La prensa de hoy destaca con grandes caracteres unas declaraciones que Zapatero hizo ayer por la mañana y en las que afirmaba que “ETA ha desperdiciado sus tres oportunidaodes, ya no habrá más”. Prácticamente todos los medios interpretan las palabras del presidente como expresión de su voluntad de no reeditar con ETA proceso de diálogo alguno.
Yo, sin embargo, me permito hacer dos apostillas.
Primera apostilla. Creo que las oportunidades de las que habla el presidente no son tres, sino, cuando menos, cuatro. Me explico. Cuando alude a la triple experiencia frustrada, Zapatero piensa, probablemente, en Argel, 1989, -con Felipe González- en Zurich, 1999, -con el amigo de George W. Bush- y en el proceso de diálogo público iniciado en 2006, entre ETA y el Gobierno presidido por el propio Zapatero.
Pero cuando cita estos tres casos, al presidente se le olvidan los contactos que en 1976 entabló el Gobierno de Suárez en Ginebra. ¡Qué cosas! ¡Qué injusta es la historia! Con el esfuerzo que ha hecho el espía Ángel Ugarte para hacer valer ante la opinión pública su proeza personal en aquella primera experiencia negociadora -en su denodado empeño por darse a conocer, el militar alavés de los servicios de inteligencia ha llegado al extremo de publicar un libro en el que se relata su trabajo y a conceder varias entrevistas a todo tipo de medios de difusión- resulta que ahora pasa desapercibida para las más altas magistraturas del Estado.
¡No hay derecho! ¡Que poca cosa somos! Zapatero, que entonces era muy joven, ni se acuerda de que en 1976 un comisionado del gobierno habló, también, con ETA para negociar su disolución. Y eso que, según defiende el propio Ugarte -siempre tan dispuesto a ensalzar su obra- aquella fue la única ocasión en la que el diálogo con ETA resultó eficaz, porque se logró provocar una escisión en la organización terrorista y poner las bases para la disolución de una de las dos ramas resultantes. En fin, lo dicho: No somos nada.
Segunda apostilla. En estos temas, la palabra pública de Zapatero y su corte, tiene la misma credibilidad que la de un vendedor de feria. Es decir, ninguna. Baste recordar lo que ocurrió en los meses previos a la tregua de marzo de 2006.
Ese año comenzó con fuertes rumores de tregua. Unos rumores que, por cierto, ya habían circulado por los mentideros políticos durante todo el año precedente. Era un secreto a voces que el Gobierno llevaba tiempo hablando con ETA. Pero en un momento determinado, al rumor circulante, que era ya de elevada intensidad, se suman algunos datos muy elocuentes. La prensa da cuenta, en diferentes publicaciones, de la existencia de encuentros secretos celebrados entre miembros del PSOE y de la Izquierda Abertzale en un caserío de Elgoibar; un edificio que incluso aparece fotografiado a todo color en más de una edición ilustrada.
Pero el PSOE lo niega todo. Asegura que no hay diálogo alguno, ni con ETA ni con la Izquierda Abertzale.
En una conferencia pronunciada en el Foro de Nueva Economía de Madrid, en enero de 2005, a Patxi López le preguntaron si podría confirmar los contactos y las conversaciones del PSE con Batasuna y, más concretamente, las reuniones de Egiguren con Arnaldo Otegi. Su respuesta fue contundente: “No sólo no las confirmo, sino que las niego. Creo que esto basta, porque especular daría pábulo a no sé qué cosas” (Foro de Nueva Economía.Debates 2004/2005, Tomo I, Enfoques de España, pág. 471).
Pero no sólo lo negaba Patxi López que, al decir esto, obviamente, seguía instrucciones de sus superiores madrileños. El propio Zapatero desmentía a Otegi, que en una entrevista había hablado de la existencia de contactos con los socialistas y observaba: “En absoluto. El partido socialista no ha mantenido ninguna relación con personas que puedan representar a la extinta Batasuna. No ha habido ni hay relación alguna, ningún diálogo” (Entrevista publicada en EL PAIS, 24.o4.05)
La tónica la misma durante todo el año 2005 y parte de 2006. Se siguió negando categóricamente la existencia de contactos con ETA y la Izquierda Abertzale. Lo negó Zapatero, lo negó Patxi, y lo negaron todos sus adláteres.
Tan sólo un mes antes de que se hiciese pública la tregua de ETA, Patxi era interrogado en una entrevista sobre si el partido socialista había ha mantenido contactos con Batasuna. Su respuesta es prueba elocuente de la perseverancia con la que negó en sus declaraciones públicas la existencia de esos contactos “¿Se refieren a esos que hemos desmentido constantemente?” (EL PAIS, 26.02.06). Patxi, como se ve, reconocía que había “desmentido constantemente” la existencia de esas relaciones y se ratificaba en el desmentido. Y esto ocurría sólo unas semanas antes de que ETA hiciese público el comunicado de la tregua.
Un mes después de que Patxi hiciese esta afirmación tan categórica y rotunda, los medios afines a ambos entornos políticos publicaban, a todo trapo, reportajes en los que se hablaba de contactos entre el PSOE y Batasuna -y entre el Gobierno y ETA- que llevaban fraguándose durante varios años.
GARA aseguraba el 26 de marzo de ese año que “Batasuna y PSE llevan seis años dialogando sin interrupción y con interlocución creciente”; El mismo día, EL PAIS, publicaba una pieza en la que se daba cuenta de que “La declaración de alto el fuego se fraguó en contactos en Oslo y Ginebra”.
Corolario: Zapatero y Patxi López habían estado mintiendo descaradamente durante más de un año. Negaban, contra toda evidencia, que el PSOE se estuviese reuniendo con Batasuna y que el Gobierno estuviese sondeando a ETA para iniciar, de común acuerdo, un proceso dialogado de fin de la violencia. Pero su negativa era falsa. Lo estaban haciendo.
Por eso pienso yo que no hay que hacer mucho caso a Zapatero cuando afirma, como ayer hizo, que ETA no tendrá más oportunidades. Vaya usted a saber qué tipo de tejemanejes andará haciendo en la trastienda. Para mí que, lejos de lo que da a entender en sus declaraciones públicas, Zapatero está pensando lo mismo que el general Cassinello, cuando decía, hace todavía muy pocos meses que “Toda la vida se ha hablado con ETA, unos y otros, porque me parecería absurdo que no se hiciera. Es una obligación. La paz hay que buscarla siempre, no a cualquier precio, pero hay que buscarla […] hay que seguir probando” (EL PAIS, 18.05.08) Es mi humilde opinión, que gustosamente someto a cualquiera otra que se encuentre mejor fundada.
Zapatero y Patxi López son unos mentirosos del copón. Lo dejas claro, Josu. ¿Qué es lo que ocultan ahora? Dicen unas cosas, pero piensa y hacen otras.
El que vuelva a hablar con ETA cometerá una traición con la democracia y la memoria de las víctimas. No en mi nombre.