Cuando López asumió la secretaría general del PSE, encomendó a Emilio Guevara la elaboración de un informe-propuesta sobre el Estatuto de Gernika, su desarrollo, sus potencialidades y las eventuales reformas a introducir en su texto para adaptarlo a los tiempos. Recuerdo que, al recibir el encargo, Guevara fue entrevistado por numerosos medios de comunicación, para que adelantase sus posiciones e hiciese públicas sus impresiones. En una de esas entrevistas -publicada en El Pais del 6 de junio de 2004-, el periodista le interpeló por las razones que, a su juicio, habían llevado a los socialistas a encargar un estudio como aquél a alguien, como Guevara, que en aquellas épocas se declaraba, todavía, como nacionalista vasco. Guevara respondió:
«Supongo, sin presumir, que consideran que algo sé del Estatuto de Autonomía. Yo diré lo que creo y ellos tomarán lo que les parezca que pueden tomar. Quizá hayan pedido esto a más gente, y harían bien. Me han pedido una opinión y será la que ya se conoce: que estoy a favor de que este lehendakari, o el que le sustituya, impulse un proceso pre-parlamentario de revisión del Estatuto, que sea lo más participativo posible, en busca de un denominador común»
Desde ese planteamiento, el abogado alavés elaboró un documento que los medios de comunicación bautizaron con su apellido: Plan Guevara, le llamaron. Hasta entonces, el mensaje de los socialistas vascos, que venía lastrado de los tiempos de Nicolás Redondo, se cifraba en la consigna Más Estatuto. El Estatuto -decían- es excelente y no precisa de reforma alguna. Todo lo más -añadían-, cabría impulsar su desarrollo en aquellos puntos en los que se encuentra anquilosado y acaso, también, explorar sus potencialidades. Pero nada más. Ni era necesario, ni tan siquiera era aconsejable reformarlo.

La fotografía refleja claramente quien manda y quien intenta complacer
Pero los planteamientos que Guevara incluyó en el Plan que llevaba su nombre, incluían la posibilidad de acometer su reforma en la línea definida por el Parlament de Catalunya. Y estos lineamientos fueron asumidos por el PSE hasta tal punto que López y su equipo elevaron el modelo de reforma estatutaria emprendido por los catalanes, a la suprema categoría de ejemplo a seguir en Euskadi. Y dejaron de hablar de Más Estatuto, para pasar a preconizar Otro Estatuto. Primero -aseguraban- cumpliremos el actual y después promoveremos su reforma, para avanzar en el autogobierno y dar satisfacción a la reclamación que en este sentido plantea la sociedad vasca. Eso sí, para contener las críticas del PP, que ya entonces les acusaba de hacer concesiones al PNV, participando en el juego de la reforma estatutaria, ocultaban esta estrategia tras un barniz comunicativo de apariencia inofensiva, que hablaba de Mejorar lo que tenemos.
En una entrevista que López concedió a la prensa en vísperas de las elecciones autonómicas de 2005 -ver El Mundo de 11 de abril de 2005- le preguntaron si su propuesta de reforma estatutaria estaba condicionada por la coyuntura electoral o se trataba de una apuesta firme que los socialistas iban a mantener de forma estable y por encima de los intereses del momento. No hace falta anotar que, para la mayoría de la población, se trataba de una maniobra puramente electoralista sin más recorrido que el de la campaña. Su respuesta, sin embargo, apuntó en la dirección contraria:
«El PSE está haciendo una propuesta en la que cree y que ha sido aprobada por unanimidad en el seno del partido. Es decir, aunque yo dejara de ser secretario general, todo el PSE seguiría detrás de la mejora del Estatuto y detrás de todas las propuestas que hemos hecho. Da igual quien esté al frente».
Mas, para hacer frente a las críticas de los populares, que no dejaban de recriminarle por aquel obsesivo empeño en complacer a los nacionalistas vascos, aceptando sus reglas de juego, López se hizo con un esquema argumental que justificaba sus posiciones apelando a la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca. La demanda de un mayor autogobierno no era, a su juicio, patrimonio exclusivo de los nacionalistas. Era una aspiración profundamente arraigada entre los vascos, que gozaba entre estos de un respaldo generalizado. «Nos podemos volver locos -observaba López- defendiendo el Estatuto tal y como está y que no se mueva ni una coma, pero si la mitad de la sociedad vasca dice que no es un punto de encuentro, pues no es un punto de encuentro ¿Entonces? Habrá que buscar al fórmula para lograrlo». Y añadía: «Cuando yo hablo de mejorar el autogobierno no hablo de satisfacer al PNV sino a la sociedad vasca, que entiende que autogobierno es igual a bienestar, que más autogobierno es más bienestar».
Bueno, pues ya ven como están las cosas. López anunció el pasado viernes el inicio de una ronda de contactos para estudiar la posibilidad de promover una reforma estatutaria. Pero tan pronto como ha escuchado junto a sus oídos el zumbido de los proyectiles críticos lanzados desde la filas del PP, ha vuelto a agachar la cabeza para acurrucarse de nuevo en la trinchera y quedarse así, agarrotado e inmóvil, todo el tiempo que sea necesario hasta que su socio preferente recobre la calma. Poco importa que sus propuestas de antaño fueran aprobadas «por unanimidad» en el seno del Partido. Poco importa, también, que se aprobasen desde la persuasión de que iban a ser defendidas en cualquier caso y circuntancia, «estuviera quien estuviese» al frente de la organización. Poco importa, en fin, que fueran concebidas desde el deseo de satisfacer las ansias de autogobierno que comparten los vascos, en la creencia de que «más autogobierno es más bienestar». Nada de ello importa cuando el socio preferente exhibe amenazador los inicisivos y los caninos. Lo primero es el sillón, no las propuestas unánimemente acordadas en los órganos del Partido.
Ha bastado una leve amonestación de Basagoiti para que unas propuestas socialistas tan reflexionadas, tan maduras y tan unánimes como las que López nos contó que tenían en materia de autogobierno, se hayan derretido con la velocidad con la que se derrite un helado en la cámara cerrada de una sauna. Cuando uno compara el panorama vasco con el catalán y comprueba que allí, la reforma estatutaria la pactó el PSC con las formaciones nacionalistas, enfrentándose abiertamente a la furibunda oposición del PP, descubre la diferencia que existe entre estos socialistas y aquellos, en planteamientos, en estrategias y hasta en querencias personales.
Con los tirones de oreja que le mete Basagoiti a loPPez, terminara quedandose con la oreja en la mano.
Dejo un mini sketch para que los de vaya semanita le pregunten al independiente de Surio si pueden bromear o no a cerca de ese gobierno fuerte que dice haber construido loPPez. Ah!! y socialista!!
Despues de los lamentables espectaculos dados por el congreso espanol con el Estatut de Catalunya y la propuesta de nuevo estatuto del parlamento vasco, insistir en la reforma estatutaria es via muerta.
Creo que la solución esta en evitar el adoctrinamiento espanolista en la educación del estado y así los ciudadanos españoles se acerquen a la realidad plurinacional del estado.
Para ello es necesario que el ministerio de educacion sea gestionado desde el eje Vasco-Catalan pudiendo eliminar de la sociedad española sus obsesiones identitarias.
Facil de hacer, no ?
Por errores o no, por pragmatismo o no, por indefiniciones o no, la realidad es que todavia hay muchos Guevaras en el PNV que dicen ser nacionalistas. Yo no dare nombres, pero los hay quienes dan conferencias buscando un encaje en Espania, y «ya sabemos cual es el encaje». La diferencia es que algunos dejan el partido y otros no. La diferencia es que algunos todavia siguen haciendose llamar nacionalista. Yo, sinceramente, no veo distincion entre Guevara y gente como el conferenciante de turno. Ese conferenciante de turno que mediante su estrategia ayuda a la disolucion de Euzkadi en el estado. Y califica de radicalidad todo aquello que vaya en contra de ese » encaje». Que es precisamente lo que los nacionalistas espanioles quieren.
No diga necedades, Ercoreca. Lo que habría que hacer es quitarles el Estatuto y gobernar las vascongadas desde Madrid. Con más policía, claro.
vaya seguro que curro es ares…………..
Curro, ¿Por que no tomas tu la iniciativa?
Como te supongo Ligberal no esperes a papa estado, junta a tus colegis y plantate aqui a impartir doctrina, veras que risas.
Oye, Josu. Voy a ser sincero. Antes me gustaba Pako. Me caía bien. Decía » este llegará a lehendakari aunque seguro que se marchará con el rabo entre las piernas». Incluso, y esto es algo que ya dije en el blog de Iñigo Urkullu, estuve tentado de votarle pero, cuando en las elecciones aútonomicas aparecío con esos aires de chulo de barrio me dije » yo a este no le votó. Ni a ningún socialista. Con mi voto que no cuente en la vida y me da igual que me quedé solo yo votando al PNV» aunque ya veo que no estoy solo.
Por cierto, josu, desde que ganarón las elecciones generales los socialistas se han vuelto intratables ¿ qué les habrá pasado?. ¿ Se les habrá subido el éxito en la cabeza? ¿ Por qué no admiten las discrepancias y dejan de ver osuros intereses políticos detrás de las críticas?. Antes veía a los socialistas fuertes y seguros de si mismos. Ahora les veo acomplejados y debíles, sin ideas y López esta irreconocible. Jo ¡ como cambian los políticos de un día para otro!. pero tú no cambies. Sigue así. Dando caña.
Ya para terminar. Parece que vuelven los picos entre el PNV y el PP pero sabes que te digo. Que todo esto no me pilla por sorpresa porque.
YA LO SABÍA, YA LO SABÍA.
Saludos.