Es increíble. Durante los últimos días, cierta prensa está desarrollando un esfuerzo tan denodado por dar cobertura al gobierno de Zapatero en el espinoso asunto de los piratas somalíes, que a punto han estado de asaetarme públicamente por mis críticas a la escasa diligencia con la que el ejecutivo se ha conducido en la materia. Al final seré yo, que vengo advirtiendo insistentemente sobre el peligro real que se cierne sobre los buques atunero-congeladores de pabellón español que trabajan en el océano índico, el culpable de lo ocurrido con el Playa de Bakio.
Me he pasado casi dos años clamando en el desierto; intentando sin éxito atraer la atención de Zapatero y su gobierno, sobre la necesidad de hacerse cargo del grave problema de seguridad que padecen las embarcaciones pesqueras -mayoritariamente vascas- que faenan en las aguas del cuerno de África. A lo largo de este tiempo, he presentado numerosas iniciativas en el Congreso: Peguntas parlamentarias, propuestas de resolución, solicitudes de comparecencia, reivindicaciones, reclamaciones, exigencias,…pero he de reconocer que mi esfuerzo ha sido en vano. Casi nadie me tomaba en serio. Muchos pensaban que mi empeño en volver una y otra vez sobre este asunto, era una especie de excentricidad caprichosa. Y el Gobierno, apenas me ha prestado atención. La cuestión que les planteaba excedía con mucho su disposición a mojarse en asuntos conflictivos de relevancia exterior. Ha escuchado mis alegaciones, es cierto, pero no ha pasado de levantar los hombros y mirar indiferente hacia otro lado, confiando en que otros temas menos problemáticos desplazasen a éste de la agenda política.
No ha enviado, como le exigió el Congreso de los Diputados, una fragata que asegure la protección de estas embarcaciones. Una vez más, ha incumplido ostensiblemente un mandato parlamentario claro y expreso. Pero tampoco ha adoptado medidas alternativas para procurar el objetivo propuesto. Ni ha gestionado el asunto en el plano bilateral con los países que cuentan con buques de guerra en la zona, ni ha desarrollado ofensiva diplomática alguna tendente a garantizar que la seguridad de los barcos pesqueros se procure desde un compromiso multilateral alcanzado en la ONU, la UE o entre los países que tienen barcos pesqueros en el lugar: Básicamente, Francia, China, Japón y Corea del sur.Sabemos que resulta imposible garantizar de un modo absoluto y terminante la inexistencia de ataques piratas en la zona. No hace falta que nadie nos pase ahora esta evidencia por las narices. Pero de ahí a quedarse mano sobre mano, desentendiéndose del asunto, dista un abismo que el gobierno de Zapatero ha saltado sin dificultad y sin ruborizarse lo más mínimo.
Lo que ha ocurrido con el Playa de Bakio no era una hipótesis imposible. Otros barcos han padecido episodios similares. Sin ir más lejos, el informe que el Secretario General de la ONU presentó el año pasado sobre la situación de Somalia, observaba que «el recrudecimiento de la piratería frente a la costa de Somalia» había imposibilitado atender las necesidades humanitarias del país, porque a mediados de mayo habían sido asaltados nada menos que los barcos fletados por las propias Naciones Unidas para trasportar viandas en el marco del Programa Mundial de Alimentos. Es evidente, pues, que cuando alertábamos en el Congreso sobre la posibilidad de que se produjese un ataque a nuestros barcos pesqueros, no estábamos exagerando, ni sacando las cosas de quicio. Como también es evidente, que no reaccionamos desproporcionadamente ahora, cuando recriminamos al Gobierno por su pasividad y desidia, haciendo notar que ya se lo habíamos advertido, sin que nos hiciera el más mínimo caso.
Sin embargo, cuando leo alguna prensa, me queda la impresión de que tendré que pedir perdón por haber pretendido incluir este asunto en la agenda política del Gobierno.
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