obispo Munilla sí lo hace: con sus escritos, con sus declaraciones, con las explicaciones del Catecismo de la Iglesia Católica.-
Si la sal se desala… ¿quién la salará?.-
Me encantaría que todos esos “virulentos críticos” del señor obispo de San Sebastián: religiosos y teólogos, me explicasen el Catecismo de la Iglesia Católica como lo hace el obispo Munilla.-
De los titulares y tergiversaciones que hacen los periodistas en sus periódicos, me extraña menos, porque viven de la noticia espectacular, “aunque sea mentira”.- No se si lo hacen queriendo ó sin querer, pero son muy hábiles en “recortar” frases ó pensamientos para que el titular sea “espectacular”, “monstruoso” y “escandaloso”, para que vayamos corriendo al kiosco a comprar el periódico.-
Un columnista que llama “tarugo” al señor obispo, también ha escrito: Eso de comparar la delicada situación española con la horripilante catástrofe de Haití no es solo una mentecatez, sino una blasfemia.- (aunque dice que puede estar emitiendo un juicio temerario al criticar a monseñor).-
Señor periodista, usted que escribe columnas que casi son “puro Evangelio”, ¿no le habrá traicionado también “ese pedestal” de tener que escribir a diario algo espectacular, sin pensar muy bien en lo que dice, para que compremos el periódico y le paguen a usted su sueldo?-
Quiero pensar que a Munilla no le han, ó no han querido entenderle; por eso, uno de esos teólogos que quieren “crucificarle” por lo dicho en la entrevista, escribe: Para una persona que cree en Dios, lo más sagrado es la vida humana.-
¿No será… “LA VIDA ETERNA”… señor teólogo?, y por ende ¿la vida humana, que es sagrada para “los que creen” y para “los que no creen” en Dios? .-
Quiero estar, en este caso, al lado del señor obispo de San Sebastián: Don José Ignacio Munilla Aguirre, porque dijo una ¡GRAN VERDAD!-