Durante las últimas semanas, una serie de medios de comunicación han puesto en marcha una campaña tendente a difundir entre los ciudadanos la creencia de que de los parlamentarios somos una especie de vagos impenitentes, vocacionalmente llamados a rehuir el trabajo y refugiarnos en el ocio improductivo. A ese objetivo responden la larga serie de imágenes y artículos que se han publicado en cierta prensa, mostrando los escaños vacíos y subrayando las ausencias generalizadas en actos parlamentarios presuntamente importantes.
Soy consciente de que esta es una batalla que los políticos electos tenemos perdida ante la opinión pública. Los parlamentarios nunca podremos convencer a los ciudadanos de que lo esencial de nuestro trabajo no consiste en permanecer sentados en nuestro escaño mientras se desarrollan en la cámara debates en los que sabemos de antemano que no podremos participar, si cierta prensa se empeña en llevar a las portadas, con titulares alarmantes y tintes de escándalo, una fotografía del hemiciclo semivacío.
Entre los diputados, como entre los albañiles, hay de todo. Buenos y malos. Inteligentes y necios. Trabajadores y vagos. Responsables e informales. Hay de todo. Y esto lo saben, perfectamente, tanto los periodistas que cubren la información parlamentaria como los máximos responsables de los medios en los que trabajan. Es más. Unos y otros saben también que, en la inmensa mayoría de los casos, cuando se obtienen las imágenes del salón de plenos que generan tanto escándalo, muchos de los diputados ausentes se encuentran trabajando en sus despachos, atendiendo a los medios de comunicación, recibiendo a ciudadanos o preparando las iniciativas y preguntas que conformarán su acción parlamentaria futura.
Lo saben pero, sin embargo, no tienen reparo alguno en publicar lo que publican, ni de hacerlo con el tono alarmista y pretendidamente delator con el que lo hacen.
El puesto de trabajo de un parlamentario no está sólo en el escaño, como tampoco el del periodista se encuentra exclusivamente en la redacción. La ausencia del escaño sólo es grave cuando al diputado le llega el turno de hablar y es requerido por el presidente para ello, o cuando es convocado para votar. Entonces, su ausencia es imperdonable. Pero cuando el orden del día -siempre fijo y claro- no contempla la posibilidad de que un determinado electo pueda participar en el debate, un debate que, además, puede versar sobre asuntos que nada tienen que ver con su ámbito de especialidad, no es razonable exigirle una presencia permanente en el hemiciclo, cuando es obvio que puede aprovechar más eficazmente su tiempo de otra manera. Más aún, creo que lo irresponsable sería exigirles acríticamente esa presencia.
Es cierto que hay políticos vagos, negligentes e incluso indolentes. Lo que no es cierto es que todos lo seamos por igual y que esa imagen se pueda generalizar. Pero si los medios se proponen transmitir a la opinión pública el estereotipo del político holgazán, despreocupado e irresponsable, me temo que apenas nos queda margen para defendernos. Queramoslo o no, esa percepción acabará arraigando entre los ciudadanos, y tendremos que apechugar con ese sambenito.
Lo que habrá que preguntar es por qué razón los periodistas y los medios en los que trabajan proyectan una imagen que saben que no se ajusta a la realidad. ¿Por qué lo hacen? Y, sobre todo, ¿para qué lo hacen?; ¿con qué objetivo?
Nada es gratuito en el mundo mediático. Todo lo que se hace tiene su causa y su propósito.
Y tampoco puede decirse que nos hallemos ante un contubernio general contra la clase política, porque cuando les interesa, saben salvar la imagen de tal o cual diputado cuyas virtudes desean ensalzar.
Voy a poner un ejemplo.
Los mismos medios que participan en la campaña a la que me refiero en este post, han publicado piezas desbordantemente elogiosas para el diputado navarro del PP Santiago Cervera. Se ha destacado su coherencia, su lealtad y su fidelidad al Grupo Parlamentario Popular. Ya, pero…ninguno de ellos ha aludido al hecho de que es un diputado prácticamente inédito en la Cámara. Seis meses después de iniciada la legislatura, sólo registra en su haber una intervención ante el pleno. Una. Tomó la palabra para fijar la posición de su grupo en relación con una moción presentada y defendida por la diputada de Na Bai Uxue Barkox.
Como se ve, Cervera, no ha destacado precisamente por la intensidad de su trabajo parlamentario. Pero -insisto- los mismos medios que publican las fotografías del hemiciclo vacío y cargan las tintas sobre la indecencia de la abúlica clase parlamentaria hacen de él panegíricos tan inflados que resultan ruborizantes.
Insisto: ¿Por qué? ¿Para qué?
ciertamente dificil dar a entender o comprender el contenido de vuestro trabajo, pero en boca de todos está el sueldo de parlamentario y es claro y evidente que dada la situación que vivimos y las ausencias tan elocuentes , igual sería mejor fijar un sueldo base y que las presencias y , por supuesto, participación en el congreso fueran un complemento El apartado de si apoyo a este o al otro en función del medio que se trate, alde batera . Animo, en la conciencia , participación y en los resultados de cada congresista esta la realidad.
No podía faltar el victimismo en un nazionalista como usted. Ahora va a resultar que toda la culpa de la mala prensa que tienen ustedes los políticos es de los periodistas. Pues no. Discrepo. La tienen ustedes.
Esta claro que algunos se ganan el sueldo y otros no. Estoy seguro que hay diputados(en todos los partidos), que se ganan el sueldo. Incluso, con el nivel de responsabilidad que tienen, en algunos caso, me parece incluso poco. Así de claro.En el caso concreto de Josu y sus colegas, solo con el acuerdo de la trasferencia y la tajada que han sacado para los ciudadanos vascos, se han ganado su sueldo y mucho más.Por cierto, ayer, Gorka Landaburu(socialista por cierto) dijo en la tele que los 5 diputados del PNV estan en el congreso(entre los pocos). Jarraitu horreñla!!!
Es cierto, Marian y Iosu, que no todos los diputados trabajamos lo mismo. Pero es verdad, también, que no todos cobramos igual. Existe un sueldo base, que es idéntico para todos, y una serie de complementos que están asociados a funciones o cargos que, en general, entrañan un mayor trabajo. El portavoz de una comisión, por ejemplo, cobra por serlo, pero esa portavocía le exige, también una mayor dedicación.
Pero en última instancia, como dice Marian, es la conciencia de cada diputado la que le impulsa a trabajar o a cruzarse de brazos.
Por lo que se refiere a nosotros, los diputados del PNV, la verdad es que no tenemos ni ocasión de elegir si queremos ser trabajadores o no. Como sólo somos seis -no cinco, como decía Landaburu- tenemos que multiplicar nuestro esfuerzo para responder adecuadamente al volumen de trabajo que, en otros casos, llevan a cabo entre más de un centenar. Cuando se habla de diputados vagos y haraganes, la verdad es que nosotros, los del PNV, nunca nos sentimos aludidos.
A Curro, le quisiera hacer una precisión. No soy nazionalista, sino nacionalista, que no es igual. Lo de nazi se vio muy pero que muy bien en España, entre los años 1936 y 1944, pero no, precisamente, por parte de los nacionalistas vascos, sino por parte de quienes consideraban que su nación era la España una grande y libre. Por lo demás, no culpo a los periodistas de todo lo que nos ocurre a los políticos. Cada palo debe aguantar su vela. Yo admito que entre los parlamentarios hay de todo. Pero hago notar igualkmente que, entre los periodistas, hay, también -aunque no solo- gente muy poco rigurosa y seria.