En esta segunda entrega de la serie que dedico a recordar la figura de Pedro Eguillor y el influjo político que ejerció en Bilbao -e incluso mucho más allá de los límites geográficos de la villa-, me centraré en estudiar el perfil personal e ideológico del protagonista. En la primera parte analicé el contexto: la tertulia. En esta, me ocuparé del personaje y su pensamiento.

Imagen tomada en la plaza Pedro Eguillor de Bilbao
Pero para que nadie me acuse de parcial, manipulador y sectario, me aproximaré a su figura a través de los testimonios que algunos de sus más acérrimos seguidores difundieron a los cuatro vientos en los meses inmediatamente posteriores a su muerte; es decir, cuando todavía se encontraba fresco el recuerdo de la estela humana e intelectual que dejó tras de sí.
Son numerosas las glosas sobre la personalidad y el temperamento de Pedro Eguillor que se publicaron en la prensa afín a Franco durante los días que sucedieron al de su muerte; ponderaciones que se repitieron más o menos literalmente tras la ocupación de Bilbao y en todos los aniversarios del 4 de enero. Conservo un fichero amplísimo, construido sobre las decenas de artículos que sus discípulos y admiradores escribieron durante este periodo para evocar su figura y recordar sus cualidades. En las siguientes líneas, reproduciré algunas de las citas más relevantes, aunque sin pretensión alguna de ser exhaustivo. Y completaré el acervo con algún testimonio de fecha más reciente, en el que se mantiene el elogio del perfil humano pero, curiosamente, se liman las más rugosas asperezas del ideológico.
Un hombre bueno
La primera característica que todos destacan en él, tiene que ver con su natural bonhomía. Los que le conocieron y trataron coinciden en reseñar que Pedro Eguillor Atterifge era un hombre generoso, cordial y simpático. Un auténtico torrente de afabilidad y dadivosidad. Pródigo en limosnas y propinas, debió gozar de gran consideración entre los mendigos y los necesitados de la villa. El falangista Eugenio Montes anota que “todos le debían en el país un favor y un consejo”. El presbítero José de Echeandía, le recordaba como “alma escogida y buena […] Era, lo que se dice, una institución de bondad, cortesía, de generosidad, de cultura, de socorro material para los pobres… Él, que casi nada gastaba para sí propio, hallaba modo de dar anualmente miles de pesetas a los menesterosos y a las obras pías”.
Este fondo de bondad, hacía que sus conocidos relativizasen la importancia de sus toques de excentricidad. José María de Areilza le retrata como “un burgués acomodado, con una fuerte carga genética irlandesa por el lado materno. Tenía una traza inconfundible, un corpachón poderoso, y su indumentaria era llamativa y aun extravagante. Vestía siempre de negro con una chalina anudada de seda oscura; la chaqueta repleta de periódicos y un gran sombrero de alas extendidas que rodeaban las guedejas rizosas de su pelo blanco. Bajo las pobladas cejas chispeaban unos ojos negros, vivaces, en perpetua búsqueda de un transeúnte amigo e interlocutor con el que pudiera dialogar”.
Hombre inteligente, bien formado y culto.
Otro testimonio unánimemente avalado por sus contemporáneos, destaca el hecho de que gozaba de una sólida formación académica y una amplia base cultural. Todos le recuerdan como un hombre leído, culto y brillante que seguía muy de cerca a las vanguardias europeas del pensamiento, la literatura y el arte.
Según Olascoaga, conocía “…los idiomas clásicos y el vascuence, inglés, alemán, francés y ruso”. Echeandía le describe como una “cabeza filosófica de primer orden, lector infatigable [y] espíritu cultísimo”; lo que le sirve de base para rememorar su figura como la de “nuestro Sócrates bilbaíno, el de las altas palabras y los más nobles hechos”. Para el capitán Nemo era “…la voz vigilante, la razón impugnadora, la inteligencia enormemente dotada de erudición, de claridad, de fuerza y gracia irresistibles”. Areilza le recuerda igualmente como “un personaje extraordinario, lleno de talento y lecturas, que deambulaba cotidianamente por las calles de Bilbao buscando interlocutores que no tuvieran quehaceres urgentes”.Y añade que “tenía una sólida formación universitaria y lingüística. Poseía una magnífica biblioteca con las últimas novedades del pensamiento inglés, alemán y francés en los campos de la literatura y de la filosofía política”.
Eugenio Montes hace notar que “sus conversaciones eran realmente lecciones, llenas de sabiduría política, de orden dórico y rigor aristocrático, en las que sometía a análisis científico de precisión infinitesimal todas las falacias de la demagogia. Algunos de sus discursos valían bien una página de Donoso o de Maestre” Y Sierra Bustamante le recuerda como “un hombre muy bondadoso, de inteligencia potentísima, que en su aspecto físico recordaba mucho a Chesterton, por lo que era llamado el <Chesterton bilbaino>.
Ágrafo y volcado en formar escuela
Son muchos, igualmente, los que recuerdan el escaso interés que sentía por consignar su pensamiento por escrito. Eguillor siempre se resistió a redactar sus reflexiones y dejar un legado escrito de las ideas que defendió en la tertulia del Lyon d´Or. Su propósito estaba más centrado en formar escuela y cultivar seguidores a través de las reuniones del café, que en pasar a la historia como un ensayista célebre. Esta visión la resumía gráficamente una editorial de El Correo Español, cuando ponderaba su persona como “original conductor de pensamientos [y] peculiar animador de quereres”.
Javier Ibarra resumía su aportación intelectual, describiéndolo como “uno de esos hombres que, pletóricos de facultades, no dejan tras de sí escritos ni publicación alguna, pero con su certera visión de las cosas y por medio de su verbo cálido ejerció portentosa influencia en la selecta intelectualidad española de Vizcaya, de tan señalado prestigio nacional”. Muy parecida es la evocación de José María de Areilza: “era –escribió el conde de Motrico- uno de esos hombres que dejan una profunda huella en la ciudad en que viven sin que jamás escribiera un libro, ni un artículo, ni pronunciara una conferencia, es decir que ejercía un magisterio al estilo socrático”. En el mismo sentido escribía Eugenio Montes: “Eguillor había reducido su magisterio al ámbito provincial y socráticamente prefería, a abrillantar sofismas, partear caracteres. Maestro de tres generaciones de vizcainos, en muchas ciencias las había adoctrinado, pero sobre todo en el arte difícil de gobernar”.
Así pues, Eguillor nunca puso por escrito sus ideas y cavilaciones. Y los que hoy aspiran a conocer su -al parecer, poderoso- pensamiento, no tienen más que remedio que recurrir al testimonio de sus discípulos, seguidores y prosélitos, que escribieron para rememorar al maestro y ponderar sus virtudes.
Según Ramón Sierra, un periodista bilbaíno que pasó sin solución de continuidad de monárquico acérrimo a franquista recalcitrante, si “jamás quiso escribir nada”, fue porque estaba “dotado de un orgullo muy español”. Más creíble y menos peregrina me parece la versión de Ramón de Olascoaga, según la cual, Eguillor era refractario a escribir “porque tenía un espíritu hipercrítico, a tal punto que si alguno de nosotros repetía una cualquiera de sus tesis, casi siempre nos llevaba la contraria o añadía una observación rectificadora, y no por el mero gusto de contradicción, sino por una exigencia de probidad intelectual […] y así no había manera de escribir”.
Pese a todo, Olascoaga reseña un dato curioso en torno a las excepciones que don Pedro gustaba practicar en su general rechazo a la práctica de escribir:
“Sólo cultivó una especialidad: la de los telegramas. Con un acto incomparable y vistoso, los redactaba en repentina inspiración, sugerida por las circunstancias. Algunos de ellos llevaban, cuando era oportuna la ocasión, las firmas de todos los contertulios. Entre los telegramas cursados por nuestro jefe intelectual, los hay memorables: por ejemplo, el que dirigió al ministro de la Guerra, en aquel tiempo, don Juan de la Cierva, rogándole que ordenara la inscripción de los nombres de los caídos por la Patria en las iglesias de los pueblos de donde aquellos fueran nativos, para perpetuar así su memoria y vivificar el culto a la madre España”.
Creo que el testimonio de Olascoaga es bastante gráfico y nos sirve de anticipo para aproximarnos a lo que fueron las pulsiones sociales y políticas que animaron a Eguillor.
El mentor de la tertulia.
El ágora en el que Eguillor ejercía su vocacional magisterio socrático era Bilbao y, más concretamente, la tertulia del Lyon d´Or, que dirigía y animaba, alentando paternalmente a sus integrantes. Al decir de Ramón de Olascoaga, Eguillor presidía la tertulia “…como fundador y animador, y como cabeza visible y privilegiada”. El falangista Eugenio Montes le recuerda como el hombre “patriarcal y erudito” que “guiaba con su experiencia aquellas horas de amistad y diálogo” de la tertulia bilbaína. Areilza observa igualmente que en el café de la Gran Vía de Bilbao, “presidía una tertulia literaria”. Javier de Ibarra le ensalza asimismo como el presidente del selecto ramillete de intelectuales vizcaínos que se reunían en el Lyon d´Or:
“El influyó en los contertulios, desde don Miguel de Unamuno al más joven de cuantas generaciones le alcanzaron. Todos le recordamos, aun los más mozos entonces, pues le mirábamos con respeto desde mesas contiguas, o le saludábamos en la suya cuando acompañando a nuestros padres nos asomábamos a aquella tertulia en la que ejercía su apostolado patriótico”.
Ideas políticas de Pedro Eguillor
José María Salaverría resume, tan concisa como gráficamente, los dos focos de interés que animaban el universo ideológico de Eguillor. Don Pedro -observaba el escritor donostiarra- “…discutía con vehemencia, con intransigente franqueza, defendiendo hasta el fanatismo sus razones y teorías, las cuales podían sintetizarse en dos: el amor a España y el odio a las fuerzas del desorden y del resentimiento social”.
La reseña de Salaverría nos aproxima a un hombre ardiente y efusivo en la defensa de sus ideas. Un hombre que se expresaba “con vehemencia” cuando exponía sus tesis, llegando, en ocasiones, “hasta el fanatismo”. Pero profundicemos un poco en lo que fue su prontuario ideológico
a) El intransigente amor a España
Tal y como reseñaba la editorial de El Correo Español de 2 de julio de 1938, el mentor del grupo del Lyon d´Or, “Tenia la pasión de España”. Al día siguiente, el diario volvía a incidir en esta caracterización del tribuno bilbaíno, recordándole como un “…hidalgo vizcaíno, cristiano y español […] síntesis entera, valiente, elegante y deliciosa de toda una hispanidad”. Quienes le conocieron, como Julián Zuazagoitia, posteriormente alcalde franquista de Bilbao, afirmaban que, ante todo y sobre todo, era un hombre de “significación españolista”. Areilza le describía, también, en la revista Vértice como “profeta ambulante y genial de la nueva España”.
Las semblanzas que los diarios bilbaínos hicieron de su persona tras la conquista de la villa para la causa del caudillo, ponían siempre el acento en la acendrada españolidad que destilaba Eguillor por todos sus poros. E.Z. le recuerda como un hombre de “intensa y preferente gravitación española” y confiesa que nadie, hasta conocerle, le “había hecho sentir y entender la españolía, como él, castizamente, designaba a la hispanidad”. “Nunca soy bastante español” dice que repetía una y mil veces en sus interminables soliloquios. José Echeandía observa que “era español, al estilo del que se describe en los versos de Rubén Darío:
“Yo siempre fui, por alma y por cabeza,
Español de conciencia, obra y deseo;
Y yo nada concibo y nada veo
Sino español por mi naturaleza…”.
Luis Hoyos, recordaba también la figura del tribuno bilbaino, evocando y ensalzando la gracia de España:
“Don Pedro simbolizaba al Bilbao español. Que eso era don Pedro: Un español. Su rostro se iluminaba y su palabra se encendía cuando hablaba de España. Y de Castilla. Era español con esa reciedumbre, con ese tesón, con ese entusiasmo con que lo es el vasco que <> medularmente español”.
Claro que el amor a España de Pedro Eguillor, se manifestaba íntimamente unido al rechazo más firme de las afirmaciones nacionales alternativas, en general, y de los postulados del nacionalismo vasco, en particular. Su concepción de España no era abierta y tolerante, sino cerrada y excluyente. Impositiva. Autoritaria.
El falangista Eugenio Montes recuerda que “Contra la idea barata y falsa de que el progreso consiste en la aventura, don Pedro enseñaba que el progreso se realiza en la tradición. Contra todo conato robinsoniano y separatista, profesaba el culto a la unidad”. Y por lo que se refiere concretamente al País Vasco, Montes, como buen seguidor de José Antonio, retomaba la tesis de la unidad de destino en lo universal: “Aquel ritmo alterno de intimidad campesina y lejanías cósmicas, aquella palpitación hogareña y oceánica me traía el latido de la historia del país, historia que sólo fue posible porque fue España. Sin la unidad política y el ancho horizonte imperial que suscitó, Vasconia hubiese permanecido encogida, ignorada, infecunda y pobre, como su lengua”.
Federico Acevedo le recordaba en el Diario Vasco como “…propulsor de todo lo español, lo auténticamente español…”. A su iniciativa -advertía- se habían dado “reiterados aldabonazos a las autoridades y a la conciencia nacional acerca del derrotero que llevaba el nacionalismo vasco y su confabulación con los marxistas y los señoritos y plutócratas republicanos vizcainos”.
El Correo español, siempre cariñoso con el nacionalismo vasco, le consideraba igualmente como un “…debelador implacable de la farsa sórdida y mezquina del catolicismo bizcaitarra. Lengua ardiente y fervorosa que a veces alcanzaba los más elevados tonos […] Como todo bilbaíno bien nacido, sabía seleccionar con rapidez la lista de los grandes emporios del separatismo, aquellos que oscilaban entre las primas a la navegación, las jugadas de la bolsa, los títulos del Reino y el relincho de sobremesa en el Batzoki rural a la hora del mitin. Pedro Eguillor, pedía a gritos, con su valentía rayana en la temeridad inconsciente, ejemplaridad contra la turba de millonarios, proveedores abundantes de las arcas de <Sabin Etxea>”.
Lequerica recuerda también que “En Pedro Eguillor, tomaba sobre todo el antiseparatismo las formas de un desdén torrencial y ofensivo de todos los momentos. <No, no, de eso ni oír hablar, no, Catolica non leguntur, parodiando a los teólogos protestantes> repetía a cada paso”.
Tal fue el apego que Eguillor profesó por todo lo que tuviera que ver con España y lo español que, después de ser asesinado, Hoyos lanzó una propuesta que, como veremos,tardaría muy pocos meses en llevarse a efecto:
“Tertulia de Lyon d´Or decapitada por la Gran Bestia, ¿No creéis que debiera ponerse en aquel rincón una lapida que diga: <En este lugar, don Pedro Eguillor hablaba todos los días de España>”
Como se ve, Eguillor era cualquier cosa menos un no-nacionalista. No era nacionalista vasco. Eso es evidente. Pero era un nacionalista español de tomo y lomo. Su ideario arrancaba de España, se nutría de España y tenía a España como máxima aspiración y objetivo. Su nacionalismo español era, además, cerrado, intolerante, agresivo y excluyente. El marco de su reflexión era España y no toleraba otras afirmaciones nacionales alternativas; “…si era monárquico -observaba Zugazagoitia- lo era por oposición al nacionalismo vasco, movimiento político que detestaba con todas las potencias de su alma”. Y para defender su cerrada idea de España, Eguillor no despreciaba procedimiento alguno, por ilegítimo y repugnante que éste fuera.
Nuevamente, recurrimos a Olascoaga para detallar este punto:
“En este culto [a la madre España], creemos que no ha habido un devoto más férvido y constante que nuestro llorado amigo. Se arrebataba cuando enjuiciaba la ingratitud o la indiferencia de las gentes ante los jóvenes sacrificados en holocausto al deber patrio. Su fervor patriótico le conducía a un exaltado militarismo. Para él, exagerando, ¡claro está!, su concepción política, el ideal de Gobierno, lo cifraba en cuatro generales o cuatro coroneles, o aun en cuatro sargentos o en cuatro modestos guardias civiles, que con su sola prestancia y su investidura, representativa de la autoridad del Estado, su rígido concepto del honor y del deber, del orden, de la jerarquía y de la disciplina, habrían de dirigir a España con bastante más cordura y acierto que la taifa de gobernantes entre los charlatanes del Parlamento”.
Eguillor aseguraba a los miembros de la tertulia que “…si en sus manos estuviera el Poder, aplicaría la pena de muerte a los grandes delincuentes políticos, y únicamente a éstos […] Y es que por encima de todo, ponía don Pedro la salvación de la Patria, que le hacía ser inexorable –decía- en la aplicación del castigo supremo”.
El mentor de la tertulia del Lyon d´Or, despreciaba a los nacionalistas vascos por catetos, palurdos e ignorantes. Abundaba, así, en una línea de pensamiento que ya gozaba de cierto arraigo en Bizkaia y que, desde entonces no deja de alimentar el discurso antinacionalista (vasco) de la intelligentsia progresista y universal. Sus discípulos y seguidores no perdieron ocasión, al menos, para vender a los cuatro vientos esta tesis que hoy, setenta años después, nos sigue resultando demasiado conocida. Es ciertamente escaso, el esfuerzo que ha desarrollado el antinacionalismo (vasco) para modernizar sus razones y argumentos. Ramón Sierra Bustamante escribió en 1941 que
“el nacionalismo vasco no llegó nunca a abrirse camino entre las clases cultas y las clases directoras. La nobleza, permaneció fiel a España; las grandes Empresas industriales, honra del país; el alto clero, salvo casos lamentables; el Ejército, el profesorado, los literatos, siguieron asimismo enfrente de toda idea secesionista. En este aspecto intelectual, sobre todo cuando no se trata de técnica pura, no ha habido una sola cabeza vascongada dentro de las filas del nacionalismo vasco”
Un sexenio después, Ibarra repetía estas reflexiones, anotando que, en tierras vizcaínas,
“mientras los vencidos no contaron con cabezas privilegiadas que prestaran decoro y dignidad a sus aspiraciones –lo que en frase feliz definió un ilustre vizcaíno diciendo que sólo los bobos estaban con los bizcaitarras-, en cambio al culto a la Patria española se sumaron las mentes más lúcidas de Vizcaya, las que formaron la intelectualidad de Bilbao, que tanto influyó, andando los años en el renacer patrio que se debe al Caudillo Franco que lo dirigió inspirado por la Gracia Divina. Estas gentes vizcaínas de mentes privilegiadas no pudieron sumarse a la causa secesionista porque, como dijo en cierta ocasión en el Congreso de los Diputados uno de los que pertenecían a la referida élite, don José Félix de Lequerica, se lo impedía un cinturón de castidad intelectual”
b) Militarismo autoritario
Ya hemos visto la simpatía que Eguillor profesaba a la milicia y al recurso a la autoridad -e incluso a la violencia- para imponer las ideas que consideraba incontrovertibles. Abundando en esa línea, sus seguidores afirman que llegó a anticipar el advenimiento de la guerra civil. Bueno, a anticipar -o si se prefiere vaticinar-y a algo más: A reivindicar. A postular. A invocar la necesidad de una guerra civil que acabase con el desorden generado por la República y el separatismo vasco.
En el homenaje que se le tributó en el local del café el día 2 de julio de 1938, Joaquín de Zuazagoitia, a la sazón alcalde de la villa y miembro asiduo de la tertulia, decía de él que “…creía en la vida y en la fuerza; creía en la disciplina y el honor militar y sólo en ello fiaba para la salvación de la Patria, como así ha sido. Quería que el pueblo español sintiera la ufanía de su Ejército. Entre banderas, trompetas, tambores y bayonetas refulgentes al sol, sabía que se nos había de revelar de nuevo el destino de España”.
Claro que ese recurso a la violencia para imponer a sangre y fuego la autoridad y el orden cuestionados, le hacía emparentar con otros movimientos que en los años veinte y treinta circulaban por Europa -en Italia primero y en Alemania después- a los que se abrazaba con cariño.
La Gaceta del Norte anotaba por ejemplo que Eguillor fue
“…verdadero precursor, como única solución salvadora de la Patria crucificada y escarnecida, no sólo del movimiento militar que se vio rodeado, desde el primer instante, del calor y el aplauso popular, sino de muchas ideas que, al correr del tiempo, culminaron en sistemas políticos y sociales que son hoy pasmo de la civilización y han servido para contener la oleada de barbarie que, por el canal de la Rusia soviética, se colaba en Europa desde Asia, una vez roto, por la estupidez de Versalles, el dique poderoso del Imperio Austro-Húngaro”.
¿Se comprende?
Pues si no se comprende, léase este otro testimonio de Ramón Sierra que dice cosas muy parecidas:
“decía [Pedro Eguillor] que los males de España sólo podrían remediarse con una espada; que la guerra civil tenía que ser inexorablemente el desenlace de las angustiosas situaciones por que pasaban todos los pueblos de Europa y que la democracia iba a morir antes de mediado el siglo. Esto lo decía mucho antes de que Mussolini encendiese la revolución fascista”
¿Precursor del fascismo?
Como hemos visto, Ramón Sierra se felicitaba por el hecho de que un bilbaíno clarividente como Eguillor, se hubiese anticipado a Mussolini en la formulación del ideario autoritario y liberticida que inspiró al líder italiano durante los años veinte y treinta y, tras ser asumidos por Hitler, acabó flagelando a toda Europa. No era una boutade. En la sociedad bilbaína del primer franquismo arraigó con fuerza la idea de que los cimientos ideológicos del fascismo fueron esbozados y articulados, antes que en ningún otro lugar, en la tertulia que Eguillor presidía en Bilbao y merced al influjo que él, personalmente, ejerció sobre los contertulios entre los que, no por casualidad, emergieron un buen puñado de falangistas de la primera hora.
Por supuesto que entre la clase franquista del Bilbao de los años cuarenta, Eguillor, y la tertulia, eran reputados como los artífices intelectuales del insigne Movimiento acaudillado por el Generalísimo de los Ejércitos y Centinela de Occidente. “Acaso nadie –aseguraba El Correo Español– ni los escritores más notorios, hayan tenido tanta influencia sobre el pensamiento español contemporáneo, porque él influyó sobre las propias cabezas rectoras”. En otra editorial, el mismo diario le presentaba como “el pensamiento ambulante de la Revolución Nacional durante muchos años, por calles y tertulias bilbaínas, antes de que la gran reacción española salvadora cuajase en frutos de realidad”.
Y el alcalde de Bilbao que sucedió a Lequerica, Careaga, ratificaba esta percepción, señalando que Eguillor:
“…influyó decisivamente en la formación de pensadores y hombres de letras […] que han dirigido el pensamiento español hacia los principios y el modo de ser de nuestro Glorioso Movimiento Nacional. Y al citar a estos hombres presididos por don Pedro Eguillor, reivindico para Bilbao la gloria de haber formado en las vanguardias intelectuales de la Falange y quiero también enviar desde aquí, en nombre de la villa, un abrazo emocionado a dos queridísimos ausentes: Pedro Mourlane y Sánchez Mazas”.
Ramón Sierra incluso llegó a desarrollar toda una teoría al respecto. Léanla:
“al abrigo de este patriotismo nació una tendencia que consideramos trascendental. La etapa de discordia anterior ha terminado el 18 de julio. Hará falta aún un largo período de cicatrización delicadísimo. Pero tenemos lo esencial: la conversión de las clases directoras hacia el faro luminoso del pensamiento español clásico en derecho político y hacia una misma interpretación de nuestra historia […] Pues bien, precisamente en este cenáculo del Lion d´Or se operó, antes que en ninguna otra parte, la conversión a que nos referimos. Hombres de rama liberal pasaron a la orilla del pensamiento tradicional por el puente regenerador del nacionalismo español. José Antonio Primo de Rivera dio aliento y estilo apostólico a esa realización por medio de la Falange; pero antes de que José Antonio alcanzase plenitud, los liberales del Lion d´Or habían sido ganados por la causa nacionalista española. Ellos habían hecho posible que, no sólo por un anhelo de redención material, sino por un hondo sentido de unificación, los hombres que en 1874 veían con odio boinas rojas sobre las cumbres de Archanda, mirasen, no sólo como liberadores, sino como hombre del mismo espíritu, a los boinas rojas de 1937. Si Balparda, apasionado liberal, no hubiese sido asesinado bárbaramente en el Cabo Quilates, es seguro que no hubiese tenido inconveniente en calarse la boina roja como homenaje a los que, ante todo, simbolizaban la unidad de España”
Pero en Bilbao, como se sabe, las hazañas de los próceres locales se formulan siempre con la máxima ambición. Y no contentos con atribuirle la paternidad conceptual e ideológica del franquismo, los seguidores de Eguillor insistieron una y otra vez en la idea de que los mismísimos Mussolini y Hitler habían bebido, también, del torrente intelectual que emanaba de su prodigiosa mente, a la hora de dar forma a los regímenes políticos que habían instituido, respectivamente, en Italia y Alemania.
En el acto de homenaje que se le tributó, en los propios locales del café, en julio de 1938, Joaquín de Zuazagoitia aseguraba que
“En este rincón de café provinciano pronunció desde 1920 todos los discursos fascistas que se habían de pronunciar después en el mundo, y desde aquí influyó, como no se sospecha, en el pensamiento contemporáneo español […] Aquel gran enemigo de la democracia era un profundo demófilo. Amaba al pueblo porque comprendía el peso doloroso de la existencia”.
En un artículo publicado en prensa Zuazagoitia ya había anticipado estas tesis, al sostener que,
“Cuando pase el tiempo, alguien deberá estudiarlo como a un precursor genial de las doctrinas y los modos que están salvando a Europa de la barbarie. Desde el rincón de un café provinciano, este hombre sorprendente influyó, como pocos, en el pensamiento contemporáneo español. Muchas de las ideas que hoy corren fueron sugeridas por él a las cabezas más poderosas de España […] La evolución lenta, serena y profunda de Ramiro de Maeztu se debe, casi íntegra, a la influencia de Pedro Eguillor […] No ha existido un solo bilbaino, que haya cultivado las letras o la política, que no le deba gran parte de su pensamiento. Ramón de Basterra, Lequerica, Mourlane Michelena, Sánchez Mazas, Adán, todos bebieron en la fuente inagotable de la palabra de Eguillor […] Para él, España era la garantía de una vida digna de ser vivida. Y sólo se puede mantener la dignidad de la existencia cuando se está dispuesto a jugársela heroicamente”
Ramón Olascoaga remata el retrato señalando que
“A veces nos sofocaban la audacia de sus concepciones políticas y sociales, y la desmesura de sus hipérboles y le reprochábamos acremente, hasta que viéndole, a su vez, sofocado, le desarmábamos diciéndole: <Nada don Pedro; es usted un precursor de Hitler y Mussolini en algunas de sus ideas geniales> y nos agradecería sobremanera esta sincera aseveración, porque, según él., <a la generalidad de las gentes de su trato, les parecían sus ideas tan estrafalarias y demenciales, que por milagro de Dios se había librado de la camisa de fuerza>.
Muchos años después –casi cuarenta- Areilza quiso edulcorar estos comprometedores testimonios, observando que, aun cuando “Siguió con minuciosa precisión, los movimientos europeos de la posguerra del 14, recelaba de los intentos mussolinianos y hitlerianos, que consideraba obras de un comediante y de un paranoico, respectivamente”. Pero lo dicho, dicho quedó. Y lo escrito quedó tan bien escrito que hoy, todavía, puede rastrearse sin dificultad por las hemerotecas mejor dotadas.
Trágica muerte
Como he señalado ya, Pedro Eguillor murió en el asalto que tuvo lugar en la cárcel de los Ángeles Custodios el día 4 de enero de 1937. La muchedumbre acabó con él y con otros muchos presos, en vengativa respuesta al daño generado por un bombardeo que la aviación franquista llevó a cabo ese día sobre la ciudad de Bilbao.
Dicen que, en un gesto enérgico muy típico en él, salió al encuentro de los asaltantes y fue, por ello, uno de los primeros en caer. Según observa José Echeandía en el libro que publicó para denunciar “la persecución roja en el País Vasco”:
“Le vieron avanzar con la clara luz de sus ojos de hombre bueno y el airón de su melena blanca sobre la ropa negra, de luto eterno. Su caridad sin límites y sus canas venerables no hallaron gracia en los corazones pervertidos de los asesinos. Cayó, para siempre, quizás con el gozo de creer que, por su muerte, iban a salvarse sus hermanos de cautiverio”
En el imaginario franquista, esa trágica muerte le ensalzó a los altares y fueron muchos los homenajes que se le tributaron en reconocimiento a los servicios que prestó a la construcción teórica del Movimiento. En este contexto de ensalzamiento acrítico de su persona y su obra, llegaron a tomar cuerpo falsas leyendas sobre las circunstancias en las que tuvo lugar su fallecimiento. Eugenio Montes, por ejemplo, llegó a escribir dejar escrita una versión tan inverosímil como la siguiente: “Un atardecer de septiembre le sacaron de la cárcel, emplazándolo ante un tribunal de la Checa. Para dilatar sádicamente el día agónico, le preguntaron por sus ideas políticas. El patricio respondió con acrisolada altivez: <>”.
Como se ve, las tradiciones inventadas no son patrimonio de los nacionalistas vascos.
Sus amigos le tributaron un sentido homenaje el 2 de julio de 1938. Ese día, siguiendo, la propuesta de Hoyos, se colgó en la pared del Lyon d´Or una placa que rezaba:
“Aquí, don Pedro Eguillor hablaba todos los días de España”.
En el acto, fue leído un verso de Ramírez Escudero que rezaba así:
A la Cordial memoria de Pedro Eguillor
Es aquí, este lugar en que nos aúna,
de Eguillor el recuerdo bendecido.
El que fue del nuestro bienquerido
palestra y púlpito, cátedra y tribuna
Aquí hablaba de España el gran patriota
con austero clamor de profecía:
¡Cómo en sus carnes el dolor sentía
al ver su patria envilecida y rota!
¡Y cayó sin oír los atabales,
nuncios alegres del glorioso día,
del renacer de España, en una orgía
de banderas y músicas triunfales!
Amigos que él ató con lazo fuerte,
hagamos que su espíritu presida
este rincón que enalteció su vida.
Este rincón que consagró su muerte
No seré yo quien pregunte si el maestro cuyos discípulos consideraron como el inspirador teórico de la Falange y el precursor del fascismo en toda Europa, merece seguir teniendo una plaza en Bilbao. Pero me temo que el debate resulta inevitable.
Información Bitacoras.com…
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…Y es que hay muchos que confunden la verdadera bondad de espíritu con la simple educación cultivada. No hay que olvidar que esta tendencia de derecha (utilizada también por la izquierda adulterada, como reflejaba Iñaki Anasagasti en un post de hace días sobre las palabras de Sarkozy) gusta de dar limosnas en una clara intención de marcar diferencias (limosnas a cambio de pleitesía, dejando claro quién está «arriba» y quién «abajo») … Lo bueno, parece, tener educación y bondad de espíritu a la vez, pues no son incompatibles. Se ve que este hombre, bondad de espíritu no tenía al respaldar el horror, más bien un complejo de superioridad enfermizo que le llevaría,como cuentas a respaldar muerte y dolor a tantos vascos inocentes.
A nivel personal, siempre he preferido la verdad cruda a una dulce mentira.
Ni soy de Bilbao ni me había leído la primera entrega que mencionas sobre este ilustre bilbaíno, así que, hasta hace media hora nunca había oído hablar de Pedro Eguillor. El caso es que he empezado a leer, me ha picado la curiosidad, porque la verdad es que escribes bien, y he llegado hasta el final. ¡Qué chasco me he llevado! ¡O sea, que todo esto venía a que quieres que le cambien el nombre a la plaza!. Podías haber dicho simplemente que el susodicho era un fascistorro y que, por eso, se le debería cambiar el nombre a la plaza, y ya está. Pero, en fin, supongo que así es como hacéis las cosas los eruditos.
Por mi parte, ya que me he leído el post de cabo a rabo, me voy a permitir un par de comentarios:
– En el apartado «a) El intransigente amor a España», si cambias «España» por «Euskadi», «español» por «vasco» y el nombre de Pedro Eguillor por el de cualquier político del PNV, queda igual de convincente. No hay nacionalismos buenos y nacionalismos malos. Todos son iguales.
– Si en Bilbao hay una Avenida de Sabino Arana y a éste se le perdonan las barbaridades que dijo porque eran otros tiempos y otras circunstancias, ¿no se debería aplicar la misma amnistía a Pedro Eguillor y dejar la plaza como está?
No he leido todo el articulo, pero lo haré, una es madre, es tarde, cambia pañales…pero es muy interesante. Escribe muy bien el Sr. Erkoreka, asi que abandonaré mi lectura de «La dama de hielo» y me conectaré a su blog diario. Por cierto, esas fotos con ese pañuelico, y dico «ico», son fiestas o algo? o es el look del verano Bizkaino.
Ea…un bso para ese Josu poeta.
A Ramón
Existe una nacionalismo bueno y otro malo,mal que te pese. Te remito a una entrevista que realizaron a Isaiah Berlin figura del pensamiento político liberal donde los haya habido y de la que dimos cuenta en el blog aberriberri :
http://aberriberri.com/2009/07/08/ciudadanias-2-nacionalismo-bueno-y-malo/
La gente que no distingue entre un nacionalismo bueno y otro malo es la misma en que no disintigue entre un partido pionero de la Democracia Cristiana Europea como el PNV de un partido pionero del Fascismo Europeo como la Falange Española de las JONS.
Por cierto Josu ¿Que te parece que en Bilbao junto al parque de doña Casilda uniendo con lo que será la futura Plaza de Euskadi exista todavía un Paseo con el nombre de Rafael Sanchez Mazas cofundador de la Falange?
Este mártes fuí al Museo de Bellas Artes a ver una exposición y me lleve un shock al ver que ese nombre seguía allí.
A mi me parece que resulta ilegal el mantenimiento de los citados nombres de tales calle tras la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica.
Habrá que hablar con Azkuna verdad? Pues hablaremos.
Ha sido realmente instructivo la lectura de tu post, la desmemoria es el mayor daño que nos podemos hacer a nostros mismos.
JEL beti gogoan dugula, agur bero bat Josu.
A Iñigo Lizari
Gracias por el link. He leído tu artículo y la entrevista original, pero ese sentido de pertenencia a un grupo humano y nostalgia por las propias costumbres cultura e idioma que ahí describe y denomina nacionalismo no agresivo no es lo que habitualmente se entiende por nacionalismo. El nacionalismo es una opción política y, por lo tanto, busca gobernar, marcar fronteras y, precisamente porque está basada en una identidad cultural, tolera muy mal la diferencia y la disensión.
Por eso el PNV (cierto: muy diferente de la Falange), es un partido político que aspira a gobernar en un Euskadi independiente. No es una ONG de promoción de la cultura y el idioma vascos.
Ese nacionalismo no agresivo me parece muy bien en teoría, pero todavía está por demostrar que pueda existir en la práctica en el País Vasco. Todavía está por demostrar que es posible un nacionalismo vasco pacífico y respetuoso con los demás pueblos y culturas españolas. De momento, incluso poniendo entre paréntesis la violencia, todavía leo y oigo demasiadas expresiones, de partidarios del PNV, del estilo «el País Vasco es lo mejor y el resto de los pueblos de España son una porquería».
Y lo más triste es que el guión era previsible, tanto documentarse para quitarle la plaza, mejor serían los nombres de las calles como algunas; del perro, de la fuente, sombrerería, claro, pero no habría guerra absurda, qué aburrido os parecería !.
Que le quiten el nombre a la plaza que lo lleva, pero que se lo quiten a Zumalacárregui de la avenida que lleva el nombre de este general carlista, cuyo principal mérito fue sitiar la Villa. ¿Por qué no le ponen una calle como Dios manda a Gregorio Balparda?
Ramón, no sé si has leído bien el post. Yo no soy quien para exigir que le quiten la plaza a Pedro Eguillor. Tampoco lo postulo en el post. Me he limitado a rescatar del baúl de la historia, un personaje y un contexto bastante desconocidos -y deliberadamente edulcorados- tal y como yo los veo. Lo de Sabino Arana está muy visto, hombre, sé un poco más original. En la red hay ciento -¿miles?- de entradas poniendo a Sabino Arana a caldo perejil y reclamando la más radical supresión de su memoria. Probalemente por eso hay gente -como tú, según veo- que identifica el nacionalismo del PNV como un nacionalismo agresivo, intolerante y violento. No sé si será mi caso, que sólo he utilizado pistola en el servicio militar y no, precisamente, para defender Euskadi. Sin embargo, muy pocos conocen a Pedro Eguillor -en la red, practicamente ni existe- y menos aún, son los capaces de resumir en cuatro palabras la estela intransigente que durante muchos años mantuvieron sus seguidores en el Bilbao glorioso del Movimiento. Nunca habrás oído en boca mía sinsorgadas como la de que el pueblo vasco es el mejor y los pueblos de España son una porquería. Me parece, sencillamente, una necedad. Lo diga quien lo diga. Pero no es ese -te lo puedo asegurar- el PNV en el que yo milito. No es eso lo que escucho en mi entorno y de las gentes con las que trato en el seno del partido.
Chita, recibe mi apoyo y mi solidaridad por tus labores de madre. Sé que son pesadas, pero al mismo tiempo reconfortantes.
Sobre los que han iniciado el debate sobre las calles, nada tengo que añadir. ¿El perro? ¿Sombrerería? ¿Somera? ¿Artecalle? Que cada uno defienda lo que quiera.
Un cordial saludo.
Pues a mí me parece impresentable que un tipo así tenga una calle en Bilbao. Cuando sus discípulos le aplaudían porque le consideraban un precursor de Hitler y de Mussolini, el tipo se enorgullecía. Y algunos, por aquí, se enfadan porque Erkoreka lo trae a colación.
¡Cuanto facha hay en Euskadi!
Ramon,
Creo que lo que nos aporta Iñigo Lizari es de rigor. No por nada pero…he tenido la suerte de leerle mucho y además le conozco. Hemos colaborado intelectualmente para varios trabajos en aberriberri.com.
En tu caso pues de lo primero algo, y de lo segundo nada, pero en fin para eso están los foros.
Pienso que deberías de intentar hacer planteamientos positivistas, constructivos.
Por ejemplo, haces dos afirmaciones que no se sostentan con un mínimo rigor científico, y cito:
1)Por eso el PNV (cierto: muy diferente de la Falange), es un partido político que aspira a gobernar en un Euskadi independiente.
¿Donde has leído (me refiero a la documentación de EAJ / PNV) que aspira a gobernar en un Euskadi independiente.
He escrito en varias ocasiones en éste blog, en el de Urkullu, en el de Anasagasti y en aberriberri.com hasta la saciedad sobre el nacionalismo porque sin duda alguna es de vital importancia.
No me importa poner aqui en sintesis el tema con la esperanza que puedas ver las cosas de distinta manera.
Existen a mi modo de ver fundamentamentalmente cuatro concepciones de nacionalismo:
1) El Federal / Confederal: dicese el que permite la gestión de algunos paises como los EEUU, Canada, Confederación Helvética, Australia, Nueva Zelanda, etc.
Países donde la soberanía fluye desde abajo del todo y sube hacía arriba (gobiernos) mediante efectivamente los representantes en cada escalón de los temas que la gente, la sociedad desea tratar.
2) El Jacobino, Absolutista, Cesarista, Imperialista: dicese de aquellos países como España, Francia. Países donde la soberanía la ostenta el poder (arriba) y aplica el rodillo hacía abajo que da gusto. En teoría se supone que las cosas fluyen desde abajo también pero existen demasiados mecanismos de censura para que el tráfico sea fluído. Este tipo de Nacionalismo como el Español, niega la existencia de otros nacionalismos en la peninsula Iberica, a pesar que como supongo sabras, los vascos fuimos los primeros en habitar la peninsula. Aplican el rodillo y el pensamiento único que da gusto.
3) El Absolutista, Imperialista, Revolucionario, Marxista Maoísta: dicese de aquellos países y / o autoproclamados Movimientos de Liberación Nacional que también ostentan y se aferran al poder (arriba). Son de partido y pensamiento únicos. Aplican el rodillo que da gusto, privando a la ciudadanía de prácticamente todas las libertades. Est@s señor@s son conocid@s por afirmar con contundencia que son patriotas o abertzales (aqui) pero NO NACIONALISTAS. ¿Como se come eso Ramón? Pues no puedo alargarme demasiado pero forma parte de la teoría y práxis totalitario revolucionaria que está en marcha hace ya mucho tiempo y que en el caso de los «neo gudari» de ETA y el resto del MLNV siguen con la determinación de avanzar hasta llegar al poder e implantar la dictadura del proletariado. En definitiva su lucha diaria (en todos los frenes, como dicen) esta basada en la puesta en práctica del MATERIALISMO DIALÉCTICO, el arma revolucionaria de Mao Ze Dong, por excelencia. Son verdaderos artistas en el empleo de la NEGACION, ENGAÑO, AMENZA, etc.
4) El vasco, trabajador, solidario, tolerante, amante de la libertad. Dicese de los pueblos como el vasco que anteponen unas exigencias como son el sentirse y estar libre para poder en SOLIDARIDAD y VOLUNTARIEDAD, colaborar con los pueblos, países, vecinos en todos aquellos proyectos que puedan beneficar a la humanidad. Lo de marcar fronteras como dices, me parece que lo marcan otros. Que hay gente simpatizante a EAJ / PNV que quiere la independencia, afirmativo. Pero a muchos de ellos les ocurre lo que ocurre a mucha gente simpatizante del MLNV. Que tienen una noción de independencia / nacionalismo que no corresponde con la de los responsables de los movimientos / partidos vorrespondientes.
Dices también lo siguiente:
«Ese nacionalismo no agresivo me parece muy bien en teoría, pero todavía está por demostrar que pueda existir en la práctica en el País Vasco.
Ramon, te ruego por favor que te esudies con rigor los últimos siglos de la historia de la tierra de los vascones. De verdad léete los fueros, y…te tirarás de los pelos porque te darás cuenta que de hecho ha existido durante siglos y lo único que pretendemos muchos es recuperar lo que nos han arrebatado a través de las Guerras Carlistas, los régimenes fascistas de Primo de Rivera y Franco.
Disculpame que te pregunte donde ocurre cuando dices «todavía leo y oigo demasiadas expresiones, de partidarios del PNV, del estilo “el País Vasco es lo mejor y el resto de los pueblos de España son una porquería”.
Sinceramente creo que no obedece a la realidad. Si has leído seudónimos, pues fiate y no corras.
Dos cosas si quiero que tengas claro, al menos por mis parte.
1)Tengo muy buenos amig@s español@ de distintos sitios. Me gusta valorar la persona por encima de todo.
2) El País Vasco o como quieras llamarlo NO ES LO MEJOR, pero es lo que much@s amamos y consideram@s que som@s distint@s en much@s aspectos a CCAA vecinas, países etc. DISTINTO no es igual a ni MEJOR, ni PEOR.
Respeta y se te respetara, dice la biblia.
JEL pean
Josu
Muchas gracias por tu respuesta. Te aseguro que, con ella, el PNV ha ganado puntos para mí. Aunque, como has adivinado, todavía le quedan unos cuantos por ganar.
Lo de Sabino Arana, lo siento. Ya no lo nombro más.
kazetaria
Gracias por tu respuesta. Te agradezco que me hayas contestado con respeto y, con el mismo respero, voy a intentar contestar a las cuestiones que me planteas.
1) «»»¿Donde has leído (me refiero a la documentación de EAJ / PNV) que aspira a gobernar en un Euskadi independiente.»»»
He mirado ahora la página web del PNV para citar algo, pero el apartado «Fines del Partido», al menos en la versión en español, no se abre. Aun así, en «Historia del Partido» pone: «Los vascos de los seis territorios constituimos un mismo pueblo unido por su origen y por su
voluntad, dueño de sí mismo, SIN QUE RECONOZCAMOS Y ACATEMOS OTRA SOBERANIA» (Las mayúsculas son mías). Y, en otro sitio pone: (el PNV) «recibe su nombre del lema «JAUNGOIKOA ETA LEGE ZARRA», expresión que conjuga una concepción trascendente de la existencia con la afirmación de la Nación Vasca, cuyo ser político ha de expresarse a partir de la recuperación de su soberanía nacional». Supongo que vale con eso ¿no?
2) Las cuatro concepciones de nacionalismo que mencionas no son tales. Serán, en todo caso, cuatro formas de gobierno, pero no de nacionalismo. Cito de Wikipedia: «El nacionalismo podría entenderse como un concepto de identidad experimentado colectivamente por miembros de un gobierno, una nación, una sociedad o un territorio en particular. Los nacionalistas se esfuerzan en crear o sustentar una nación basada en varias nociones de legitimación política. Muchas ideologías nacionalistas derivan su desarrollo de la teoría romántica de la «identidad cultural», mientras que otros se basan en el argumento liberal de que la legitimidad política deriva del consenso de la población de una región.»
3) Decir que el sistema de gobierno en España es «Absolutista, Cesarista, Imperialista» y que el vasco es «trabajador, solidario, tolerante, amante de la libertad», perdona, pero no es objetivo. Entiendo que esa es tu opinión, pero es una opinión bastante sesgada.
4) Sugerir que el nacionalismo no agresivo ha existido en la práctica en los últimos siglos en la tierra de los vascones es una extrapolación histórica. El nacionalismo es un invento del siglo XIX que cristalizó de una manera concreta en el País Vasco, pero que no existía antes. En cuanto a los fueros vascos, como los fueros que se dieron en muchas otras zonas y ciudades de España, fueron el sistema que la nobleza local utilizó para mantener sus privilegios feudales frente al poder centralizado que, en ese momento, era lo moderno y lo avanzado. No eran fueros para el pueblo vasco, sino para la nobleza vasca.
5) «»»Disculpame que te pregunte donde ocurre cuando dices “todavía leo y oigo demasiadas expresiones, de partidarios del PNV, del estilo “el País Vasco es lo mejor y el resto de los pueblos de España son una porquería”.»»»
Me alegro de que no suscribas esa afirmación. Josu ya me ha dicho que él tampoco la suscribe y ya sé que no es doctrina oficial del PNV, pero surge con frecuencia, creeme. A veces da la impresión de que ese sentimiento está reprimido, pero a flor de piel. Y brota a la menor provocación.
6) Llamar «vascos» a los cromañones pintaron Altamira (los primeros habitantes de la península) me parece una exageración.
Saludos
Bien,lo de Sabino Arana está muy visto(pero sus escritos estremecen y deberian avergonzaros,Josu,si fueseis coherentes),pero lo vuestro con Franco está muy visto tambien,máxime teniendo en cuenta que muchos dirigentes del PNV jugaron la carta del franquismo durante muchos años.No solo cambiaron su camisa azul Polanco y Cebrian!!!
Disculpa Ramón, parte de tu punto 4 es una lamentable destilación del viejo prejuicio español contra las leyes constitucionales vascas, una de las palabra clave en el entramado de semejante prejuicio es «privilegio» (ley privada), otra es la exprexión «resto de España», yo diría «y otras partes de Europa» (qué pasa?, es que los nobles ingleses no le arrancarron a Juan Sin Tierra los primeros «fueros» ingleses… y así fueron consiguiendo más y más los nobles y los no tan nobles hasta Cromwell y la invención del «pueblo soberano») No hay que olvidar que ni españa ni vasconia son ni eran islas.
Los apologetas vascongados se pegaron mucho tiempo defendiendo aquellas leyes con los recursos de la época (un montón de mitologías y cristianoviejismo).
Los vizcainos consiguieron a principios del XVI ser declarados TODOS hijosdalgos, hoy diriamos IGUALES ANTE LA LEY(ante su ley, el fuero de Vizcaya, de un caracter diferente a los fueros que se daban a las villas, que la misma palabra se usaba para muy difenntes asuntos legales). Como hijosdalgos no podian ser sometidos a tortura, ni enrolados sin su voluntad, tenian una forma rudimentaria de «habes corpus». En fin, los «privilegios» que las sociedades civiles han ido arrancando poco a poco a los «poderes».
De ese punto no se puede dejar de reconocer que el nacionalismo moderno no deja de ser un producto del siglo XIX (como el liberalismo o el marxismo, o como los DDHH en el siglo XX), pero no nacen de la nada, hay un suelo y un par de exitosas revoluciones a finales del siglo anterior-
Del punto 5, he oido a muchos españoles (y vascos) de todos los ámbitos decir estupideces como esa, respecto a «moros», sudamericanos, gitanos (españoles), europeos del este y cómo no, franceses. La majadería está muy repartida
El resto de los puntos bien manejados Ramón. Quizá demasiado amable en el punto 6 (el historicismo con la prehistoria rechina desagradablemente)
Interesante personaje el sr Eguillor. Por un lado se traslucen sus bondades personales con su intransigencia ideológica, aún siendo un hombre culto que seguía la senda del iluminismo.
Son dos aspectos los que cabría rescatar: por un lado, las verdades absolutas no existen. Este hombre era un ideólogo del fascismo y una persona noble, entrañable y generosa.
Por otro lado, aquella máxima que dice que somos más hijos de nuestro tiempo que de nuestros padres. Adorno y Holkheimer, en su obra Dialéctica de la ilustración, pusieron sobre el papel cómo lo que se entiende por Razón funciona como un mecanismo de dominio sobre la naturaleza y el otro. Al parecer, esta es la razón que acompañó al señor Eguillor en sus tertulias.
Eskerrik asko Josu, lan earra in dek! Galdera bat: Hik bakarrik in dek edo narbaitek laguntzen dik? Lan asko iten dekeleako esaten diat.
Llegué anoche a la ciudad tras unos días aguas arriba. En Herrengasse me crucé con Martín Fluxá, se acuerda? No fue él quien junto con uno de los Zarzalejos (hay tantos que no recuerdo cuál), dicen que moderados en lo posible por Monsenor Uriarte, dialogó en persona con representantes de ETA, aseguran que en algún lugar helvético? Luego, haciendo gala de su honestidad, sometieron a seguimiento a sus interlocutores.
Por razones que serían largas de explicar no le interpelé ni le sometí a seguimiento hasta su hotel -mi estilo no es el suyo-, así que mi vieja morbosa fantasía de toparme con uno de los altos ejecutores de la represión en un lugar neutral, sin molestos moscones armados hasta los dientes, de tú a tú, de neofascista ejecutor de lo sembrado por el precursor Eguillor a ciudadano comprometido abertzale, se vio realizada finalmente en un elemento con quien ni yo mismo podía haber sonado (el que fuera Jefe de Policía de Espana!) vanamente.
Finalmente decidí dejarlo, y, en la misma calle de Innerstadt en la que con él me topé, opté por cenar una dorada en Martinelli -un poco parecido a Martinez- la misma noche del Día Grande en que lejos de allí, en mi Villa de Bilbao, hubiera probeblemente hecho lo mismo. La noche del siguiente día ya estaba en Fertőd, escuchando en el hall de Esterházy Kásztely a Haydn. En el mismo lugar donde el propio músico había vivido veinticuatro annos y producido su obra patriomonio de la humanidad. Así que mentiría si dijera que anoré en ese momento velada taurina alguna. Tampoco la dorada italo-vienesa parecía envidiar a una mojarra de Arminza.
Espero que hayáis pasado todos unas felices fiestas, por encima de las molestias policiales. Yo creo que las mejores fueron las del 93′, aunque mi panuelo no era tan moderno como el que luce Erkoreka.
Agurrak,
D.
“No hay nacionalismos buenos y nacionalismos malos. Todos son iguales.”
Ramón, coincido contigo en casi todo lo que comentas, pero no en esta frase tuya que subrayo.
Muy al contrario, yo creo que entre los nacionalismos efectivamente hay diferencias sustanciales. Pero eso si, esto no impide que todos, sin excepción alguna, hayan sido y sean una trágica y sangrienta fuente de conflictos para la convivencia humana. Y por mucho que apelemos esperanzados a la bola de cristal, no hay manera de vislumbrar datos que nos permitan suponer que en el futuro dejarán de ser nefastos
Por tanto, bienvenidas sean (por ejemplo) las pérdidas de soberanía que han sufrido las naciones del euro como primeros pasos para la eliminación en el mundo de las barreras que otros “bien intencionados nacionalistas” del pasado forjaron lo largo de la historia con el consiguiente resultado del sufrimiento estéril y absurdo de unos y de otros.
Queda muy bonito lo de “yo no me siento mejor. Yo me siento distinto”. Pero claro, resulta difícil de explicar (tirando a cómico) que alguien que se sienta “peor” quiera agruparse con sus hermanos chungos para separarse e intentar seguir siéndolo a perpetuidad.
El nacionalismo, como el amor, suele echar mano de los sentimientos para autoconvencerse y explicar a los no participantes de lo maravilloso de su existencia. Ni que decir tiene que los excesos amorosos, a pesar de su irracionalidad, suelen emitir buenas vibraciones al resto del personal. Además, circula por ahí la cruel teoría de que el amor sólo dura 3 meses y, en todo caso, el paso del tiempo mitiga la intensidad amorosa y facilita que se recupere la necesaria cordura para evitar ir dando el cante por las esquinas.
Desgraciadamente, el nacionalismo tiene fecha de caducidad inciertamente siniestra y, lejos de apaciguarse, con el tiempo se expande y crece como las peleas y broncas etílicas callejeras. Es entonces cuando, con demasiada frecuencia, los sentimientos se transmutan en violencia y el alcohol suele dar paso a la sangre.
Podemos darle todas las vueltas que queramos. Aunque, con la debida distancia necesaria, al contrastar racionalmente numerosos “hechos diferenciales” inevitablemente no pocas veces surge estupor e hilaridad. No se puede evitar que alguien se sienta distinto (individualmente esto suele ser bueno y enriquecedor), pero si se puede (incluso existe el pensamiento de que hasta éticamente se debe) intentar evitar que el que existan privilegios amparados en grupos organizados entorno al dios de turno, unas tierras, una lengua o una raza.
El deporte de crear más naciones de las que nos han obsequiado nuestros “benefactores” antepasados, no parece que sea una medida muy brillante que digamos para deshacer los entuertos heredados.
En fin, yo, cuando se me alborota demasiado el orgullo gremial, como terapia echo mano de aquello tan democrático y tan sabio: “en 100 años todos calvos” (nada que ver con mi admirado Josu cuyo casi único defecto es el de ser nacionalista). Lo recomiendo encarecidamente.
Sin ánimo de ofender, teniendo en cuenta el contraste de los ridículos 100 años con la inmensa eternidad, los nacionalistas creyentes tienen menos justificación. En este sentido, el PNV «como partido pionero de la Democracia Cristiana Europea» lo debe de pasar un poco peor.
Saludos cordiales
A Ramón:
Solo un profundo desconocedor por voluntad o por circunstancias, confundiría los Fueros otorgados como cartas pueblas, tales como el Fuero de San Sebastián el de Vitoria o el Fuero de Bermeo etc… con los Fueros de los Territorios Históricos como el el Fuero Viejo de Bizkaia de 1452 o el Fuero Nuevo de Bizkaia de 1526 que constituyen el compendio del ordenamiento constitucional orignario de los distintos territorios en la que ha ido quedando conformada la Vasconía y en la que se describen tanto los aspectos institucionales públicos básicos, así como las normas básicas tanto de ámbito civil como penal como procesal, y cuya fuente material es la propia comunidad, toda vez que dicho Fueros se limitan a recoger y declarar por escrito aquella constitución material que era vigente estaba en uso en la misma y que solo la comunidad estaba autorizada a derogarla a a modifcarla, pudiendo siendo de aplicación solo aquella legialación externa cuando la misma mejorase sus condiciones nunca cuando la empeorase, estando establecido al respecto el pase foral como mecanismo de autoprotección.
Como verás, nada tiene que ver lo fueron estos fueros con nuestra peculiar autonomía donde con las salvedades derivadas de la disposición adicional primera de la CE, por lo demás se considera a la misma como derivada la soberania nacional española, ya que es España el único sujeto titular de cualquier soberanía que formalment no deja de ser un Estado Unitario. Y como verás nada que ver aún menos con lo que tú planteas.
Lo dejo Ramón porque bastante tengo con seguir con nuestro blog, y eso que ahora estoy de vacaciones:
Tal vez, te comvendría reflexionar porque Navarra, Bizkaia, Gipuzkoa, Alava no son provincias sino Territorios Historicos.
Y si la pregunta para empezar te resulta muy ardua, empieza entonces a preguntarte porque todas las provincias españolas tienen el mismo nombre que el de su respectiva capital y porque ésto no sucede en nuestro caso, y tirando del hilo tal vez llegues alguna que otra conclusión más afortunada.
Si te interesa el tema:
http://aberriberri.com/2009/07/20/constitucionalismo-vasco-versus-constitucionalismo-espanol-1/
http://aberriberri.com/2009/07/23/constitucionalismo-vasco-versus-constitucionalismo-espanol-y-2/
Un saludo.
El 23-8-2009 Javier denunciaba la existencia de una avenida de Zumalacárregui en Bilbao. Pequeño detalle que se suele olvidar: esa denominación la pusieron ahí los franquistas, no los nacionalistas vascos. Por otra parte, en Basauri, Baracaldo, Sestao y San Sebastián -municipios todos ellos con alcalde sociata actualmente- hay calles dedicadas a Zumalacárregui. Y mejor no hablar de la avenida de Carlos VII en Portugalete, de la palza del marqués de Valdespina en ermua, etc. ¿Se ha quejado alguien? ¿Algún fatuo intelectual constitucionalista «herederodelosmilicianosliberalesdebilbao» ha puesto el grito en el cielo? Respuesta: no. Sugerencia: eliminad del callejero bochero la calle de Navarra, homenaje del facherío local a la participación «naburra» en el bando franquista durante la guerra civil. De Balparda sólo diré una cosa: os llevo en el corazón, asaltantes del «Cabo Quilates». Gracias, gracias, gracias. Asaltantes de la cárcel de los Ángeles Custodios, donde os cargasteis al tío abuelo carlista de Jon Juaristi: también gracias, gracias, gracias
A Ramón otra vez:
Se me ha olvidado puntualizar además que esas Villas creadas por esa cartas pueblas y las Antegilesias de la Bizkaia nuclear originaria acabaron confluyendo en la Juntas Generales y participando de unos mismo organos de gobierno. En este consite la grandeza de la democracia de las viejas leyes, que ha sido creada de abajo a arriba, de lo local a lo territorial, aunando en una institución a representantes de localidades aferradas a constumbres ancestrales y de concepción tradicionalistas como a representantes de localidad abiertas al comercio y al mundo que participan de una concepción más liberal de la vida. En esto consiste la grandeza de los fueros: Que estaban hechas por todos los diferentes y que estan hechas para todos por igual.
Ramón, me esforzaré en ir ganando más y más puntos. Aunque en el fondo, me temo que será inevitable que nos separen algunas diferencias. Hasta de mí mismo me separan diferencias, fíjate.
Talión, de Sabino Arana, la mayoría de los nacionalistas vascos de hoy, salvamos el mensaje nacional: Euzkotarren aberria, Euzkadi da/Euzkadi es la patria de los vascos. Las referencias a la raza -por tanto, bastante de moda en aquella época, el propio Unamuno escribió su tesis doctoral sobre un asunto relacionado con «la raza vasca»- ni se comparten, ni se postulan. Si hoy se conocen, es porque loa cariñosos amantes del nacionalismo vasco, se dedican a cortarlos y pegarlos permanentemente. Si repasas esta blog, por ejemplo, comprobarás que la expresión maketo sólo la utilizan los antinacionalistas vascos. Sobre los dirigentes del PNV que fueron franquistas durante «muchos años», ya me explicarás. Yo tengo noticias de dirigentes que vivieron en el exilio y murieron en él. Y puedo citar, también, casos de dirigentes que sufrieron cárcel, persecución y torturas. Pero de los otros…
Antxon, bakar-bakarrik. Aspaldian bildutako datuak ziren. Eta ostiral arratsaldean ordu pare bat ordenatzen eta lantzen.
Donatien, si no me equivoco era Martí Fluxá (no Martín). Si no me equivoco era valenciano. Y si no me equivoco es de lo más potable que ha pasado por ahí. Creo que hiciste bien en no seguirle. Si no me equivoco, está en otra onda. Mi pañuelo es de este año. Ultramoderno. TIene dibujadas las baldosas en azul. Pero claro, si no has estado en Bilbao, era difícil hacerse con él.
Daniel, dices de los nacionalismos que «todos, sin excepción alguna, hayan sido y sean una trágica y sangrienta fuente de conflictos para la convivencia humana». Pero me temo que lo que predicas de los nacionalismos se puede decir, exactamente igual, de cualquier otro fenómeno personal o social. El amor, la religión, la anarquía, el individualismo,…hasta la paz. Fíjate en las misiones de paz de la ONU. Todo lo humano puede llegar a ser, en las circunstancias adecuadas, «una trágica y sangrienta fuente de conflictos para la convivencia humana». De lo que se trata es de trabajar para que produzcan los efectos positivos que puedan producir, obviando los negativos. A mí, por desgracia, no ha hecho falta que transcurren los 100 años de la canción para que me asaltase la alopecia…
Jope, Armas… ¡qué enérgico te veo!
Bueno, Josu, si hemos de corregir errores de letras que nos comemos o anadimos así como de estilo de nuestros textos, deberías empezar -y tu el primero- por proporcionar al sistema de tu Blog la facilidad que para ello se puede observar en el Blog de tu colega senatorial Anasagasti (antes de publicar tienes la opción de una «vista previa» de lo que has escrito).
Martín o Martí, tu me has entendido.
No te lo tomes a pecho. No era una corrección inspirada en la soberbia que, por lo demás, en tu caso era innecesaria. Es evidente que no eres un iletrado. Sólo pretendía hacer una precisión para hacer notar su origen. Que no es castellano, vamos. Ni madrileño. E insisto, no es, ni mucho menos, de lo peor que pasó por allí en la época de Mayor.
Adeitasunez,
Josu
A Iñigo Lizari
Muy interesante como curiosidad histórica. Pero, ¿qué dicen las viejas leyes vascas sobre la Unión Europea, o sobre relaciones con Sudáfrica o sobre la política monetaria? ¿Dicen a qué nivel se debería fijar el impuesto de sociedades? ¿Tienen alguna propuesta para una ley antimonopolio? En fin, ¿para qué sirven hoy en día?
Quizá lo interesante no son las leyes mismas sino el sistema: el hecho de que sea de abajo arriba. ¿Propones disolver el parlamento vasco y que se decida todo desde abajo y que salga lo que salga? Porque a lo mejor resulta que en cada territorio histórico (o en cada grupo de caseríos) deciden una cosa distinta. En fin, ese sistema tan pastoril, de abajo arriba, ¿es aplicable hoy en día?
Permíteme ser malévolo y sugerir otra posibilidad: ¿no será, simplemente que estás tratando de demostrar con hechos históricos que lo vascos sois «diferentes». Si es esto, seguro que lo consigues, porque con hechos históricos se puede demostrar cualquier cosa. Lo hace todo el mundo.
A Daniel:
Toda vez que has defendido la caducidad del nacionalismo y has afirmado que todo nacionalismo es mala te digo esto:
Sin ir más lejos, el año pasado, en la revista Foreign Policy (March-April 2008) se publico un artículo por Gustavo de las Casas bajo el título “Is Nationalism Good for You?” del cual puede encontrarse una síntesis y traducción publicada en la Red que dice lo siguiente:
“Pero se debe entender que el nacionalismo puede ser bueno para un país, esto es porque lleva a que la gente sea menos ego (…). A la gente dentro de una nación puede que no le importe el resto del mundo, pero siempre demuestran al grado en que sean nacionalistas cierto altruismo por la gente dentro de su país, y (…) muestran mayores probabilidades de crecimiento, que de aquellos que se encuentran integrados solamente por personas individualistas.
No es raro pensar que el nacionalismo puede sacar lo mejor de las personas, para buscar un crecimiento en conjunto, es decir, el nacionalismo se puede ampliar a varios aspectos de la vida cotidiana (…). Por ello sin nacionalismo la gente tiene menor grado de consciencia por los demás, aumentando las probabilidades de corrupción (…).
Para romper paradigmas (…) el ISSP (International Social Survey Program) a través de un estudio realizado en 34 países, nos muestra que contrario a lo que uno pueda pensar: Canadá, EEUU y Australia se encuentran entre los países más nacionalistas, y que países como Eslovenia y Latvia que se pueden presentar en la mente de la gente como altamente nacionalistas por su pasado son en realidad poco nacionalistas.
Otro punto que favorece el nacionalismo, es que existe menos corrupción en los países a mayor grado de nacionalismo, (…) la gente no esta dispuesta a ignorar la corrupción, y cuando se tiene bajo nacionalismo en el país, la gente cree que el daño para sí mismo es mínimo y que el costo por pelearlo sería mayor.
Acaso la supuesta razón que esgrimen estos antinacionalistas se vuelve en su contra cuando empíricamente se demuestra que los países que creen en sí mismos, son objetivamente más avanzados que aquellos en los se pretende imponer por encima del humanismo, un furibundo nacionalismo español excluyente bajo la falsa apariencia de de una ciudadanía aséptica que debe constituir el ideal hacia la cual debe de camniar toda la humanidad.
Dicho sea con todos los respetos Daniel, lo de la gente como tú es el típico topicazo de un universalimo impostado para atacar a un nacionalismo que entiende de valores positivos y defender otro nacionalismo que encuentra su autoafrimación negando la válidez de otros.
Ramón,
En fin no quiero monopolizar o alargar mis intervenciones sobre todo cuando otr@s forer@s extremadamente atados de pies y manos como mi amigo Iñigo Lizari ha podido aportar, desarrollar una exposición que creo debes de estudiar y reflexionar seriamente.
Solamente decirte que hace ya muchas lunas, que en los territorios históricos o seis estados vascos (espero que serás de los que no se cree lo de zazpiak bat), si te fijas en el escudo, en efecto solamente hay seis, comunidades, territorios, estados …como quieras.
Otra cosa distinta es que en un momento de la historia los Inquisidores Franco / Españoles cortaron la «tarta nupcial» de manera que la quinta merindad de Navarra quedaba separada del resto de Navarra, y…desde entonces bajo contról y dominio de los Galos.
Ramon, que no te moleste pero, en efecto lo que redactas en el punto 1) es cierto…y hay que vivir lo vasco, entender la forma que convivían los vascones para poder llegar a una situación de querer desarrolarse sin ayuda de nadie, en burujabetza (ser y sentirse dueños de nosotros mismos) e insisto colaborando en voluntad y solidaridad con los vecinos. Pero como ves no aparece la palabra independencia en lo que tu mismo has tenido a bien redactar.
Porque es que a través de «burujabetza» los vascos podemos entre otras opciones querer depender solidariamente de otros peros siempre desde nuestra propia voluntad y sin IMPOSICION EXOGENA (Inquisidores Franco / Españoles) ni IMPOSICION ENDOGENA (Inquisidores Marxistas-Maoístas, ETA y el resto del MLNV).
Como te insinua Iñigo Lizari, no podrás Ramon encontrar en la Peninsula Iberica una zona, región, CCAA mas allá de los cuatro territorios históricos vascones (bajo control español) cuyos fueros FEUDALES puedan compararse a los de los vascones que JAMAS vivieron esa ESCLAVITUD. Tanto es así que se acometió la DECLARACION UNIVERSAL DE LA NOBLEZA que lo recoge el Fuero Vizcaino y el Navarro que es de carácter absolutamente positivista y universal a tal punto que declara NOBLE a toda aquella persona por el simple hecho de haber nacido en estas tierras, sin tener nada que ver con su condición económica, religiosa, racial, etc.
Un saludo cordial,
JEL pean
PD
Aprovecho para enviar un abrazo a mi amigo Iñigo Lizari y demás compañeros.
Ramon,
Josu es nuestro politico y es su trabajo defendernos y defender su pueblo Euskalherria.
Creo que usted debe de tener mal asimilado algun arquetipo nuestro que no le hace ver diferentes a la imagen interiorizada de nuestros padres y cultura, y la que puede representar esa estatua en nuestros tiempos.
No creo que nuestra cultura haya intentado introducir ningun arquetipo que «valga para todos», se intenta introducir una cultura para todos.
¿Cómo se puede ser tan bestia de escribir lo siguiente?:
«De Balparda sólo diré una cosa: os llevo en el corazón, asaltantes del “Cabo Quilates”. Gracias, gracias, gracias. Asaltantes de la cárcel de los Ángeles Custodios, donde os cargasteis al tío abuelo carlista de Jon Juaristi: también gracias, gracias, gracias». Lo firma un anormal bajo el pseudónimo «Armas pa’l puebro»
2009/08/24 a 12:04 pm. Josu Erkoreka, ¿estás de acuerdo con esta bestia parda? Es como dar las gracias a Franco por fusilar nacionalistas o decir que llevas en el corazón a la Legión Cóndor por bombardear Gernika.
Kaixo Josu.
Menudo nivel está alcanzando este post ,ya no basta con opinar, también se está poniendo obligado citar (Monseñor Donatien et altres).
Pues ahí va mi contribución : Amin Maalouf. «Les Identités meurtrières».
Leéroslo, plis.
Por lo demás, magnífico trabajo, Erkoreka.
Un saludo
A Kepa I
Quedo corregido en las cuestiones históricas que mencionas sobre los fueros. También me ha corregido Iñigo Lizari. Reconozco que me he metido a saco (y sin ninguna necesidad) en un tema que no domino lo suficiente.
A mariasun
No tengo ni idea de lo que estás hablando.
Hoy es 26 de agosto. Veo un comentario de «mariasun» del día 25 que ya está publicado, mientras que otro mío anterior a ese, del día 24, sigue con la frase «Tu comentario será revisado antes de publicarse». Si los comentarios no se hacen públicos por el orden en que se envían es un follón ¿no? ¿O es que me he perdido algo?
He leido el blog de casualidad y me he quedado perplejo. O sea, que tenemos un bilbaino que habla siete idiomas (incluyendo el de la tierra), es erudito, filósofo, sigue las vanguardias europeas. Mantiene durante años la tertulia más conocida del Bilbao de la pre-guerra y ahora de un plumazo es pro-nazi, o filonazi, como le llama Anasagasti. Con una palabra, ahí va todo un perfil.
Y la base científica para esa calificación son el amor a su país, que era España, y los testimonios laudatorios a su muerte y poco después de los que escribían en los periódicos en el bando nacional en plena guerra civil, o poco después de terminar ésta.
De los testimonios que aportas, tú mismo destacas que era un personaje bueno, generoso, cordial, afable y simpático. Destacas también su talla intelectual: «Otro testimonio unánimemente avalado por sus contemporáneos, destaca el hecho de que gozaba de una sólida formación académica y una amplia base cultural. Todos le recuerdan como un hombre leído, culto y brillante que seguía muy de cerca a las vanguardias europeas del pensamiento, la literatura y el arte»
Pero le condenas (con castigo de retirada de calle) porque consideraba que su patria era España y por los comentarios laudatorios de los que escribían en los periódicos del bando victorioso en la guerra civil. Como en casi todos lo conflictos, las partes tienden a arrimar a su ascúa a todos los que tienen prestigio profesional, intelectual o personal. Y más si el interfecto está muerto (por lo que no puede hablar), o como en este caso, asesinado por los enemigos de los apologistas. En el caso de Unamuno, de poco le sirvió al regimen de Franco el intentar sacar partido de su persona. Pues estaba vivo y no se dejó manipular.
Me sorprende que no hayas encontrado a ningún autor contemporáneo de Eguillor, es decir, de la época en que vivía y actuaba, y pensaba y hablaba en el Lyon d´Or, que aporte comentarios negativos sobre la persona o las tertulias de Pedro Eguillor. Hay comentarios laudaratorios de un montón de personas del regimen franquista, en los comienzos del franquismo, y luego tus conclusiones: si ellos le aplauden, entonces es como ellos. ¿Cómo es que en un ambiente tan enrarezido políticamente como era la segunda república en España, en una villa tan activa políticamente como era Bilbao, un personaje como Pedro Eguillor mantiene una tertulia con esos tintes nazionalfascista, y no sale en los periodicos, en las columnas de uno u otro signo? Imagino que si no los aportas es que no los has encontrado, con la profusión con que aportas los laudatorios.
Termino. Que suena conocida, y es muy triste, esta práctica de desligitimar o calumniar (filonazi?) a quien no piensa igual que uno, despojándole de su prestigio intelectual o como persona con coletillas que suponen – en este caso, y en casi todos – si no una mentira profunda, al menos una injusticia poco documentada . Por este camino han ido ya Pío Baroja, Miguel Unamuno y otros.
Me dan envidia esos pueblos que admiran a sus personajes históricos relevantes independientemente de que hayan cometido errores, hayan defendido posiciones que hoy parecen trasnochadas, o simplemente, no han dejado, como es el caso, su pensamiento por escrito. Y así, la categoría intelectual y humana de las personas queda a merced de si contribuyen o no al objetivo político del atacante. Triste.
Efectivamente, jose mari, triste. Triste que te hayas lanzado a escribir un comentario bien largo, cargado de reproches a mi persona et alii, sin ponderar adecuadamente lo que se escribe en el post original. Cuando redacté la entrada que encabeza esta larga serie de comentarios, pensé en elaborar un texto aséptico, meramente descriptivo, sin juicios de valor ni calificativos personales. Y de hecho, es así. Se reproducen, literalmente, las cosas que sus discípulos escribieron sobre su pensamiento y su influencia política en los diarios de la posguerra en Bilbao, sin incluir comentarios personales o apreciaciones subjetivos. Y lo cierto es que todos los que hablaron sobre Eguillor, apuntaban en la misma dirección. Fue todo un precursor del fascismo en España. Y en Bilbao. No lo digo yo. Lo dijeron ellos y está escrito. La hemeroteca lo atestigua. Comprendo que haya gente a la que no le guste que yo recuerde estas cosas, pero las citas que aporto son, todas, auténticas y literales. Y Olascoaga, uno de los habituales de su tertulia, recuerda que le decían: » y nos agradecería sobremanera esta sincera aseveración, porque, según él., .
A partir de ahí, que cada uno piense lo que quiera sobre el personaje y sobre la tertulia. Y tú josemari, eres libre de pensar que todos exageraban y que, en el fondo -aunque sus discípulos no se diesen cuenta de ello- Eguillor era un demócrata impecable, que siempre luchó por las fórmulas representativas y por el respeto a los derechos fundamentales.
Un saludo.
Solo por curiosidad «amigo» Erkoreka, me gustaría saber ¿a como se mide el kilo de nacionalismo en euros?
¿se es mas nacionalista con un buen sueldo verdad?
Yo no propondría cambiar el nombre de la plaza, yo propondria quitaros a todos los politicos rastreros y pseudo-cultos de tertulia PAGADA de la circulación. Viviriamos mejor.
¿cuantas tropelias habeis cometido en el nombre del nacionalismo? seguramente, si el iracundo Sabino levantara la cabeza se avergonzaria de un monton de tu partido, autenticos vividores de la lengua. Tu y la gente como tu habeis convertido el nacionalismo en un mercado persa.
Gracias por tu atencion
Te estoy inmensamente agradecido, vasco de bien, por la lección de integridad y buenas maneras que acabas de darme. Mi gratitud nunca podrá estar a la altura del altruismo y la generosidad que exhibes en tu comentario. Me haces unas preguntas a las que no puedo responder. Te interesas -interés tenebroso- por el precio del kilo de nacionalismo en euros. ¿De qué nacionalismo me hablas? ¿Del nacionalismo español, del francés o del australiano?
Tras la lectura de tu docto, respetuoso y bien argumentado alegato me quedan varias dudas. No sé si lo que no te gusta es el nacionalismo (supongo que vasco), la clase política, los corruptos o, sencillamente, los parlamentarios democráticamente elegidos. Me temo que en el fondo, lo que no te gusta es que los parlamentarios se elijan en elecciones democráticas. Tampoco sé si lo que me reprochas es el hecho de ser nacionalista (vasco, por supuesto) o el hecho de devaluar el nacionalismo (vasco, claro) convirtiéndolo en un mercado persa. Eso sí, lo de «vividores de la lengua», me ha conmovido. ¡Qué original!: «Vividores de la lengua». Por malo que pueda ser -que no acabo de verlo- prefiero ser un vividor de la lengua que dedicarme a proferir amenazas como la de que «quitarnos de la circulación» a los políticos que no somos de su gusto. Un poco fuerte, ¿no?
Debo confesarte mi admiración por tu capacidad de contestar a todas y cada una de las intervenciones en tu blog con profusión y dedicación. Me voy a hacer blogadicto en tu blog a este paso, aunque me cuesten, y me cuestan, horas de sueño.
Repasando otra vez tu contestación y los dos blogs sobre Pedro Eguillor y su tertulia me ha llamado mucho la atención tu fijación con la posición de la tertulia con el nacionalismo vasco, si eran anti-nacionalistas, de un españolismo rancio. Y se ha disparado mi imaginación hacia esa tertulia, y hacias otras que antes y después han sido y son centro importantísimo de intercambio de ideas, de novedades en el ámbito de la ciencia, del pensamiento de las artes, o incluso de los deportes o de los toros o de la música. Y se me ha ocurrido pensar (con la misma libertad con la tú mismo imaginas lo que se decía en la tertulia) en el poco tiempo que probablemente esa tertulia dedicaba al nacionalismo y al anti-nacionalismo vasco. Estoy convencido que te sentirías decepcionadísimo de lo poco que se hablaba de nacionalismo vasco y no vasco en ese foro. Hasta donde yo sé, he oído y leído, no era una tertulia básicamente politica.
En una tertulia relevante que durante muchos años se mantuvo en un pequeño rincón de Vizcaya, se hablaba de los últimos progresos conocidos en el ámbito del conocimiento humano. Hoy mismo, en la villa de Bilbao hay algunas tertulias (no las radiofónicas, por favor) con ese mismo objetivo. Te aseguro que no se hablaba, ni se habla del nacionalismo vasco por mucho que me consta que hubo y hay miembros de estas tertulias que simpatizan con esas ideas políticas (como en la de Pedro Eguillor, como tú y algunos de los comentaristas de tu blog afirmais). El nacionalismo vasco, o el rancio españolismo no están entre las típicas áreas de conocimiento y entrenimiento que animan las tertulias. Al menos las que yo he conocido y conozco.
Tertulia es una palabra que no tiene una traducción inmediata al inglés o al francés. No es un acto ni un evento: es una disposición del espíritu a disfrutar del conocimiento, del intercambio de información, del debate. Casi siempre de boca de gente más preparada que uno, que pone a disposición de los demás su conocimiento, muchas veces precedido de un estudio del tema, pues a las tertulias de nivel no se puede ir con preparación de tertulia radiofónica.
Tertulias del Café Gijón, de numerosos «casinos» de la geografía española con mayor o menor prestigio o tradición, pero todas ellas enfocadas mejor o peor a ese objetivo de entretener enseñando e interesando a sus miembros. Pero no quedan documentos escritos ni otros registros que los que los propios tertulianos se llevan consigo al terminar la sobremesa.
La personalidad de Pedro Eguillor es más interesante y enigmática precisamente por ese hecho: siendo un personaje de formación y profundidad reconocido por todos los que le trataron, no se conserva ninguna idea suya por escrito: era el perfecto tertuliano. Egoista, pues se quedó él con todo su conocimiento, con todas sus reflexiones que no compartió más que con un pequeño grupo de habituales, pero tertuliano consecuente.
Y esa tertulia legendaria va a caer, junto con el cartel de la plaza de su miembro más relevante (no suele haber presidentes en las tertulias, eso queda más para organizaciones más prácticas) por la declarada (en este blog) posición contraria a las ideas del nacionalismo vasco .
Te prometo leer tus otros blogs con interés.
Visto que me gusta escribir en tu blog, dejo para otro día algún comentario sobre la España (y la Europa) de los años 30 y las consideración que haces sobre la condición de demócrata, amante de las libertades y defensores de los derechos humanos en esa época. Precioso tema.
Lamento decepcionarle, josemari, pero no respondo a todo el que introduce comentarios en el blog. Carezco del tiempo que precisaría para ello. Aparte, claro está, que no todo lo que se consigna en él amerita la dedicación y el esfuerzo que supondría semejante pretensión.
Me dice usted que le sorprende mi «fijación» -así le llama- con la «ocupación de la tertulia con el nacionalismo vasco». No sé por qué razón ha de resultarle extraño mi interés -así le llamo yo- por ese extremo. Soy nacionalista vasco. Y es evidente que, al ocuparse de las cuestiones políticas -también lo hacía de otro tipo de cuestiones- se imponía el antinacionalismo vasco y la fervorosa adhesión a la unidad español. Pero no es que lo diga yo, o que sea mi fértil y calenturienta imaginación la que me haga verlo así. Creo que he aportado numerosos testimonios -podría aportar bastantes más- que avalan lo que digo. A pesar de lo cual, usted asegura estar convencido de que, si descubriese la verdad -que al parecer no soy capaz de intuir- me sentiría «decepcionadísimo de lo poco que se hablaba de nacionalismo vasco y no vasco en ese foro». Obviamente, no sé cuánto se hablaba sobre ese tema en la tertulia. Pero nadie lo sabe a ciencia cierta. Ninguno de sus asiduos vive ya para decírnoslo. Lo que sí sabemos -por boca de varios de sus miembros habituales- es que, cuando salía a colación el asunto político, la significación mayoritaria de los tertulianos era contraria al nacionalismo vasco y afín a las expresiones más autoritarias y antipluralistas del nacionalismo español. Eso -insisto- no es producto de mi imaginación. Es información directamente suministrada por sus componentes, como he intentado demostrar a través de las citas traídas a colación, que no son pocas ni confusas. Y es algo, también, que cabe inferir sin dificultad se se analiza la biografía de muchos de ellos, entre los que se encuentran, falangistas de la primera hora, ideólogos del fascismo en España y próceres locales de la prensa franquista más cerril.
Mi escrito no pretende formular una teoría general sobre las tertulias. Tampoco aspira a detectar pautas de aplicación universal a todas ellas. Se centra, exclusivamente, en el análisis de un aspecto concreto de una tertulia concreta y de un personaje que, gran parte de sus miembros consideraron como el mentor de la misma. No menos, pero tampoco más. Entiendo que en el post se aportan datos que enturbian un poco «verdades» tenidas por incontrovertidas por la correctness local -esa que sólo destaca el hecho de que los tertulianos eran gentes inteligentes, brillantes y atentas a la evolución de los tiempos- pero creo, francamente, que no resulta fácil descalificar de un plumazo sus conclusiones. Por cierto, no creo que un humilde blog como este, tenga la capacidad de influencia que se requiere para alterar lo más mínimo el callejero de Bilbao. Aparte, claro está, de que no postulo en él la retirada del rótulo. Doctores tiene la iglesia…
Un cordial saludo
Prometí volver a su blog. Y le hablaré de Vd. en correspondencia a su tratamiento hacia mi persona. Cuando miro hacia atrás, a los años 20, 30 y 40 del siglo pasado y a los acontecimientos que se vivieron en España, en Europa y en el mundo, intento imaginar las tensiones que vivían las personas de la calle en esos años, sus temores y sus ilusiones. Por eso me interesa Pedro Eguillor y su pensamiento y el de muchos de sus coetáneos en la Villa. Por qué un grupo de intelectuales liberales y cultos se inclina del lado de los insurrectos en 1936, como muchos de su generación.
No soy historiador, sino un aficionado lector, pero sé que en 1917 había triunfado en Rusia la revolución bolchevique. Su activismo internacional produjo numerosos partidos y organizaciones comunistas en toda Europa, cuyo objetivo era establecer la dictadura del proletariado, sin ambages ni edulcorantes. Como efectos colaterales de la revolución rusa y de sus distintas facciones, aparecieron organizaciones anarquistas, cuyo objetivo era, entre otros, la desaparición del estado moderno, tal y como lo conocemos. Las democracias burguesas al estilo de principio de siglo en Europa eran enemigo declarado y directo del ideal comunista.
Tras la primera guerra mundial, y las duras condiciones que las democracias vencedoras imponen al perdedor, se va haciendo fuerte en Alemania un partido de fuerte inspiración etnicista, xenófobo y anticomunista, el partido nacional-socialista que cala en una población humillada y necesitada de liderazgo ilusionante. Por desgracia para la humanidad, ese papel lo asume el partido nacional socialista cuyo objetivo viene a ser también, asumir el poder, parapetarse en él, y cambiar el orden político en Europa.
Las viejas democracias burguesas, Inglaterra, Francia tenían gobiernos débiles y su liderazgo transnacional se veía amenazado por las ambiciones expansionistas de soviets y nazis.
Y en ese contexto llega la segunda república a España. Yo creo que con mucha ilusión por parte de la mayoría de los españoles, que esperaban un cambio del régimen monárquico anterior del que coleaban las pérdidas de Cuba y Filipinas, y los desastres de África. En casi todos los libros que tratan de la segunda república española se puede percibir de manera clara el deterioro de la convivencia civil en España en esos años. Quema de conventos, organizaciones civiles y paramilitares que toman las calles. El año 1933 las llamadas derechas ganan las elecciones y los partidos socialista y comunista y sus órganos sindicales responden en 1934 con el levantamiento de Asturias y Cataluña, que el Gobierno de la República tiene que reprimir y restablece el orden enviando al ejército. La confrontación en la calle entre militantes comunistas, anarquistas, y falangistas se hace regular.
Durante el año 35 y 36 la situación, lejos de mejorar, empeora a ritmos crecientes. El pretender que España era en Junio de 1936 un estado de libertades donde la democracia y el respeto a las opiniones de los demás florecían es más que una ingenuidad, una estupidez. El Estado de Derecho luchaba contra fuerzas bien organizadas que pretendían tomar el poder, y no soltarlo. Para hacer las cosas más evidentes, el dirigente de uno de los partidos de la oposición es asesinado en julio del 36 por la policía del estado ayudada por los guardaespaldas de Indalecio Prieto.
Este es el estado de cosas muy resumido en Julio de 1936. Mi impresión es que entonces como ahora, los paisanos de la calle no eran afiliados a partidos políticos en general, tenían sus preferencias, pero cambiaban de voto como se observan en las distintas confrontaciones electorales.
La situación entonces es la de una fractura social que avanza hacia el precipicio de la confrontación. No es sólo el caso en España, pero sí es en España donde en 1936 la situación toma esos tintes y alcanza esos límites. España es el campo donde se juega ese partido.
Y en Julio de 1936 el ejército decide intervenir. Mola primero, con otros generales animan a Franco a liderar el levantamiento militar de Julio de 1936, y los españoles tienen que tomar partido. Por supuesto que influye donde se encuentra uno el 18 de julio de 1936. Pero así y todo, personas y organizaciones tienen que tomar partido respecto al pronunciamiento militar. Yo no sé ni nadie lo sabe que hubiera pasado en nuestro país si el ejército no se hubiera rebelado contra el gobierno de la república. Pero una vez establecida la rebelión, los bandos se conformaron: por un lado los leales al gobierno de la república entre los que estaban sus fuerzas constitutivas: socialistas y comunistas y sus sindicatos con otros que conformaban el frente popular, algunos radicales y liberales, los partidos nacionalistas catalanes y tras unas dudas, también el partido nacionalista vasco; por el otro lado conservadores, liberales, monárquicos, tradicionalistas, carlistas y falangistas y una parte muy importante de la oficialidad militar y del clero. En los dos lados se apuntaron también muchos no afiliados a ninguna de las facciones políticas pero que quisieron o tuvieron que tomar partido. Y lo tomaron. Algunas organizaciones dudaron y no tuvieron fácil la elección, como parece que sucedió en los primeros momentos en el partido nacionalista vasco.
¿Cómo es que intelectuales, liberales, conservadores, nacionalistas de la preguerra prefirieron apoyar al gobierno rebelde frente al republicano legalmente establecido? Si no se lo explican bien Juaristi y Unzueta, es probablemente porque no han indagado suficiente en la situación que vivieron, y en la elección que tuvieron que hacer estos individuos. ¿Donde había más garantías de dignidad para la persona, respeto al individuo, estado de derecho? Probablemente en ninguno de los sitios en el corto plazo, pero bastante más en un sitio que en otro a medio y largo plazo, como el tiempo ha venido a demostrar. Vd me dirá que en el lado republicano, y que lo demás es fascismo, pero si me dan a elegir entre las democracias populares que constituyeron los gobiernos comunistas vencedores de la segunda guerra mundial en Rusia, los de todas las repúblicas soviéticas y sus satélites del este de Europa, o la España de Franco, yo no tengo la menor duda sobre lo que elegir. Y probablemente conmigo una gran mayoría de las personas que conozco, independientemente de sus actuales preferencias políticas. Si me dan a elegir entre una post guerra a la soviética como se impusieron en Polonia, Checoeslovaquia, Hungría, y el resto de los países bajo control soviético, o la dictadura de Franco, yo me quedo con la última. Gracias. Pero me dirá Vd. que esa no era la elección, que se trataba de un régimen democrático contra otro golpista. ¿Es qué se cree Vd. que el levantamiento de Asturias y Cataluña de 1934, propiciado por las mismas fuerzas políticas que gobernaron a partir de febrero de 1936, y contra las que se levantaron los militares en Julio de 1936, perseguía el establecimiento de un régimen de libertades, un régimen democrático? Espero que no sea Vd. tan ingenuo. Me decepcionaría!
Yo también, y salvo algún talibán más lejano o cercano, casi todos los ciudadanos preferimos los regímenes de libertades y los gobiernos democráticos. Con mucha diferencia sobre la siguiente opción.
Siempre nos quedará la duda sobre qué hubiera pasado en España en 1936 si no hubiera habido un levantamiento militar. A los polacos, checos, húngaros, y en general, a los habitantes de todas las repúblicas soviéticas y satélites se les despejaron las dudas muy pronto a partir de 1946 cuando sus gobiernos “democráticos” se volvieron menos sensibles a las libertades individuales y a las bellezas del estado de derecho. El régimen de Franco anuló a la oposición política pero poco a poco fue abriendo espacios donde los ciudadanos pudieron desarrollarse y el país convertirse en un estado moderno. Le costó desaparecer pero desapareció.
Prefiero que no me den a elegir entre el Chile de Pinochet y la Cuba de Castro, pero los resultados hablan por sí solos. Chile es hoy un estado moderno, que ha dejado atrás, muy atrás, los tiempos en los que los partidos pro-soviéticos y sus sindicatos hicieron casi imposible la convivencia diaria. Cuba sigue, aunque eso sí, con muchos médicos, hundida en la desesperanza cincuenta años después.
Pero volviendo a nuestra tertulia Bilbaina, podemos decir, como dice Vd. que Pedro Eguillor era filonazi o falangista de primera época, pero eso es como decir que sus compañeros nacionalistas de Vd. eran, por preferir el lado gubernamental, trotskistas, estalinistas o anarquistas. Una tontería.
Compruebo que se ha tomado en serio el asunto, ¿eh? Lo celebro. Estudiaré sus reflexiones con detenimiento -carezco, en este momento, del tiempo y el sosiego que ello requiere- pero le adelanto una precisión. Reproduzco de la última parte de su escrito la siguiente frase: «podemos decir, como dice Vd. que Pedro Eguillor era filonazi o falangista de primera época». Perdóneme por la apostilla, pero no soy yo quien lo digo. Lo dicen sus discípulos y compañeros de tertulia en un sin fin de artículos que publicaron en los meses inmediatamente posteriores a su muerte e incluso mucho después. ¿Se ha leído el post entero? Vuelva a leérselo y comprobará que mi aportación personal no va mucho más allá que la recogida, ordenación y exposición sistemática de unas citas cuyo contenido es inequívoco. Mi tesis no es -por favor no me simplifique- que todo aquél que se alineó en la guerra con el bando insurrecto fuera un fascista asqueroso. Nunca lo he dicho. Pero cuando los miembros más selectos de la tertulia recuerdan reiteradamente que Eguillor fue uno de los grandes promotores de las ideas fascistas en España -unas ideas que, según ellos, expuso con frecuencia en la tertulia, sirviéndose de sus miembros para difundirlas- no me siento con capacidad para desautorizarles. Si usted sabe más que ellos sobre lo que pensaba Eguillor, le rogaría que me hiciese saber cómo lo ha conseguido. Si no, supongo que tendrá que aceptar su testimonio, que es el que recojo en el post que a usted tan poco le gusta.
Un coardial saludo
Hombre, José Mari, pero no pudíais haber dejado de matar gente una vez que dísteis la guerra por terminada, cautivo y desarmado el ejército rojo, en 1939?
Podíais heber tenido ese detalle. Fueron unas decenas de millares de ciudanos los que masacrasteis después. Sí, ya sé que el gulag era mucho peor y los campos de exterminio nazis, pero vosotros también os pasasteis un tanto, no?
Por lo demás a mí me pasa lo mismo. Con la rebelión de ETA en 1959 había que tomar partido. O una Espana franquista o como la actual o una Espana que dejara en paz al País Vasco. Como demócrata y liberal no me queda otra opción que sentir simpatía por la insurgencia vasca, como comprenderás si te pones en mi posición.
Yo también comprendo la tuya. Queda claro.
Un saludo,
D
JELen agur
La brillante exposición de josemari, es tramposa.
Plantea una falsedad: la eleccion entre la dictadura alzista y la comunista. Esa disyuntiva no se planteó, aunque se pudiera dar la situación en uno u otro momento.
Más bien lo que se planteó fue el de unas ideas que triunfaban ampliamente en Europa y fuera de ella en relación a un orden dictatorial por encima de las libertades individales y colectivas. Era la moda de la dictadura fascista en la que muchos cayeron.
Tambien es cierto que los promotores del alzamiento utilizaron todo tipo de artificios como manipular sentimientos religiosos. Todo era válido.
Al final fue Stalin (en Yalta) el que dio carta de validez a Franco y EEUU dejo de interesarse por éste y se dedico a vigilar al bloque del Este.
La aniquilación a que fue sometida buena parte de la ciudadania navarra (donde no hubo frente de guerra), y la ocupación sin paliativos de la tierra de los vascos son buena prueba de la verdadera intención de los alzistas (lo que menos les preocupaban era los comunistas): la implantación de un nuevo orden, no el control del socialismo revolucionario expansivo. Lo que se expansionaba con más furor entonces era el orden fascista.
Los vascos iempre hemos sufrido la agresión alzista, no como una protección anticomunista, sino como el intento de incluir al pueblo de los vascos dentro de ese nuevo orden artificial (tanto como el comunista, hasta en eso se parecen). Nosotros teniamos la protección antitotalitaria derivada de nuestra tradición de defensa de las libertades, tan bien expuesta por los nacionalistas de aquella época (Irujo, Landaburu, Aguirre, Leizaola, Irala, etc).
Daniel, Ramón ánimo y seguir en defensa de la argumentación contra el nacionalismo. Ninguno bueno.
Siempre distinto significa mejor, como habéis comentado.
Debe de ser un tormento para Donatien vivir en Hungría donde todo el mundo lo verá tan diferente. Con afecto para Donatien.